Escribe: Fabio Morisetti
Rivadavia no tuvo mayores inconvenientes, pese a jugar un tiempo con un hombre menos, para superar a asociación Española por 3 a 0. El equipo de Marcelo Santoni, con poco, fue muy superior a un rival demasiado tímido, que pocas veces buscó el arco de Gobbi y que, para colmo, tuvo que lidiar contra la rápida baja de dos de sus jugadores.
Nada había pasado cuando llegó el momento triste del partido. Matías Valle, en un choque, cayó al suelo con evidentes signos de dolor, lo que hizo detener el juego por casi diez minutos. El jugador “gallego” fue retirado en ambulancia con fractura de tobillo y trasladado a una clínica de nuestra ciudad.
Reiniciado el juego, Rivadavia empezó a ver que por arriba podía estar el negocio, porque cada centro al área visitante llevaba peligro. De hecho, a los 27 Márquez cabeceó y el balón rebotó en un rival cuando llevaba destino de gol. Tres minutos después, el que estuvo cerca fue José Berterame, también aprovechando un centro.
A los 34, durmió toda la defensa “gallega” y con un volea Gozzerino marcó la diferencia que, ya a esa altura, era merecida.
Lejos de salir en búsqueda del empate, Española cada vez parecía más aturdido, al punto de que Gozzerino y Gastaldi contaron con sendas chances para aumentar el marcador.
A falta de dos minutos para el final del tiempo ordinario, Matías Rojas puso el 2 a 0 mediante un cabezazo letal.
El segundo tiempo estuvo absolutamente de más, porque la visita nunca inquietó seriamente a Gobbi y Rivadavia siguió manejando tranquilamente el partido. Pudo ser el segundo en la cuenta personal de Gozzerino, pero finalmente, a los 40, Barrera encaró a pura potencia pero Arcas le negó el gol, aunque el rebote lo capitalizó en soledad Franco Rojas para poner cifras definitivas.
Rivadavia ganó sin ningún sobresalto y se posiciona más que favorablemente para acceder a la siguiente instancia. De Española se esperaba mucho más por el buen torneo que viene haciendo. Sin embargo, no fue su noche.
La figura
Marcos Berterame fue el reloj que marcó los tiempos en Rivadavia. Bien parado en el medio, distribuyó con criterio, cortó el juego rival y fue la voz cantante del local.
El árbitro
Adolfo Rodríguez se equivocó en casi todo. Acertó en la expulsión de Ponce por doble amarilla, pero tuvo muchos errores en lo que fue, decididamente, una mala noche.
