Aunque resulte una lamentable paradoja, los aborígenes que integran la comunidad Pómis Jiwét y que carecen de suministro de agua potable, habitan exactamente sobre el acuífero guaraní.
Sin embargo, y sin ningún tipo de ayuda oficial, los hombres y mujeres de este pequeño poblado ubicado en el Chaco salteño no pueden acceder al líquido elemento vital y como consecuencia varios niños y ancianos del lugar ya han sido hospitalizados por deshidratación y otros males.
“Esto es una carrera contra el tiempo, ellos necesitan de nuestra ayuda”, expresa Graciela García, una de las villamarienses que junto a Néstor Gea están intentando conseguir la colaboración necesaria para que la gente de Pómis Jiwét logren un objetivo esencial para su supervivencia: lograr la instalación de un sistema de provisión de agua salobre.
En virtud de esta meta, el grupo de voluntades solidarias locales está enviando, desde el pasado 20 de enero, una nota dirigida al defensor del Pueblo de la Nación, Eduardo Mondino, haciendo conocer la delicada situación y solicitar “una solución concreta y urgente para la solución definitiva de su problema”.
“Creemos que no existe ninguna excusa para justificar la demora criminal de parte de los organismos correspondientes, que ya lleva tres años y medio, para que los 23 niños y niñas de la comunidad -una de ellas discapacitada- puedan acceder al derecho humano del agua segura”, expresa el manifiesto que se acompaña con firmas y se envía diariamente, por fax, a Buenos Aires.
Vale rescatar que dos jóvenes de la comunidad aborigen fueron alumnas de la escuela San Martín y el Instituto Municipal de Discapacitados Auditivos (IMDA) de Villa María.
“Apoyamos el reclamo de una comunidad que ha sido olvidada y donde todos los días sus habitantes sufren el martirio de no contar con agua digna o directamente de no tener el vital líquido para satisfacer sus necesidades mínimas”, indica el escrito remitido a Mondino.
“Nos hemos enterado de la situación sanitaria y humanitaria espantosa de hambre y enfermedad, sumado a los terribles calores por la que en estos precisos momentos están atravesando la niñez y la ancianidad de Pómis Jiwét y no podemos más que sentirnos indignados con las autoridades encargadas de dar respuestas a cuestiones básicas, como que una persona cuente con agua”, fustiga la nota.
“Nos resulta inconcebible y condenable que las instituciones que tienen el deber de intervenir en estos casos, como la Defensoría del Pueblo, no haya actuado aún con la preocupación y decisión que se requiere en estas circunstancias de clara violación a los derechos elementales del ser humano”, agrega la misiva.
“Ponemos en su conocimiento que estaremos siguiendo la evolución de este reclamo de extrema justicia social para con nuestros hermanos aborígenes”, advierte el documento que ya ha sido girado en varias oportunidades a la sede nacional de la Defensoría del Pueblo.

Para sumarse

Los interesados en sumar su apoyo a la cruzada solidaria encabezada por el grupo de villamarienses, pueden firmar algunas de las copias de la nota dirigida al ombudsman nacional que se encontrará a partir de hoy en la recepción de EL DIARIO (Hipólito Yrigoyen 355).