La necesidad de estrechar lazos entre el Estado, instituciones e iglesias para atacar a las adicciones a las drogas fue en lo que coincidieron referentes de iglesias evangélicas que se reunieron con miembros del equipo técnico del Centro de Integración Social de barrio Santa Ana, que depende del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia.
Integrantes de iglesias, así como Gilda Ibal, presidenta de Cáritas y miembros de la Casa Esperanza de Villa María fueron escuchados e intercambiaron opiniones con el equipo que encabeza Rosa Cámpora.
Días antes, profesionales del CIS habían sido recibidos por el obispo diocesano Samuel Jofré Giraudo, también en el marco de estrechar relaciones con el fin de prevenir y concientizar sobre la problemática de las adicciones.
Gabriel Ponce, de la Iglesia Visión del Futuro, contó a EL DIARIO que coordina junto a su esposa al grupo de adolescentes y jóvenes que concurren a la misma en la zona sur de Córdoba y dijo que “llegan muchas personas con esta problemática”.
“Es una enfermedad y creemos que uniendo fuerzas vamos a poder lograr que los jóvenes puedan encontrar el camino a las salidas a las drogas y no sólo eso sino prevenir”, explicó.
“Estamos trabajando en acentuar en sus metas, en sus sueños, en que se capaciten para que no tengan la mente ociosa, sino que trabajen para cumplir sus anhelos”, agregó.
Ponce advirtió que no son los jóvenes los principales afectados por este flagelo según lo que ve desde su lugar, sino que el drama atraviesa edades. Y confirmó que el flagelo se acrecentó con el paso del tiempo.
“Todo nace desde la familia y en la falta de contención de jóvenes. Hay separaciones, divorcios y los jóvenes buscan salida en las adicciones por la falta de contención. Tampoco hay modelos a seguir y sólo viven el hoy”, advirtió.
Ponce contó que hasta ahora no trabajan con el Estado y que lo planteado desde el CIS “nunca lo habíamos tenido, por lo que agradecemos la disposición de herramientas”.
“Necesitamos apoyo a nivel profesional, asesoramiento de especialistas, ya que nosotros sólo brindamos ayuda espiritual”, confió.
En la iglesia, trabajan con la modalidad de que alguien que haya dejado atrás las adicciones monitoree y acompañe a quienes hoy las sufren. “Hay muchos casos de recuperación”, aseveró.
“Ante casos extremos, hemos derivado a entidades”, dijo y admitió estar “sorprendido” al conocer por la gente que en la ciudad “hay todo tipo de drogas, pastillas, ácido, es muy variado”, además de ser la marihuana el común denominador.
En tanto, Celia Penayo, de la Iglesia Jesucristo es el Camino, de calle General Paz 175, asistió a la reunión como parte de un grupo de oración por niños y adolescentes en riesgo.
“No somos ajenos a esta problemática. Nos manejamos en redes y constantemente estamos orando por estos casos, desde la ayuda espiritual”, precisó.
“Ante cosas que realmente no podemos hacer, ahora podremos contar con el CIS. Hasta hoy, derivábamos casos a Nazareth o Remar, pero no teníamos una ayuda permanentemente”, valoró.
Por su parte, la delegada del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia, Rosa Cámpora, enfatizó que “creemos que en red avanzaremos en este flagelo, que ataca a cada familia”. “Ya no se puede hablar de que afecta a alguna franja según condiciones socioeconómicas, porque atraviesa a todos”, aseguró.
La funcionaria indicó que “el Estado no puede estar presente si las familias no se responsabilizan y las instituciones no se comprometen”.
“Si bien la solución no es inmediata, la contención es inmediata”, remarcó.
También confesó que desde las escuelas primarias “nos están demandando nuestra presencia, ya que quieren trabajar en la prevención desde corta edad”, hecho que valoró.