“A los siete años mi viejo me regaló mi primera Puma 98. La había preparado Pardo Portesio”, recordó, para marcar un inicio en esta parte de la historia de su vida que lo encuentra con una década dedicada a la restauración de motocicletas de la emblemática marca. De ahí que “siempre hubo pasión por las motos”, contó Jorge Gottero, exintendente de la localidad (1983 a 1995), quien desde hace 38 años es contratista rural y colaborador del Cycles Motor Club, donde en la noche del jueves presentó seis nuevas motos restauradas.
Con dos unidades de competición y cuatro originales, de calle, Gottero llevó a cabo la muestra de su trabajo en la sede de la entidad a la que afirma le debe tanto.
La primera, que lleva el número 14, fue conducida por Jonathan “Piri” López, logrando siete campeonatos en óvalo de tierra y provinciales. También la manejaron Claudio Spalina, “Chueco” Depetris y Lautaro Zabala. Gottero recordó así que sólo corrió dos carreras en pista, con una Gilera estándar y con una Zanella. Y cuando habla de la segunda moto, con el 2 de estampa, el preparador narró que en la última carrera en La Palestina por el Torneo de la Federación de Motociclismo de Córdoba, ambas máquinas se quedaron con el primer y segundo puesto.
Pero cuadros y motores preparados se opacan ante el brillo de cuatro motocicletas restauradas a cero, “a estrenar como si las sacaras de una concesionaria hoy”, explica, porque cada una de las 2.309 piezas que datan de 1952 a 1956, fueron recuperadas a partir de un trabajo que define “de artesanía pura”. Pero además de la tarea, hay una búsqueda de tesoros que trasladan la pasión por lugares distantes y señalan con una X dos patadas de arranque en la provincia de Salta o un asiento en el gallinero de un vecino, allí en su pueblo. Es que la pieza colgaba en lo de Dardo Esquivel, un personaje de la localidad, alguien lo vio y se aprestó conseguirlo para que hoy luzca una funda con la palabra Puma. De las cuatro motos, dos son de tanque pequeño y las otras de tanque grande, entre algunas de las características que las diferencian. También aparecen en ese espectro los colores originales, con tanque rojo (las hubo de celeste, una amarillo apagado, celeste y gris). Y si bien en algunos casos el hombre se toma la licencia de pintarlas completamente de negro o azul haciendo resaltar las piezas cromadas y de bronce, como el caso de los manillares de freno y embrague, algunos de los coleccionistas solicitan los tonos originales, esos con los que la planta de IAME las produjo en Córdoba tras adjudicar con el Gobierno del presidente Juan Domingo Perón la licencia a la fábrica alemana.
Gottero cuenta cada parte de la historia como quien arma un rompecabezas y de eso sabe, porque la tarea de restaurador lo pone en ese rol: “Me van marcando y empiezo a acopiar repuestos, partes perdidas y halladas en insólitos lugares”. Y en el invierno “en un tallercito, con los canarios que me cantan, a veces en compañía de mi viejo”, Nito, que con 81 años tampoco se perdió el asado y la presentación. “Todos los de mi generación anduvieron en una Puma 98”, justifica.
Un origen
Gottero agradeció a la institución motera palestinense, acompañado por el presidente de la misma, Bartolomé Giordano. Esta tuvo su fundación de origen el 26 de septiembre del año 1856 con el nombre de Cycles Pedal Club, para organizar la primera carrera de motos el 9 de julio de 1958 en el campo de Antonio Portesio, uno de los apellidos siempre ligados a este mundillo local. A partir de allí adoptó la denominación de Cycles Motor Club, construyendo una rica historia.
