¿A mi hijo? ¿Por qué? ¿Tiene cura? ¿Hice algo mal para que esto pasara? ¿Inyección todos los días? ¿Y cómo será su vida?
Son preguntas habituales que los padres plantean ante el diagnóstico de diabetes juvenil. Tiene distintas formas de aparecer, por ende la forma de enfrentarse al problema es distinta en cada caso. Algunos han vivido la dura experiencia de ver a su hijo enfermo, otros están confundidos porque ven a sus hijos como siempre, sin verlos “enfermos” y con sólo un análisis que les indica que tienen el “azúcar alto”.
En el imaginario colectivo, la diabetes es una enfermedad de los adultos, pero es una de las enfermedades crónicas más frecuentes de la infancia. La diabetes juvenil constituye más del 90% de los casos de diabetes diagnosticados en la infancia y adolescencia. La diabetes tipo 1 o juvenil o insulinodependiente es el resultado de la combinación de factores genéticos, influenciados por factores ambientales que producen la destrucción de las células generadoras de insulina. Es decir, que a los diabéticos les falta insulina.
¿Qué es la insulina? Es una hormona producida por el páncreas, actúa como la llave que abre la célula para que ingrese la glucosa (azúcar) de algunos alimentos. ¿Qué es la glucosa? Es la energía que necesita nuestro cuerpo para funcionar. ¿Qué pasa si no hay insulina? La glucosa se queda en la sangre en niveles no aceptables, produciendo desequilibrios metabólicos, eliminándose por orina. A partir de allí se producen los síntomas: sed intensa, orinar mucho, tener más hambre, sentir cansancio, pérdida de peso, cambios en el humor.
No puede ser prevenida y aún no existe una manera práctica de predecir quién la adquirirá. No hay nada que los padres o el niño hubieran hecho para provocar la enfermedad, no desaparece y requiere tratamiento de por vida.
Para ello es indispensable lograr un equilibrio entre los componentes del tratamiento: monitoreo, inyección insulina, alimentación sana, actividad física y educación diabetológica.
Es una enfermedad que afecta tanto al niño y su grupo familiar. Por lo tanto debe ser tratada por un equipo interdisciplinario, que ayudará a cumplir los objetivos del tratamiento. Teniendo en cuenta que si el mismo es correcto y el paciente se concientiza de su problema, podrá llevar una vida normal.
Dra. Dana Contreras