Marcelo Ravarino, productor agropecuario de Silvio Pellico, tomó la decisión de “dejar de renegar” con el tambo para dedicarle más tiempo a la familia.
Pese a que fue “para bien”, no pudo ocultar la tristeza que le dio el jueves último, cuando en el predio de la feria Servatto remataron todas sus vacas.
“Estoy muy conforme con el remate y con el precio y ahora, ya siento mucho alivio, aunque el día del remate me daba tristeza. Todo es muy raro, se te pasa por la cabeza todos los años de trabajo”, dijo Ravarino a EL DIARIO Rural.
Ayer al mediodía, pensaba todas las cosas que debería hacer bajo la lluvia si tuviera el tambo. “Te sentís extraño dentro de la casa”, dijo.
El productor de Silvio Pellico había iniciado la actividad tambera en 2001, un año por demás difícil. Pudo hacer con su padre un pequeño tambo, con 200 vacas en promedio y 3.500 a 4.000 litros diarios.
“Para seguir, teníamos que invertir y agrandarnos y la verdad es que en un clima de mucha incertidumbre, no me parecía bueno arriesgar tanto. Además, tengo una familia con cuatro hijos, una de las chicas está en silla de ruedas y quiero dedicarme más a ellos”, dijo.
Explicó que las razones del cierre no fueron estrictamente económicas. “Si bien la actividad tambera es económicamente difícil, porque tenés que salir todos los días a ordeñar aunque estés en un ciclo bueno como en uno malo, los ciclos de altas y bajas, la razón principal fue el cansancio. Es un trabajo muy sacrificado, tenés que estar arriba todo el tiempo y como nosotros tenemos campo propio, decidimos seguir con algo de agricultura, invernada con vaquillonas para tambo y el otro poco alquilar. Al final, ganás casi lo mismo alquilando que trabajando, y no tenés riesgos”, razonó.
“Con el tambo arriesgás todos los días un capital muy grande y hoy por hoy, tenés que hacer las cosas de otra manera, más intensiva, con más capital”, dijo.
Buenos precios
A su turno, Guillermo Gonella, de Ferias Servatto, donde se hizo el jueves último el remate del tambo de Ravarino, informó que hubo mucho interés “de productores de la cuenca de Villa María, pero también de Río Primero y de otros puntos más distantes, como Villa Dolores”.
El promedio fue de 8.600 pesos, con máximos de 12 mil. Salieron a la venta 240 ejemplares.
“También se vendieron bien los terneros y vaquillonas para entorar, con promedios de 21 pesos el kilo y 18 a 19 pesos, respectivamente”.
Dijo que uno de los aspectos más positivos del remate es que en general, cuando sale a la venta un tambo completo, las vacas de menor calidad van a frigorífico. “En este caso, se vendieron todas para tambo”, puntualizó.
Otro aspecto que a su criterio es positivo, es que, mientras un tambo se cierra, “hay otros productores interesados en empezar la actividad y algunos que buscan agrandar sus instalaciones”.
