Un año más y una fiesta con todo el espíritu del País Vasco. La Semana Nacional Vasca se vivió a pleno en Villa María, no sólo por los participantes de las actividades, sino por toda una colectividad que disfrutó intensamente de las manifestaciones culturales, el debate y el encuentro entre personas de distintos puntos del territorio argentino y de países limítrofes.
Nuevamente, el Centro Vasco Euzko Etxea, presidido en la actualidad por Ismael Martínez de Alegría, fue el organizador y anfitrión del acontecimiento que comenzó el pasado 2 de noviembre y culminó ayer con un fantástico despliegue a orillas del Ctalamochita.
A pesar de las inclemencias climáticas, la zona de la gruta tuvo un intenso movimiento.
A las 10.30, en la Gruta de la Virgen de Pompeya, ubicada en las inmediaciones del puente Alberdi, la colectividad asistió a la ceremonia religiosa celebrada por el padre Pedro.
Luego de los oficios comenzaron los “bailes de plaza”. Los colores de los trajes de todas las delegaciones visitantes, la música y la danza ganaron la calle y conquistaron a los espectadores.
Aproximadamente dos horas fue la duración del espectáculo representativo de una de las facetas más importantes de la cultura vasca.
Luego, llegó la despedida. En el salón Bomarraca los asistentes al evento compartieron el almuerzo de fin de fiesta.
Entre exquisitos platos servidos en las mesas se escucharon las palabras de la representante del Gobierno vasco, Mariana Elorza; el titular de la federación que nuclea a los centros vascos, Ricardo Basterra, y el presidente de la entidad local, Ismael Martínez de Alegría.
En el almuerzo de cierre de la semana nacional, se entregaron además los premios.
El reconocimiento al mejor afiche recayó en el Centro Vasco de Bahía Blanca, en segundo lugar quedó Rosario y el tercero se lo llevó el trabajo realizado en forma conjunta por Villa María y Río Cuarto. Por otra parte, los presentes se llevaron un libro de la “Antología Vasca”, una producción bilingüe a cargo del Grupo Paco Urondo.
La fiesta terminó y con las últimas luces que se apagaron, seguramente, empezó a iluminarse la del próximo año.