Escribe:
Jesús Chirino
Antonio Lipe, atleta de 83 años, continúa en actividad viajando de manera periódica a diferentes puntos geográficos del país para competir con otros veteranos. En una charla amena compartió con nosotros algunas historias del atletismo local, incluyendo pasajes de su dilatada carrera en el deporte villamariense.
Inicios con Requena
En el seno de una familia de españoles, provenientes de Zaragoza, Antonio nació el 21 de agosto de 1925 en la localidad de Río Segundo. Fue el sexto de siete hermanos. Cuando la familia Lipe llegó a Villa María estableció su domicilio en la calle Ramiro Suárez. Frente a su casa vivía Pedro Modesto Requena, alias “Flaco” y conocido como Alberto que era el nombre que le gustaba a su madre. El “Flaco” Requena fue el padre del entrenador Mario, del desaparecido Eduardo y de esa gran luchadora que es “La Negra” Silvina. Antonio dice que don Requena “…era buen atleta a nivel provincial, entonces dos o tres chicos lo acompañábamos cuando se iba a entrenar a la ruta 9, allí comencé el atletismo”.
Lipe terminó de cursar la escuela primaria en el colegio José Ingenieros y en 1939 inició sus estudios secundarios en la reconocida “Escuela del Trabajo”, estudiando para ser mecánico tornero. En ese establecimiento se fomentaba de manera especial la práctica deportiva. Rememorando, Antonio señala que “…allí había bastante atletismo, a los quince años hice la primera prueba de atletismo”. Si bien en el colegio no existía un profesor de Educación Física, “…no había presupuesto para ello…”, el docente de Tecnología, Federico Fabreguete, dedicaba bastante tiempo a la enseñanza del atletismo. Desde hacía tiempo la Escuela del Trabajo era conocida por su participación en diferentes torneos, Lipe dice que cuando él era estudiante “…había allí un equipo de muchachos que competían entre los mejores de la provincia”. Tiempo después, egresados del mismo colegio pidieron que nombraran como profesor de educación física al atleta Guillermo Evans.
De la escuela a la Fábrica
En 1943 Lipe concluyó sus estudios de tornería. A la fiesta de egresados de aquella promoción fue invitado el flamante director de la Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos de Villa María, teniente coronel José Manuel de Olano. Cuando en el acto el militar hizo uso de la palabra anunció que todos los egresados tenían trabajo en la Fábrica, sólo debían presentarse en la misma para formalizar el trámite de ingreso.
Antonio conocía bastante bien la Fábrica Militar dado que su padre era transportista y durante un verano lo acompañó, casi a diario, a llevar camionadas de cemento para la construcción del establecimiento. A raíz del ofrecimiento de Olano, el 18 de enero de 1944 ingresó a trabajar al lugar. Lo haría de manera ininterrumpida hasta 1976 cuando la dictadura militar lo cesanteó por pertenecer a la comisión Directiva de la Asociación de Trabajadores del Estado.
En “la Fábrica” reforzaría su relación con el atletismo. Ya trabajaba allí Guillermo Roldán, figura indiscutida del atletismo regional.
Trabajadores deportistas
Avanzada la segunda mitad de la década del cuarenta, con los empleados de la Fábrica Militar se crea la “Asociación Fray Luis Beltrán”. El subdirector del establecimiento industrial era un entusiasta del atletismo y fomentó, de manera decidida, la actividad entre el personal, Lipe dice “se ve que el hombre había sido atleta y por eso le dio impulso. Allí es donde sale Evans, que se revela como gran atleta, de grande, a los 22 años. Ya jugaba en la selección de básquet. Se hace un torneo interno entre las secciones de la Fábrica y ganó cien metros, ganó salto en largo, ganó todo. A los dos años era el segundo cuatrocientista del país. Lo fue por cuatro o cinco años”. Recordemos que Evans, en 1948, sería el primer deportista villamariense en participar en los Juegos Olímpicos.
Por sobre todas las figuras del atletismo local, Lipe destaca la de Roldán al que considera “la columna vertebral que desarrolló el atletismo por décadas”. En aquel tiempo, bajo la dirección de Roldán se reunió un interesante grupo de atletas que también eran trabajadores de la Fábrica, entre ellos Evans, Margara, Minelli, Díaz y el propio Lipe, que recuerda que a mitad de los años 40 se construyó una pista en el lugar, “con ceniza y arena, como era en aquellos tiempos, un pedestal de cemento para los jueces. Vino el mejor velocista de Sudamérica a inaugurarla cuando yo era soldado. Allí se hicieron cuatro o cinco torneos...”
Apartándonos del diálogo con Lipe, debemos decir que Eduardo Kamiensky, en una de las tantas crónicas deportivas que escribió en El Diario, señaló que en los años 46/47 los atletas practicaban en una pista construida en el barrio Los Parques, entre Dante Alighieri y Entre Ríos, contiguo a la casa de Roldán. Entre otros entrenaban allí, según Kamiensky, Evans, Seco, Giacomelli, Aguirre, Minelli, Pivatto, Ferreira, Lipe, García, Agüero, Sarmiento, Constanzo Margara, Sánchez, Rufinatti, Cingolani, Guzmán, Piazza y Ahumada. Todos enrolados en el Club Athletic, cuya sede se encontraba en la casa de la familia Palacios. Después, como dijimos, se armó la “Asociación Fray Luis Beltrán”, que también cumplió su ciclo. Lipe recuerda que luego de una crisis de dirigentes la misma dejó de nuclear a los trabajadores deportistas “…Luego del golpe del 55, por años, por diez o quince años, hacíamos cosas como libres, sin federación. Luego con Evans en la Escuela del Trabajo, a finales de los ‘60, junto con Roldán reorganizaron el atletismo en la región”.
Del tiempo en que en la Fábrica Militar se le daba mucha importancia al atletismo, Lipe recuerda la participación en los campeonatos de los trabajadores, “…había dos categorías, libres y federados. Representaban a los gremios. Todos los años participaba, en los regionales y también llegué a los nacionales”. Para que cumpliera con su actividad deportiva le daban licencia en el trabajo, “…Se practicaban casi todos los deportes y nuestro gremio, ATE, participaba en casi todo…”.
Lipe es rico en anécdotas relacionadas con el deporte local. Son historias que fue recogiendo a los largo de su dilatada carrera deportiva: practicó básquet hasta los 40 años, hizo el primer curso de técnico, organizado por la Asociación Cordobesa de Básquet, dirigió clubes de la región y la selección villamariense de este deporte. Por 17 años dictó clases como profesor de Educación Física en un secundario de Las Perdices. Pasado el tiempo de la dictadura militar, cuando reconquistamos la democracia, regresó a la actividad gremial en ATE. Actualmente continúa en actividad, tiene el récord sudamericano de lanzamiento de bala (tres kilos) en la categoría de 80 a 84 años. En un tiempo había dejado el atletismo, pero cuando tenía setenta años regresó a la actividad. De alguna manera lo volvió a convocar su amigo Roldán, dado que participó en una competencia que llevaba el nombre de ese deportista ya desaparecido. En el 2003 se animó y concurrió a una competencia nacional de veteranos y ganó en lanzamiento de bala. Siguió participando hasta lograr su récord de 10,10 metros.
De manera periódica Lipe viaja para participar en torneos, lo hace con el entusiasmo de siempre, se entrena en el Polideportivo “Guillermo Evans” y consigue aportes económicos de gremios, a veces del municipio, de comerciantes que han sido atletas y de ATE y la CTA “…la que siempre me ha bancado el hospedaje a donde voy. No sé cómo pero siempre lo hacen”. Lipe también compite en lanzamiento de disco y corre los cien metros. Hacer todo eso a los 83 años, ya es un premio importante. Toda una vida con el deporte.
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