Un docente de inglés y estudiante de la carrera Licenciatura en Ciencias de la Educación cuestionó la persecución que existe en Villa María a la celebración de Halloween y consideró que se la ha descontextualizado.
En diálogo con EL DIARIO, Juan José Pesci indicó que muchos de sus alumnos no participarán de la celebración este año, a raíz de la carga negativa que ha venido adquiriendo la actividad, y dijo que esto se acentuó en 2013.
"No debe confundirse, asustar ni falsear la verdadera intención de esta celebración con sus adaptaciones locales, como lo es por ejemplo una fiesta de disfraces. Este tipo de actividades se presentan y desarrollan con el formato de un simple juego e instancia donde los alumnos comparten con sus pares el interés por trabajar en sus disfraces, decoración, canciones, mientras van adquiriendo vocabulario, expresiones e historia en inglés de maneras más significativas y recreativas y no cómo un rito de adoración al diablo ni para incorporar elementos imperialistas", remarcó el entrevistado.
Añadió que “mientras se realizan estas actividades se refuerzan lazos de pertenencia a una institución, se producen lazos de cooperación entre pares y se relaciona el contenido teórico con actividades prácticas que sólo giran en torno a símbolos que fueron parte de una cultura antigua".
El profesional instó a "educar con honestidad y sin despertar el escepticismo precoz por algo que puede ser de valor educativo y que no tiene conexión absoluta con ningún tipo de apología a nada dañino o perjudicial".
Pesci advirtió que año tras año la tradición "se traduce en comentarios, prohibiciones, cuestionamientos religiosos o reacciones antiimperialistas muy criticables y a veces hasta violentas" y evaluó "que sería valioso y prudente que nuestros estudiantes sepan los orígenes de esta celebración, que se dio en un contexto temporal, geográfico y de creencias específico; el cual dista absolutamente de las actividades didácticas y pedagógicas que pueden derivarse del trabajo con estudiantes de inglés, por ejemplo, acerca de Halloween; proponiendo ya sea una fiesta de disfraces o una inocente broma por las calles de la ciudad".
"Me preocupa que muchos papás, algunas instituciones educativas y otras religiosas, prohíban tajantemente cualquier tipo de actividad intelectual o didáctica que se proponga en torno a esta temática", declaró.
El profesor manifestó que se desconoce "el potencial didáctico" de la misma.
Luego, criticó que "en este Siglo XXI escuchemos de voz de nuestros estudiantes ‘no voy a la fiestita de Halloween porque es un ritual a la muerte y no me dejan participar’”.
El docente se preguntó "cuántos de nosotros estaríamos dispuestos a dejar de comer los combos y cajitas felices de la popular “M gigante” y dejar de beber la famosa gaseosa cola que tan amistosamente se promociona como compañía infaltable en navidades nevadas que difícilmente podremos experimentar en este rincón del mundo".
Finalmente, interpretó que "en vez de preocuparse por una adaptación con tanto empeño en desterrarla, deberíamos ocuparnos en inculcar los valores de los niños y adolescentes o atender las múltiples problemáticas que los atraviesan en el presente".