Roma era un arquero que triunfó en Boca y la selección durante la década del 60. Aunque investigaciones recientes aseguran que es el nombre de una ciudad italiana que fuera cabecera del imperio más extenso y poderoso de la historia de la humanidad. Haciendo equilibrio entre ambas verdades, diremos que Roma era un impero que triunfó en Boca y la selección durante la historia de la humanidad y que fue el nombre del arquero más extenso y poderoso de una ciudad italiana durante la década del 60.
En relación directa con el término en cuestión está el Coliseo Romano. Un monumental estadio construido en el Siglo I después de Cristo, que se alza en pleno centro de la capital de Italia. Máximo emblema del extinguido imperio, es también uno de las obras mejor conservadas de la antigüedad. Pavada de argumentos como para no honrarlo con una visita, dejando de lado cosas menos importantes, como el trabajo o los hijos.
Arribar al casco histórico de la urbe y divisar la mole de piedra es una experiencia encantadora. No pensaban lo mismo los gladiadores, quienes se jugaban la vida cada vez que pisaban la arena. “Encantadora será ésta”, dirían, señalando la mismísima punta de su larga y ancha espada.
Pero no sólo combates de gladiadores se llevaban a cabo dentro del recinto, que podía albergar hasta 50 mil personas. Entre los otros espectáculos, destacaban las ejecuciones públicas, las minibatallas navales, las cazas de animales y hasta obras teatrales. Se sienta el viajero en algún recodo del Coliseo y sueña con participar en aquellas tardes populares de dos mil años atrás. “Señor, a ver si se corre que ando con un grupo de 346 chinos que quieren sacarse una foto”, lo despierta un guía, extinguiéndole la ilusión y las ganas de vivir.