Las universidades nacionales de Córdoba, Villa María y Río Cuarto acaban de firmar un acuerdo para relanzar el trabajo del equipo de profesionales que conforman el Plan Fénix, con el objetivo de “formular propuestas sobre aspectos de coyuntura económica y, principalmente, cuestiones estructurales del mediano y largo plazo” para la provincia y el país.
El entendimiento fue suscripto por el titular de la Casa de Trejo, Francisco Tamarit, la vicerrectora a cargo del rectorado de la UNVM, Cecilia Conci, y el secretario de Planificación y Relaciones Institucionales de la UNRC, Nelson Doffo. En el acto estuvieron el titular del Plan Fénix en la Universidad de Buenos Aires, Abraham Gak, docentes de la UNC e integrantes del proyecto en Córdoba, como los economistas Salvador Treber, José María Rinaldi y Berta Reisin, y el decano de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNC, Francisco Echegaray.
El Plan Fénix surgió a principios de la década pasada, precisamente en la UBA, que lo impulsó como un programa institucional, aunque del proyecto también participaron intelectuales de otras casas de estudios del país. Hasta la actualidad se caracterizó por el aporte regular y sistemático de propuestas de políticas públicas -sobre todo en el área económica- desde una perspectiva crítica y heterodoxa. Pero repasemos aquel comienzo.
El nacimiento del Plan
Fue el nombrado Gak quien en octubre de 2001 consiguió reunir un grupo de profesionales entre los que se contaban Treber, Aldo Ferrer, Daniel Azpiazu, Marta Bekerman, Rubén Berenblum, Julio Olivera, Manuel Fernández López, Natalia Fridman, Alfredo T. García, Norberto González, Jorge Katz, Saúl Keifman, Arturo O'Connell, Mario Rapoport, Alejandro Rofman y Alberto Müller, Jorge Schvarzer y Héctor Valle, entre otros.
“La idea original era que cada economista escribiera sobre los doce problemas nodales de la Argentina, que eran la cantidad de artículos que publicábamos en la revista de la Facultad, la cual yo dirigía”, recordó Gak en una entrevista reciente.
Pero el doctor Olivera, por entonces presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, pensó en que había que hacer otra cosa porque, en definitiva, en materia de diagnóstico ya se había hablado mucho. Lo que se necesitaba era proponer un plan. En la tercera reunión que tuvo el grupo, el mismo Olivera citó una frase de Pierre Salama, un latinoamericanista y profesor de la Universidad de París, que dice que “el monetarismo vive de sus pecados; ante cada fracaso pide más”.
Todos sabían y reafirmaban que no había más lugar para el fracaso. Por entonces, la Argentina, que venía de "cualquier cosa menos salir de la convertibilidad de Domingo Cavallo” y "qué alivio haber salido de la convertibilidad de Domingo Cavallo”, aceptaba y aplicaba medidas como el megacanje y el blindaje de Domingo Cavallo y otras igualmente parecidas a las que se llevan a cabo actualmente en Grecia, surgidas de la misma matriz del Fondo Monetario. “Y ojalá salga bien”, aunque en el “fondo” todos percibíamos que era más de lo mismo.
Que reviva la Patria
En esa coyuntura fue que los integrantes del Plan Fénix marcaron sobre sus borradores “la senda del desarrollo sostenido, de manera que ese avance asegure la creación de empleos de calidad y cantidad suficientes para garantizar la inserción social y la mejora de los ingresos de las grandes mayorías nacionales”. Todo a partir de buenos repasos de la Teoría general del empleo… de John Keynes; el Vivir con lo nuestro, de Ferrer; agudeza mental, debate y una inusitada pasión argentina.
Las medidas propuestas estaban escalonadas a corto, mediano y largo plazo y el grupo siguió realizando reuniones en el ámbito de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA y emitiendo documentos sobre la materia. Entre septiembre de 2001 y julio de 2002 tuvo 300 intervenciones en distintos lugares del país. Visitaron con su ideario desde Carcarañá hasta Jujuy y Comodoro Rivadavia. En la Universidad de Córdoba hubo 1.000 personas y 300 quedaron afuera del recinto escogido. Cuando terminó el acto, una persona que estaba entre el público gritó: "Viva la Patria".
“La primera respuesta del establishment fue ignorarnos. Pero ojo, nuestro objetivo no era influir y convertirnos en organismo de pensamiento de ningún gobierno, sino que buscábamos, como la universidad nacional, ser un servicio a la comunidad. Trasladarle el conocimiento a la sociedad; ese era nuestro objetivo central”, recordó Gak.
Paradójicamente, en la presentación de uno de sus documentos fundacionales, recibieron un apoyo que hoy sería inesperado. Mientras era rector de la Universidad del Litoral, el hoy titular de la Unión Cívica Radical, Mario Barletta, respaldó el ideario heterodoxo del Fénix. Paradojas de un grupo que supo mantener sus convicciones, que comulga con parte del modelo kirchnerista y que cuestiona otros aspectos.
Es así, desde 2003 el Plan Fénix, como tal, se mantuvo a distancia del Gobierno nacional, aunque algunos de sus integrantes pasaron a colaborar directa o indirectamente con algunas áreas.
Nuevas versiones a partir de 2006
En 2006 lanzaron una segunda versión del plan denominada “Plan Félix 2006-2010”, que era una actualización de sus propuestas, esquivando el corto plazo y planteando un proyecto de desarrollo de país, “que es mucho más que un modelo del dólar alto y acumulación de reservas”.
En un informe de 2007 denominado “Inflación y crecimiento”, el grupo advirtió que el tema de la inflación merecía inmediata atención y acción del Estado y concluyó diciendo que "la mayor oferta de bienes y servicios es la mejor arma contra la inflación; para ello, no debemos reiterar errores del pasado basados sobre recetas de ajuste que tan perniciosas han sido para la economía argentina y principalmente para la mayor parte de su población".
En 2010 sus integrantes apoyaron la designación de Mercedes Marcó del Pont como presidente del Banco Central de la República Argentina afirmando que “su trayectoria es garantía de buen sentido, patriotismo y compromiso con el desarrollo con equidad; ello contrasta con conducciones anteriores que -a través de la “tablita”, la convertibilidad y otras políticas- subordinaron la gestión monetaria a la especulación financiera, endeudaron al país hasta el límite de la insolvencia y desmantelaron el poder administrador del sector público, del que el Banco Central es un instrumento fundamental”.
Ese mismo año, Fénix realizó otra actualización que propuso un fuerte incremento de los haberes jubilatorios y de la alícuota de los aportes patronales, destinar el equivalente al 0,5% del producto bruto para proporcionar servicios básicos a las villas de emergencia e implementar un seguro de salud universal que cubra a los trabajadores informales y desocupados. En materia fiscal, aumentar un 50% el impuesto a la renta y disminuir en la misma proporción la carga sobre el consumo, gravar la renta financiera y aumentar la tributación para personas físicas. Propugnó además como deseable llegar a 2016, con tasas promedio de 7% anual de crecimiento en la economía, 12% de inversión e incremento del 23% del PBI actual al 28% en 2016.
Según un balance realizado por Javier Lewkowicz a fines de 2010, en el plan de 2002 cuando la necesidad estaba en recuperar el crecimiento económico, mejorar los índices de empleo, pobreza e indigencia y comenzar un proceso de estabilización macroeconómica, lo planificado se correspondió en buena medida con la sucesión posterior de los hechos. Las previsiones del plan de 2006, en cambio, no se cumplieron debido a hechos como el conflicto entablado por las corporaciones agrarias contra el Gobierno, la crisis internacional y la sequía que afectó al agro.
A través de declaraciones a la prensa sabemos que Rofman nunca tuvo un encuentro cara a cara con Néstor Kirchner ni con Cristina Fernández y que Gak se cruzó una vez en un acto con el expresidente, quien le dijo: “Tenemos que Tomar un café”, pero nunca se volvieron a ver por lo que define como “la virtuosa no relación, la de no depender”. Al respecto, Müller ha dicho que, “de hecho, ni siquiera fue orgánico el proceso que llevó a cuadros del Fénix a ser funcionarios, y ahí está justamente la fuerza del grupo, en la heterogeneidad y libertad de acción de cada uno”.
Eso sí, hay unanimidad en torno a que la renegociación de la deuda fue fundamental para alcanzar metas económicas con desarrollo social. “Fue imprescindible”, sentenció Gak. “Sin eso, nada hubiese podido hacerse”, reafirmó Rofman.
Esta es la gente, estos son los pensamientos que acaban de relanzar las tres grandes universidades de la provincia. El Plan Fénix contará con el apoyo de nuestras casas de altos estudios para realizar “una visión de la naturaleza de los problemas centrales de la sociedad de Córdoba y el país”, y comenzar “a formular propuestas que contribuyan a resolverlos”.
Quedamos a la ansiosa espera del producto de la inteligencia democrática.
Sergio Vaudagnotto