Por Oscar R. González*

 

Como cada año desde hace seis, los integrantes de la Red Argentina de Presupuesto Participativo nos reuniremos para  intercambiar experiencias y analizar el avance de esta herramienta de protagonismo popular  que se expande sin pausa a cada día más municipios argentinos. Hoy ya son 59 las comunas que cuentan con este dispositivo que permite la asignación de recursos públicos según la voluntad colectiva de los vecinos, reunidos en asambleas abiertas a toda la comunidad.

En Villa María, Córdoba, este jueves y viernes, celebraremos los éxitos, verificaremos las dificultades  y asumiremos los nuevos desafíos de una metodología que alienta la intervención  de la sociedad en la determinación de las obras y servicios necesarios para mejorar la vida en común y, así, fortalecer los mecanismos de la democracia representativa. 

Instituto nacido en Brasil, al calor de los primeros gobiernos municipales alcanzados por el Partido de los Trabajadores (PT), la  rápida expansión del Presupuesto Participativo a otras latitudes vino a demostrar que se trata de un instrumento apto para canalizar la participación del pueblo sin colisionar con el sistema de partidos, pero de algún modo compensando  la notoria declinación de éstos, un fenómeno mundial.

En el contexto de un país como el nuestro, que desde hace una década aplica políticas públicas de redistribución del ingreso y ampliación de los derechos ciudadanos, el Presupuesto Participativo es una práctica social que ha encontrado el ambiente propicio para seguir desplegando su naturaleza inclusiva, demostrando que la democracia es un reto cívico que nos convoca a todos no sólo para ir a votar cada dos años sino también a ejercer  nuestros derechos todo el tiempo.

 

*Secretario de Relaciones 

Parlamentarias del Gobierno nacional