Pidieron que los hombres “crezcan”. Dijeron “basta a la violencia”, consideraron que hay que fortalecer la autoestima de las mujeres y sostuvieron que hay que pedir ayuda para poder romper el círculo nefasto de la violencia de género.
Son Rosana Pizzi y María Silvia Zariche, quienes ayer fueron las protagonistas del acto contra la violencia que realizó el Departamento Municipal de Prevención contra la Violencia, realizado a la mañana en las afueras del salón de Acción Social que posee la comuna.
Allí, Rosana pintó dos murales, mientras que Silvia presentó la folletería que produjo sobre la temática.
Entrevistadas por EL DIARIO, Pizzi, que es artista, contó que quiso representar la temática a través del pintado de paredes, plasmar la violencia que “uno se ejerce a sí mismo al no pedir ayuda, al aceptar situaciones por creerse que no hay otra cosa o porque pensamos que somos merecedoras de esos golpes o insultos o por creer que el amor es así”.
“Esta gente misógina nos hace creer que el amor funciona por medio de la violencia. Nosotras tenemos que salvarnos: el cambio está en uno”, sostuvo.
“Si uno acepta la situación, la reconoce y quiere cambiar, pasarás a otra etapa de la vida, se abren puertas y no vas a estar más sola”, evaluó.
La artista plasmó, en el otro mural, las consecuencias fatales de la violencia, donde ya no hay más retorno, “porque ya no se puede pedir ayuda o porque muchas lo pidieron, pero no las escucharon o no les creyeron”.
Aclaró que quienes retoman el vínculo con el agresor, lo hacen “porque piensan que el amor funciona de esa manera”. Ella resaltó que “nadie ama si te humilla, nadie ama si te daña, nadie ama si te degrada, eso no es amor sino violencia”.
Confió a este diario que vivió una situación de esta naturaleza y “llegué a pensar que la culpable era yo, que no servía para nada, que nadie me quería; me alejó de mi familia, mis hijos, mis amigos, mi trabajo”. Hoy puede gritar a los cuatro vientos que “la libertad no se negocia y no tiene precio”.
Admitió que “es muy difícil salir de ese círculo porque mientras uno acepta golpes e insultos, se va encerrando en ese ámbito en donde es muy difícil salir”. “El agresor va a contar todo lo contrario a lo que uno dice. Siempre va a hablar para su favor y la culpable es una. Te hacen creer que sos la responsable de lo que pasa y es difícil salir. Entonces una piensa: lo hace porque yo me puse una remera escotada. En esos momentos, se justifica algo que no tiene justificativo”.
“Ya no podía respirar, no tenía vida propia, no era dueña de mis horas, de bañarme, porque si lo hacía, se pensaba que lo estaba engañando... Cosas terribles que me llevaron a pedir ayuda porque sola no podía”, relató.
Para Silvia, por su lado, el empoderar a la mujer es un factor importante para evitar estos dolorosos cuadros.
“El agresor siempre va a atacar la autoestima”, afirmó.
Para ella, las secuelas quedan para toda la vida. “Aprendiste algo que no te hubiese gustado aprender. Además, primero suele haber un maltrato psicológico, emocional, que te resta. No vas a volver a ser la misma persona, tener la misma alegría, te va a costar muchos años recuperarte, no vas a ser la misma con tu sexualidad, reconstruirte cuesta mucho”, declaró.
En este sentido, Rosana disintió: “Yo considero que lo que no te mata te hace más fuerte. Hoy me siento fuerte. Tengo muchísimas ganas de rehacer mi vida”, contó.
Zariche entonces acotó que “somos mujeres y es propio de nuestra naturaleza recuperarse, pero te van robando cachos de alma”.