Es la referente de Vínculos en Red, una organización no gubernamental de Villa María que trabaja en la prevención y concientización sobre la trata de personas. Alicia Peressutti viajará mañana a Roma, invitada por el Vaticano, como “observer” en un seminario sobre tráfico humano. Residirá en Santa Marta, donde habita el Papa Francisco. Junto a ella irá la vicerectora de la Universidad Nacional de Villa María a cargo del Rectorado, Cecilia Conci, aunque la directiva se hospedará en otro lugar.
Emocionada, Peressutti recibió a EL DIARIO en su casa y contó cómo vive este momento y qué significa para la causa.
“Francisco es un amigo para mí. Cuando fue elegido Papa, tuve el cuidado de no molestarlo, pero le enviaba saludos”, fue lo primero que expresó.
-¿Qué significado tiene este seminario para la temática en la que usted trabaja?
-Hace 20 años que esperamos que la Iglesia ponga en agenda la lucha contra la mafia, pero en acciones concretas, con incidencia política, porque hablar es fácil, pero hay que hacer. La llegada de Bergoglio al Vaticano fue profética. Un día antes que viajara a Roma para la elección del sucesor de Benedicto, me dijo por correo: “Nos vemos a la vuelta, Alicia”. Le respondí: “Cardenal, no nos vamos a ver”. Y me contestó: “Alicia, siempre con ese miedo a los aviones”. Yo sabía que no regresaría.
-¿Cómo lo conoció y cuándo?
-(Se emociona) No voy a decirlo. Fue hace muchos años, pero no voy a decir cómo ni por qué. Y todo lo que Vínculos tiene se lo debe a él, que siempre ha estado presente con llamadas, por mail. Este es el primer seminario internacional y con una intención concreta de incidir en políticas. Hay que hacerlo, porque la mafia avanza a pasos agigantados. En algunas ocasiones uno crítica la estructura de la Iglesia, pero en este momento eso puede sostener una acción concreta.
-¿Bergoglio siempre estuvo interesado en el tema?
-Siempre. Este Papa es el Bergoglio de Buenos Aires, pero con la posibilidad histórica de hacer cosas y además con la intención de concretarlas. Y busca gente de trabajo en territorio que sabe del tema o lo sufrió, como yo: un nadie. Ha elegido para este seminario a todos “nadie”. Eso es todo un signo.
-¿Cómo eran sus encuentros con Bergoglio y con qué periodicidad se daban?
-Lo veía dos veces al año y siempre estábamos en contacto. Siempre fue el mismo. Me acompañaba a tomar el subte. Me recibía en un lugar con las sillas medio rotas, tal es así que yo le decía: “Podríamos cambiar de cuerina”. Había un sillón y dos sillas y él siempre se sentaba en la silla. El escritorio, todo viejo. Siempre preguntaba si había comido y adónde paraba. Eran sus clásicas preguntas.
- ¿Era fácil entrevistarse con él?
-Le daba audiencia a todos los “nadies” como yo. Nunca vi a un político haciendo cola para conversar con él. Tomábamos mate cocido y me preguntaba si tenía dinero. No me animaba a pedirle cosas, pero cada vez que las papas quemaron, estuvo presente.
- Muchas veces algunos sectores lo vincularon a la dictadura militar. ¿Qué piensa?
-Nunca pensé eso, quizás sí que tal vez no hizo todo lo que podría haber hecho, pero hay que tener en cuenta qué cargo ocupaba en ese momento y qué podía hacer desde su lugar. Habría que revisar las fojas de cada funcionario y ver qué hicieron en esa época... hay una caza de brujas y brujos en ese aspecto.
Peressutti cuenta que cuando recibió la invitación del Vaticano, no pudo creerlo. Antes, había pensado que no vería más a Bergoglio. “Lloré egoístamente cuando supe que era Papa, porque pensé que no lo vería más”, rememoró. Aseguró que ante la invitación se desconcertó, porque “realmente no tengo dinero para viajar”, pero el diputado Jorge Valinotto le pagó los pasajes. Rechaza suspicacias cuando se le pregunta por las lecturas que pueden despertar el hecho de que un político le abone el viaje. “Siempre nos ayudó”, remató. Luego conoció que el Vaticano se encargaría de sus boletos, por lo que rechazó la proposición de la Santa Sede.
Tiene una valija llena de cosas que la gente le ha dado en los últimos días para que Francisco las bendiga. Uno de sus cuatro hijos, Yaco, le pidió que se llevara el collar del perro para eso. Estima que se reunirá con el líder de la Iglesia en dos oportunidades. Se definió católica, pero “con muchas crisis” y dijo que le ha planteado sus dudas a Bergoglio. “El siempre me pidió tiempo. Le he dicho mi mirada sobre la ausencia de la mujer en la Iglesia. Me escuchaba. Nunca me trató mal. Lo imagino un hombre de mucho carácter y no me hubiese gustado un enfrentamiento”.
"Una emoción enorme"
En tanto, Cecilia Conci, consultada ayer por EL DIARIO, dijo sentir “una emoción enorme” y agradeció a Vínculos por haber posibilitado su presencia en el Vaticano.
“Espero tener la oportunidad de saludar al Papa y felicitarlo por sus acciones, por el cambio profundo que realiza, porque no es menor que el Vaticano en su propio seno trate estos temas, aunque es lógico porque como cardenal siempre se ocupó de la trata”, declaró. También consideró “muy valioso” desde lo institucional, “para una universidad del interior”, que su autoridad viaje a este seminario.
D.B.