Escribe: Gustavo FerradansPasaron 17 años y su legado se mantiene firme a pesar del paso del tiempo. Por eso su recuerdo se mantiene imborrable. Es que un día como el de hoy, pero de 1996, fallecía Guillermo Roldán y su figura se convertía en leyenda.
El veterano atleta y dirigente, había pasado 64 años de su vida ligado al atletismo, con el que recorrió gran parte del país y hasta pasó las fronteras, compitiendo en Uruguay, Venezuela, Chile, Colombia, Brasil y Paraguay.
El “Negro”, como todos lo conocían y llamaban, había nacido en Villa Nueva, el 25 de septiembre de 1919, con el nombre de Ramón Servando Torres, identidad que descubrió cuando se fue a enrolar para el Servicio Militar de entonces. Fue allí que descubrió que el nombre de Guillermo Roldán no figuraba en ningún registro, aunque ese mismo nombre quedó marcado como un sello para todos los que lo conocieron.
Practicó fútbol en Central Argentino y también básquet en el desaparecido Relámpago Basket Club, pero fue el atletismo el deporte que abrazó con pasión, cuando apenas tenía 13 años.
Empezó a correr junto a otra gran figura de esos tiempos, del atletismo de esta ciudad: Juan Chiavassa y en sus primeros años compitió con figuras relevantes de esta ciudad y región como Tomás Palomeque y Pedro Requena.
Tuvo notables resultados en diferentes competencias nacionales e internacionales. En 1936, participó con apenas 17 años, de la Maratón de la Revista El Gráfico (la de mayor convocatoria durante muchas décadas), logrando el sexto puesto entre 800 atletas, y dejando atrás a figuras de renombre nacional, como Delfor Cabrera, Eusebio Guiñez o Armando Sensini, quienes en los Juegos Olímpicos de Londres 1948, culminaron en la Maratón, en primero, cuarto y octavo puesto, respectivamente. Sus inicios fueron en pista, pero con el tiempo y el paso de los años se fue volcando a las pruebas callejeras.
Ya como veterano, Guillermo Roldán fue campeón Argentino y Sudamericano de 3.000, 5.000 y 10.000 metros.
Su permanencia en la actividad durante 64 años se debió a su vida ordenada, su apego a los entrenamientos y su excelente nivel físico.
Era normal, antes del atardecer, verlo correr por la costanera, entre el Polideportivo y el Cristo Redentor, con su paso corto, casi arrastrando los pies, y con un pañuelo envuelto en su puño. Eso se repetía cada tarde, sin importar la temperatura y la época del año, durante muchos años. Porque para muchos, era más que un atleta, era la “leyenda que corre”, como alguien lo llamó.
El “Negro” dejó marcado su recuerdo en quienes compartieron con él distintas competencia y viajes, donde todos destacaban su buen humor y su ánimo inquebrantable. Inclusive alentaba a quienes competían a su lado “es que no son rivales, son mis compañeros de sufrimiento”, solía comentar a este periodista.
Durante 35 años fue empleado de la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos de esta ciudad, donde se desempeñó como técnico químico.
Atleta y dirigente, también fue presidente de la Asociación Villamariense de Atletismo, durante muchos años, dejando un legado imborrable en sus sucesores: Daniel Sotto, Ariel Valdemarín y Carola Doñate, para sólo nombrar algunos de ellos.
Alguna vez, alguien calculó que la cantidad de kilómetros recorridos en competencias y entrenamientos por parte de Roldán era equivalente a dos vueltas completas a nuestro planeta.
Símbolo indiscutido del deporte de esta región y ejemplo de perseverancia, su salud comenzó a decaer en los primeros meses de 1996, y sorpresivamente, se le detectó una cruel enfermedad que fue apagando su vida, pero al mismo tiempo encendiendo su leyenda.
Su recuerdo sigue intacto hoy, a pesar que hace ya 17 años Guillermo Roldán se fue a correr al cielo.
