Quinta entrega de las Lecturas de Verano de EL DIARIO Cultura. Estamos contentos de haber recibido el suficiente material literario para transitar el mes de febrero lleno de lecturas. Textos que lo ayudarán a pasar los abrumantes días de verano, mientras lee estas páginas con los pies sumergidos en las refrescantes aguas del río o de alguna pileta cercana.
Para este domingo les proponemos textos de tres villamarienses.
Alicia Perrig es profesora de inglés. Coordina el Taller de Narradores Orales del Peuam de la Universidad Nacional de Villa María. Ha sido seleccionada para participar en antologías nacionales e internacionales. Publica en diarios y revistas de su ciudad y en blogs y revistas virtuales nacionales e internacionales. Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, catalán y alemán. Ha obtenido numerosos premios entre los que se destaca el primer premio Victoria siempre 2007 por el cual accede a su primer poemario “Pecado Original”.
Lihuen Peirone nació en Villa María el 28 de enero de 1992. Vive con sus padres villamarienses en Puerto San Julián (Santa Cruz). A los dos años se trasladó con su familia a esas tierras del sur argentino, lugar donde cursa estudios secundarios. Escribe desde los 13 años. Hoy publicamos dos textos de una treintena que nos hiciera llegar.
Daniel Castoldi periodista cultural de distintas revistas de la ciudad. Creador junto a Darío Azumendi y Walter Carrera de La hoja del rock y Sr. Rock. Colabora en la revista cultural Nativa y en varias oportunidades con EL DIARIO Cultura. Trabajó en radio y televisión. Fue el impulsor de la revista Quijotada de la asociación civil sin fines de lucro del mismo nombre. Sus ratos libres los destina a la escritura de la historia del rock de la ciudad, que quiere darle formato de libro para el presente año. Está cursando el último año de la carrera de Técnico Superior en Comunicación Social en el Inescer.

Esperamos los disfruten.

Darío Falconi
eldiariocultura@gmail.com


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CAMINATA
Alicia Perrig

Controlo el ritmo de mis pasos
el vaivén estudiado de la espalda
contra las horas tensas de mis hombros

cuarenta minutos
siempre intentando superar mi marca

en algún lugar
me espera el sudor acre del caballo

con los pies enterrados en su guiso de arena para nueve
en su caja de vino para uno
el Cabezón Ledesma sonríe desde un hueco

que tenga un buen día
me grita
por encima de los cascos
y el carro va chorreando el Ctalamochita
en los pozos de la calle

con pesado ademán de empuñar la pala me saluda

él
tiene tiempo.

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EXCARCELADA
Alicia Perrig

Después
esta fertilidad sofocada
parto de insomnios
hilo roto de mi marioneta
caricatura de un espejo
sometido a la avaricia de sus imágenes
concibió
en un solo instante de locura
y misterio
todos los gritos
apelmazados
en la extravagancia de una estirpe
que presumía de su mutismo.



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CORAJE
Alicia Perrig

El esquema diario de la supervivencia
en su templo de cordura

espejos que repatrian ejemplos
exilios de buen gusto
moral
buenas costumbres

la sonrisa
sometida a las leyes del mercado

oferta y demanda
cotizando la caricia
y el espanto

algún día
salpicada de azucenas
con el pelo suelto de vertientes
desbordada
en el ánfora de tu abrazo

como un pájaro en el brocal de un pozo
cantaré bajo la lluvia.


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DE A DOS… - Lihuen Peirone
Una fracción de números tiene sus dos idénticas fracciones que la dividen.
Una prenda que ya no usamos, tiene dos mitades que se similan entre ellas.
Imagínate algo que no tenga dos mitades, no podrías ni en tus más olvidadizos sueños.
Una mitad necesita de la otra para ser una, para ser algo, para ser alguien.
El amor tiene mitades infinitas, cada mitad es tan importante como la lastiman mitades pasajeras.
Lastiman mitades pasajeras.
Lastiman mitades que se aferran a uno desde la utilidad de una pupila.
Bendicen sin agua bendita algunas.
Una mitad es imperativa, la otra acción.
Severamente claro está,
Si rozas con la más leve brisa una mitad, también rozarás otra mitad que no tiene la culpa.
Tanto sufren mitades que condenan sus hermanas por hechos desconsiderados.
Mitades, enteros, personas.
De a dos…

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IMAGINACION - Lihuen Peirone
Era increíble, como podía hacer volar su muñeco de colección por el espacio inframundista; podía ser el único en pisar la luna y volver a una velocidad extraordinaria a rozar la almohada de su cama.
Quisiera tener la imaginación de un niño, para ellos es tan fácil… para mí, volar y sentir ese poder de creación correr por mis venas, requiere de una concentración que quizás sólo tuve de niño. Quisiera poder… pero es tan sólo un horizonte inalcanzable para mí. Quisiera volver a ser un niño, pensar que de niño, quería crecer tan rápido…


LAS PIERNAS DE LA LUNA - Daniel Castoldi
Hoy le acaricié las piernas a la luna.
Y ella se mostraba radiante, con sus labios recién pintados y sus mejillas maquilladas.
Ella sabe lo que inspira y significa, sabe de los sonetos y canciones que le dedican.
Ella ve, cómplice, los besos a escondidas de los recién enamorados.
Hoy la vi pasar, hermosa y brillante, sin nada que envidiarle al que le presta la luz.
Ella pasa, haciendo del cielo un terciopelo y dándole distintos matices, observándolo todo desde allá.
Pasa y seduce al astro rey, que la observa con soberbia. Pasa y lo provoca, como agradeciéndole por hacerla brillar.
Se detiene y se desnuda, se muestra tal cual es, sin vergüenza ni privación. Pero el sol la mira indiferente, sentado en su sillón ardiente, mientras se fuma un puro y grita que todas las estrellas son unas conventilleras baratas y que la Tierra es el único planeta que le debe la renta y la luz.

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LOS CONTORNOS DE DOS CUERPOS - Daniel Castoldi

La luz del fósforo iluminó por un instante la cara ajada de Juan. Luego, sólo el pitar del cigarrillo se veía en la infinita oscuridad de la noche. A los oídos llegaban, casi imperceptibles, los sonidos de los eucaliptos mecidos por la tenue brisa. El campo no se vislumbraba siquiera, pero se extendía inmenso en frente suyo. La humedad de la pared en donde estaba sentado le daba de tanto en tanto un escalofrío, sobre todo cuando la brisa insistía en convertirse en ventisca. Poco a poco, la luna ganó su pelea y apareció entre las nubes. Con ella y gracias a su luz prestada, se alcanzaron a distinguir los contornos de dos cuerpos que se acercaban cruzando la tierra arada. Juan no se sorprendió, sabía muy bien que esa noche irían a matarlo.

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REFLEJOS CAMPESTRES - Daniel Castoldi

Con el renovado esplendor del día, los pájaros amanecen su nuevo canto.
Las lilas y los azahares rejuvenecen y la vendimia recibe la bendición de Dios.
Las aguas corren cristalinas por los surcos, mientras el susurro de los eucaliptos baja lento, como deslizándose por el aire.
Un atronador correr de caballos llega de lejos, mientras una vaca fértil y dadora de vida bosteza un mugido.
Una rosa es síntesis perfecta de la belleza divina, abriendo su cuerpo para servir a una laboriosa abeja.
Los cardos y las flores crecen a la par, en una demostración constante de la convivencia del bien con el mal en la tierra, como un cielo y un infierno con raíces temporales.
La noche, espesa, impenetrable en su negrura, se desparrama desde el lejano monte y muestra un sinfín de estrellas y cometas.
Los ruidos se hacen perceptibles y despiertan temor. El llano se hace interminable.
El tiempo es menos fugaz, la lluvia más pura y el aire... el aire acaricia los pulmones por dentro, le hace unos mimos y vuelve renovado a la atmósfera.
La mente descansa, respira libertad y puede ir con los pájaros a formar un nido en el extremo de un árbol, para bajar en picada a zambullirse en un charco para jugar junto a un sapo simpaticón, y puede llegar a los límites más insospechados por la razón y ser única, desinformarse y desalinearse para vivir su eterna juventud espiritual. Puede volar y bajar nubes, puede enterrar angustias y revivir bellos recuerdos para lograr que la felicidad sea más que un reflejo que pasa, toca y se va, para convertirse en un momento profundo y así deje de ocupar los pequeños espacios que le dejan la tristeza y la soledad.