Cuando escucho hablar de códigos en el fútbol me río porque eso no existió ni existe. Este aspecto creo que, por los años que llevo en este deporte, me da motivos para pensar así.
En el fútbol, como en la vida, hay buenas y malas personas que, de acuerdo a las circunstancias, van sacando ventajas y, cuando hacen algo en contra de lo que fue correcto, sale a la luz la verdad, entonces hablan de códigos.
Mientras el jugador juega, es "franelero" del técnico, no importa el puesto en que éste lo coloque. Después, si no rinde bien, dice "me pone sabiendo que no soy para ese puesto", etcétera, etcétera...Si está en el banco, algún comentario hace sobre quien lo remplazó. Lógicamente eso influye en el resto cuando lo escucha, pues está creando un malestar si este lo critica a tal, lo mismo cuando "yo juego".
Si no está rindiendo bien durante varios partidos, siempre pide una oportunidad más y, quien espera desde hace un tiempo, no es tenido en cuenta, entonces sale diciendo cosas en contra del técnico.
Personalmente siempre defendí al jugador desde mis inicios en la profesión, tal es así que me hicieron fama de ir en contra de los dirigentes y no ocurría esto, sino porque en esta tarea es importante demostrar que el grupo, con la idea de lo que debe concretarse en el campo, nace en base a la convicción del juego a desarrollar y a la tarea individual de cada uno.
Siempre pensé, y aún lo hago, que el fútbol es como una cooperativa de esfuerzos e ideas, que todos deben ser sinceros. Si no están de acuerdo con el planteo táctico, vale discutirlo dentro del grupo, y así el técnico realmente con capacidad sabrá clarificarle sus dudas.
Tengo muchos ejemplos sobre esto que desarrollo, pero aporto uno: no hace mucho, estando en un asado con un jugador que estuvo muchos años en uno de esos grupos, me decía que nunca había entrenado como lo había realizado en ese período y bla, bla, bla...Pero en lo único que no estaba de acuerdo era en el sistema de juego que quería implementar.
En esa mesa había dos jugadores de aquella época y de ese plantel, con quienes nos miramos sorprendidos porque siempre metía la cuchara en las charlas, con eso que detallo al principio de "franelero", para quedar bien. Entonces cuando escuché esto me levanté y me fui. Ayudar, ser solidario con los planteles, me trajo mucha pérdida de tiempo, incluso no disfrutar momentos con mi familia.
Las veces que me visitaron jugadores para preguntarme si no me haría cargo del equipo, que ellos hacían echar al técnico que estaba, etcétera, etcétera...En fin, es largo y son muchísimas las cosas que vi dentro y fuera de la cancha, pero lamentablemente no hay pruebas. Lo único que no me doblaron el brazo para hacerme cambiar mis convicciones porque a los chicos debemos hacerles ver la pureza, que tengan ilusiones, pero siempre priorizando el estudio y el trabajo como futuro.
Dejemos de hablar de códigos, por favor, siendo buenas personas, no hacen falta códigos porque el fútbol o el deporte en general, no es una mafia.