Elías Izak, especialista en mastitis, disertó el miércoles último en Villa María ante un auditorio integrado por productores de la cuenca lechera.
En diálogo con EL DIARIO Rural, Izak remarcó la importancia de la detección precoz y el tratamiento adecuado de la enfermedad para evitar pérdidas económicas importantes.
“Hay varios semáforos de alerta que tiene que tener en cuenta el productor. Uno es el de las células somáticas, en este caso, el objetivo es que sea de menos de 200 mil. Si el número supera las 400 mil, estamos perdiendo el 5% de la producción de leche y realmente es mucho dinero que se va por esa causa”.
Las otras señales de alerta que mencionó Izak es “si se supera dos casos clínicos de mastitis cada 100 vacas al mes y si tengo más de un 5% del rodeo con cuartos perdidos, estamos hablando de una producción que en mastitis, no está trabajando bien”.
Recordó un estudio realizado en la cuenca de Villa María en tambos chicos, en el cual se demostró que la mitad de los establecimientos “no usa sellador de pezones y terapia de secado, que son dos puntos que en la década del 60 se establecieron como base de la terapia”.
El otro problema es que el productor, sin asesoramiento, suele aplicar tratamientos ante los casos de mastitis sin tomar muestras previas. “Es como tirar disparos al aire”, puntualizó el especialista.
“Antes de usar un antibiótico hay que tomar muestras para establecer el tratamiento adecuado. Nosotros proponemos algunos. Uno es el intramamario, que se aplica cuando ya estamos hablando de leche alterada y le agregamos un antiinflamatorio cuando nos encontramos con el cuarto inflamado. Hemos demostrado que ese antiinflamatorio no deja residuos en la leche y que a los 30 días del tratamiento, se genera un diferencial positivo de un 60% a un 70% en producción de leche”.
“Hay que pensar que en los años 80 había 30 mil tambos y hoy quedan 10 mil. Es indispensable para seguir establecer prácticas que hagan eficiente la producción”, concluyó.
A su turno, el docente universitario y director técnico de Veterinaria en Bayer, Olegario Prieto, abordó la problemática de una parasitosis, denominada “coccidiosis”.
“El síntoma clínico es la diarrea en las primeras semanas de los terneros, pero suele confundirse con diarreas provocadas por otros parásitos, virus o bacterias”, indicó,
Asegura que sino se hace un tratamiento específico “el parásito deja huellas en el sistema digestivo de las terneras, provocando que no crezcan ni produzcan igual que los otros”.
Por esa razón, con el INTA Rafaela están trabajando en un programa que permita hacer el diagnóstico preciso para hacer el tratamiento.
“Estamos ofreciendo un kit de diagnóstico para tomar las muestras de materia fecal, a los fines de que el INTA Rafaela las analice”, informó.