“En principio, la pericia mecánica hecha en el lugar determinó que se trató de un accidente, producto de un error humano, es decir, de la manipulación del hombre”.
Con esa frase, el juez federal Roque Ramón Rebak confirmó ayer que la trágica deflagración registrada el 4 de septiembre en la Fábrica Militar de Villa María se debió al manejo de los explosivos por parte del trabajador Gustavo Alejandro Cachín (34), quien perdió la vida en el siniestro.
Consultado por EL DIARIO a raíz de una versión periodística que se conoció en las últimas horas, el magistrado sostuvo que “todavía no hay una resolución definitiva, porque incluso tenemos que correrle vista a todos los interesados por si quieren pedir una ampliación de la investigación”, pero admitió que la pericia mecánica realizada en el lugar de la tragedia determinó que “se trató de un accidente” generado por la “manipulación humana”.
Rebak añadió que “se están terminando de recabar informes para poder deslindar responsabilidades, sobre todo responsabilidades civiles”, por lo que la investigación “no está concluida ni mucho menos”.
Sin embargo, admitió que las pericias realizadas “descartaron otras circunstancias” en el origen de la tragedia, como eventuales fallas en los materiales manipulados o desperfectos en las máquinas utilizadas por los operarios en el sector de mezcla de dinamita, donde justamente estaba trabajando Cachín en soledad cuando se produjo la explosión.
Cabe recordar que el siniestro con saldo fatal se produjo poco después de las 13 de aquel miércoles de septiembre y provocó, además del deceso del joven operario, un incendio de proporciones que demandó la participación de 40 efectivos del Cuerpo de Bomberos Voluntarios villamariense para sofocar las llamas.