Dos sujetos que circulaban en moto e intentaron robarle a una joven, a plena luz del día, terminaron poniendo pies en polvorosa luego de que la propia víctima, a mano limpia, los “disuadiera y convenciera” de que lo que intentaban hacer no se le hace a una señorita que trabaja honestamente para ganarse el pan.
El episodio tuvo lugar el miércoles por la mañana en la esquina de Ramos Mejía y Alvear, en barrio Industrial.
Según narraron varios testigos, María Bracamonte, quien se desempeña como cobradora para la Empresa Paviotti, se encontraba cumpliendo sus tareas habituales, de a pie, cuando fue sorprendida por los cacos. Uno le tironeó la cartera que llevaba colgada del hombro mientras el otro la tomaba por los cabellos. El plan era sencillo. Sacarle la cartera en pocos segundos y alzarse con el botín antes de que la joven pudiese darse cuenta de lo que estaba pasando.
“Una muchacha contra dos arrebatadores motorizados es pan comido”, habrán pensado los ladrones.
Pero lo que comieron no fue pan, sino bollos. Porque la víctima, tal vez por ser portadora de un apellido estrechamente ligado el boxeo, reaccionó rápidamente y se defendió de sus atacantes, propinándoles varios golpes de puño.
Para sorpresa de los vecinos que presenciaron la escena (una escena que podría haber sido extraída de una película de acción), los cacos, esquivando golpes como podían, subieron a la moto y huyeron sin haber conseguido apoderarse de la cartera.
Recién entonces, cuando los ladrones habían puesto distancia, la víctima dio rienda suelta a su sensibilidad y sufrió una crisis de nervios.
Afortunadamente, María Bracamonte no padeció lesiones de consideración.
Y es de esperar que los cacos, de los que nada más se supo, hayan aprendido que no todo es lo que parece.
El hecho, que no trascendió oficialmente, fue confirmado por los empleadores de la joven y circuló en las redes sociales.
Canillita fue asaltado a golpes
En tanto, el canillita Roberto Chiotti, de 58 años, no tuvo tanta suerte ni posibilidad de reaccionar a tiempo cuando fue asaltado por un ladrón solitario en la madrugada de ayer, en barrio San Justo.
Chiotti fue sorprendido en la esquina de Remedios de Escalada y Periodistas Argentinos alrededor de las 4.40, cuando hacía su habitual recorrida entregando los diarios en su bicicleta.
Antes de que pudiera darse cuenta de lo que estaba pasando, sintió que alguien lo empujada de atrás y le hacía perder el equilibrio.
El diariero cayó al suelo y se golpeó el codo derecho (que comenzó a sangrar) y una pierna.
Los diarios se desparramaron sobre el pavimento.
El ladrón se tiró encima del vendedor y a fuerza de golpes (no estaba armado) le revisó los bolsillos y le sustrajo 350 pesos en efectivo.
Huyó a la carrera por Remedios de Escalada.
“Lo seguí, corriéndolo y gritándole, hasta Perón. Pero abandoné porque me di cuenta que no lo iba a alcanzar”, narró Chiotti a EL DIARIO.
“Poco después llegó la Policía. Creo que algún vecino, alertado por mis gritos, los llamó. Pero el ladrón ya se había esfumado”, contó el canillita.
Después, atando cabos, el diariero recordó que poco antes había visto a su atacante, un sujeto de remera roja. Había sido en el Automóvil Club, adonde había ido a dejar diarios, como todos los días y a pedir “cambio de 100” para poder dar vuelto. Y en eso estaba cuando entró quien terminó siendo el asaltante y vio toda la operación.
“Lo que no me explico es cómo sabía el tipo cuál era mi recorrido”, se preguntó el canillita.
Tal vez, el asaltante tenía datos de su recorrido, pero también cabe pensar que tal vez fue sólo producto de la pura casualidad y se encontró en el lugar equivocado, a la hora equivocada, con el hombre equivocado. Y como dicen, la ocasión hace al ladrón...