Se fue peleando hasta el último minuto. Miró cara a cara a la muerte y trató de quitarle las sombras con el sonido de una buena canción. La batalla fue larga hasta que finalmente partió hacia “la otra vida” con la mochila cargada de sinfonías y temas populares.
Sí, Alberto “Mono” Vizueta dejó para siempre su recuerdo grabado en cada centímetro de la disquería ubicada frente a plaza Centenario.
Ya nunca volveremos a verlo recostado en la vidriera o el mostrador, entre discos de vinilo, casetes, magazines, cd's, dvd's y otra vez vinilos,
El “Mono” conoció todos los avances de la tecnología. Vivió para la música.
En 1971, hace 42 años, abrió su negocio en la primera cuadra de la calle General Paz. Estuvo detrás del mostrador hasta que el cuerpo le dijo “pará”. Hasta que la muerte lo separó de sus amores eternos.
A los 17 años, ya estaba jugado su camino de bohemio. Comenzó su romance con los discos en Burmeister & Lamberghini, de ahí, se fue a Córdoba, a Vértice Musical, como subjefe. "Le armaba el programa a Enrique Del Campo, quien salía por Radio Universidad: Resonancias Musicales. Yo le daba los discos que tenía que poner y en qué orden, para promocionarlos”, contó hace dos años en una entrevista realizada por EL DIARIO.
Tenía olfato para saber las canciones que iban a calar hondo en la gente.
De Vértice Musical, Córdoba, pasó a Burmeister, también de "La Docta", ya como jefe y de ahí, a Feria Musical, en la misma capital provincial, ya como jefe.
En la década del 70 cumplió su sueño. Venir a Villa María y tener su propio negocio.
Más de cincuenta años los dedicó a la música. Fueron tiempos de encanto y desencanto. De buenas y malas entre tango, jazz, folclore y los clásicos internacionales.
Fue el primer disc jockey en las desaparecidas confiterías El Grillo y Libou. Jugaba con los “winco”, jugaba con los discos.
A su familia y a la música le ofrendó su vida. Nunca se imaginó haciendo otra cosa. Un bohemio, un apasionado. Resulta difícil decirle adiós. Porque de una u otra manera, estará presente en los que conocimos sus batallas y su pasión.
El “Mono” se fue a “otra vida” y con él se llevó la música.
Como buen bohemio.
Nancy Musa