Desde su tira semanal en un blog que capta cada vez más lectores, el 

dibujante habló de lo que significa poner en tres cuadritos su visión sobre la realidad y la condición humana. Habló de su compromiso con la ecología y el respeto por la libertad para vivir en un mundo mejor

 

Agite” (como le pusieron de sobrenombre sus amigos y él mismo decidió firmar sus tiras) vive, paradójicamente, muy lejos del “agite”. Su lugar en el mundo es en una casita en el Parque Tau de su ciudad natal junto a su esposa y su hijo Milo, un oasis de tranquilidad y naturaleza. Sin embargo, nada más alejado pensar que el dibujante se haya retirado al desierto. Muy por el contrario. Desde su modesto lugar en el mundo, César Busso se alza por encima de los techos como una antena por siempre encendida, una parabólica sensible capaz de sintonizar las emisiones más sutiles de lo que pasa allá afuera para luego volcarlas en el dibujo, en esa toma de conciencia en cuadritos de humor gráfico y profundidad metafísica. Luego, las viñetas son subidas a su blog (bellvillesensible.com.ar), ese que cada día cuenta con más adeptos. Se trata, en su enorme mayoría, de treintañeros como él, personas cuyo paradigma existencial combina algo de la vieja filosofía hippie de la libertad y el respeto a las diferencias con la urgencia del ambientalista moderno; aquel que pareciera gritar que “el mundo está siendo devastado y a ese proceso hay que detenerlo ya”. De todos modos, “Agite” está muy lejos de salir a gritar con un megáfono por el bulevar Ascasubi de su ciudad. Ese no es su lenguaje. Su modo punzante y certero de decir lo que piensa es el dibujo, su megáfono son los globitos de diálogo y sus piquetes son las conclusiones que se desprenden de sus tiras más ácidas y que incitan si no al corte de ruta, al menos al cambio de actitud. 

Sí, esa antena artística y humana llamada César “Agite” Busso se levanta sobre los techos de su ciudad natal y está permanentemente encendida. Acaso como las consciencias de toda una generación que día a día apuestan a dejarles a sus chicos un planeta mejor.

 

El cómic como toma de conciencia

-¿Cuándo empezaste a dibujar historietas?

-En realidad dibujé siempre y no sólo historietas, sino lo que venía. Pero no me lo tomaba en serio. Me decía “jamás voy a vivir de esto”. Pero pasó que estaba en Villa María, había dejado la carrera de cine (Diseño y Producción Audiovisual en la UNVM) y estaba en crisis. Entonces decidí volver a Bell Ville. Y una vez allá me dije que sí, que me iba a dedicar en serio al dibujo porque era lo que me gustaba de toda la vida, porque no me quería quedar con las ganas de hacer lo que siempre había querido hacer.

 

-Y entonces arrancás

con el blog…

-Nunca sé si empecé a dibujar por el blog o si el blog empezó por los dibujos. Al blog lo hacía un amigo mío de Bell Ville que hace años vive en Córdoba, Javier Goffré. El había creado un sitio con noticias inventadas y me pidió que yo se las ilustrara. Así fue como empecé a mandarles dibujos y fueron surgiendo mis tiras. Si comparás las primeras que hice en 2008 con las de ahora, te vas a dar cuenta de que al principio era un desastre (risas). También empecé a subir dibujos que hacía para los fanzines que me pedían. Lo cierto es que desde entonces no paré.

 

-Antes te decías que no ibas a vivir del dibujo, ¿ahora sí?

-¡No! ¡Nada que ver! (risas) Pero sí que gracias al blog y a Javi se me han abierto muchas puertas. El año pasado, por ejemplo, me llamó Diego Cortés de “Llanto de Mudo” (editorial de cómic cordobesa) para que le ilustrara un guión. Y así nació “El pasado”. A Diego lo admiro mucho y para mí, que él me convocara, fue como si la chica más linda del pueblo se fijara en mí…

 

-Fue la segunda vez que te pasó lo de la chica más linda del pueblo, ¿no?

-¡Sí, porque mi mujer, que es la chica más linda de Bell Ville, también se fijó en mí! Y este año el que también se fijó en mí fue “Quito” (el padre Guillermo Mariani, de Córdoba). El me escribió y me pidió que ilustrara sus memorias…

 

-Entonces, contame de qué se trata “86 disparos”, el libro  que viniste a presentar con Mariani a la Feria del Libro de Villa María…

-Es una recopilación de sus vivencias a lo largo de 86 años de vida. “Quito” me pidió que le dibujara tiras en base a sus escritos y dijo que nos repartíamos una página cada uno. Yo tomaba el tema de cada texto y hacía un dibujo en base a lo que ese tema me sugería. Nunca intenté ilustrar fielmente cada concepto; pero por cierto que coincidíamos en la visión general

 

-Tute, Liniers, Rep, ¿ha habido un “boom” de la tira gráfica en Argentina?

-Sí, sobre todo gracias a Liniers. Pero mis ganas de hacer tiras no fue por ellos. Tampoco fue algo demasiado consciente o premeditado. Las tiras surgieron por el impulso de comunicar ideas de manera rápida y sintética. A mí me gusta ir al grano, decir en el menor tiempo lo que tengo para decir.

 

-¿Cuál es el caudal de tu producción actual?

-Estoy haciendo una tira por semana y a veces dos, pero tengo acumuladas varias esperando ser subidas. Hemos tenido bastante repercusión con el blog. Por suerte a mucha gente le empezó a gustar y lo empezó a compartir. 

 

-En tus dibujos hay mucho humor, pero también una fuerte toma de conciencia sobre temas tan diversos como el libre albedrío o la situación ecológica del planeta…

-Supongo que detrás de todo lo que escribo y dibujo hay una ideología a la que respondo inconscientemente, aunque yo no me encasillaría en ninguna, que saque su conclusión quien la lee. Pero siempre tiro onda para el lado de la libertad. Soy bastante anarquista si se quiere y tiro para que podamos vivir mejor. A mí lo que más me motiva dibujar es la bronca, la injusticia. 

 

-¿Y qué temas te dan bronca?

-Cuando hay represión, por ejemplo. O lo que pasa ahora con Monsanto, que se va a instalar en el país. Ese es un tema constante en mí, tratar de mejorar las cosas y decir desde mi humilde lugar algo que quien lea diga “mirá vos, no lo había pensado así”.  

-Noto que te preocupa mucho la ecología…

-Y es paradójico, porque estoy a favor de este Gobierno, pero creo que el gran error que está cometiendo es, precisamente, el ecológico. Y no sólo con lo de Monsanto y lo que está permitiendo que pase en las minas de La Alumbrera, sino con la sojización del país y los agroquímicos. Son desastres naturales que vamos a pagar muy caro en un futuro muy próximo.

 

Historietas desde

el interior

-¿Y cómo es la movida artística en Bell Ville?

-No hay lo que se dice una movida, o si hay una, a mí me pasa de largo (risas). Hay muy buenos artistas, pero la mayoría ya no vive en Bell Ville, como mi amigo de blog Javier o su hermano Guille, que es un dibujante tremendo. Hace años que los dos están radicados en Córdoba. Pero también hay casos de artistas que se han quedado, como el pintor Carlos López Alvarez.

 

-¿Se puede ser historietista desde una ciudad del interior?

-Con las redes sociales de hoy, se puede dibujar desde cualquier lado. El historietista puede vivir en cualquier lugar del mundo; sólo necesita lápiz, papel, un tablero e Internet. 

 

-¿Y tu vuelta a Bell Ville fue para dibujar más tranquilo?

-No. Mi vuelta a Bell Ville fue producto de una larga crisis. Yo no me sentía bien en Villa María, había dejado la carrera y entonces se me dio por volver al pago. Es difícil de explicar lo que me pasó, pero sentía que era la mejor decisión posible. Por suerte ahora estoy muy contento en mi ciudad.

 

-¿Siempre fuiste autodidacta?

-Siempre. Sólo hice tallercitos de dibujo por ahí, pero nada más. Luego hubo cosas que me fueron muy útiles, como los cortos que hice en la carrera de cine. Esos cortos me ayudaron a narrar, a reflexionar por qué vas a poner este plano y no el otro. Pero mis cortos a su vez siempre estaban muy influenciados por la historieta, porque casi no hacía movimientos de cámara. ¡Como cineasta yo era muy estático! (risas). Hace poco empecé a estudiar el Profesorado en Artes Visuales en Bell Ville, que también me ayuda mucho; pero con el nacimiento de Milo se me cortó. Igual voy de a poco.

 

-¿Cómo resolvés la cuestión técnica de tus tiras semanales?

-Dibujo a lápiz, luego lo escaneo y coloreo de manera digital. Todavía no sé usar una tablet, pero ya voy a aprender. Igual me gusta sentir el roce del lápiz en el papel.

 

-La última, César, ¿es Bell Ville una ciudad tan sensible como dice el blog?

-Ja ja… ¡No! ¡Bell Ville es bastante conservadora; no sé si tan sensible! Pero como son todos los pueblos de Córdoba. Sin embargo, hay algunos lugares que van cambiando. Bell Ville no. Bell Ville se ha quedado en el tiempo. No quiere decir que no haya gente copada; pero el entorno no ayuda mucho. En Bell Ville, cuando tenés ganas o ideas, el entorno te las tira abajo enseguida. Igual es mi ciudad y el lugar en donde vivo y trato de ser lo más universal posible desde ahí. A veces tengo bronca por algunas situaciones y si tengo que hacer una tira y dar nombre y apellido, lo hago. No como escrache, sino como un modo de tirar onda para vivir mejor, para ayudar a la gente, porque siempre tiro para el lado de la libertad.

 

Iván Wielikosielek