El ingeniero agrónomo Sergio Garesio, promotor del grupo de agricultura Ctalamochita, de Cambio Rural, remarcó la importancia del asociativismo en períodos críticos, al que los productores le hacen frente generando nuevas estrategias productivas.
Un grupo de nueve productores de la región villamariense, agricultores y algunos con producciones mixtas (tambo-agricultura) que trabajan en total aproximadamente 2.500 hectáreas, de las cuales más del 50% son arrendadas, decidieron el año pasado, en medio del conflicto agropecuario que generaba demasiadas dudas sobre las perspectivas para la agricultura, unirse y ajustar números mediante la figura de asociativismo bajo la consigna y la conciencia de que juntos podrían tener más fuerzas. “El objetivo de este año es consolidar el grupo”, expresó Garesio en diálogo con EL DIARIO Rural.
Los cultivos producidos son soja, maíz, sorgo, trigo y algo de maní, y se buscan opciones distintas a las realizadas, mayoritariamente, tratando de superarse técnicamente.
Existen ventajas comparativas que pueden favorecer al trabajo grupal y disipar el desconcierto reinante en el sector.
Cada uno de los integrantes, tiene plena conciencia del cuidado de los suelos, y cada uno de ellos rota con alguna gramínea anualmente, incluso con los maniseros, que están preocupados en este momento por el bajo precio de la producción, por lo que cada año se emplea alrededor del 25% al 30% en sorgo o maíz.

Fertilización

La utilización de los fertilizantes a conciencia es uno de los objetivos del grupo. Es así que realizan mapeos de suelos, para comenzar a dividir ambientes y determinar qué se siembra en cada lote de acuerdo al potencial de rendimiento; efectúan ensayos que benefician al productor y en base a ese trabajo hoy tienen los resultados a la vista.
Actualmente están evaluando el tema maquinarias, para mejorar las ya existentes, pero en función del grupo y en menor cantidad, lo que permitiría la renovación con tecnología de punta, que individualmente sería imposible.

Remplazar al glifosato

Si bien el productor está acostumbrado al uso de este producto, han capacitado para el uso del mismo, regulando las dosis y están buscando alternativas en el paquete de herbicidas, ya que existen otros productos que tienen muy buen control de malezas sin ser glifosato.

Alternativas

Están evaluando la posibilidad de otros sembrados, como cebada y centeno que, agregados al maíz, forman parte de una demanda muy importante de España, específicamente, donde se han realizado contactos, ya que al ser cultivos de invierno sería una opción para hacer en lugar de trigos, al igual que algunos nexos con semilleros para multiplicación de determinadas semillas.
Estas posibilidades significan no mover tanto al productor de su contexto productivo y permitirán, en la comercialización, no estar en los cuellos de botella que suelen poner a los productores al momento de la venta de las oleaginosas y los granos de producción masiva.
“Los precios de los insumos, que subieron de manera desmedida en la etapa del conflicto, generaron preocupación porque al ser la mayoría arrendatarios, habiendo pagado alquileres altos, no permitían los costos el cierre de los números en positivo. Hoy los precios se han reducido notablemente, especialmente herbicidas y la urea, y permiten visualizar otro panorama, aunque el precio de los granos sea demasiado oscilante como para poder planificar a futuro”, concluyó.