Luego de dos décadas, el Colegio Nacional de Villa María recuperó ayer formalmente su nombre, en un acto que se desarrolló desde las 18.30 en el patio interno de la institución, el que contó con la presencia de docentes, exdocentes, autoridades, educadores de otras escuelas y un grupo de alumnos del establecimiento.
La profesora Marta Luque recordó, a poco de iniciado el evento, que el 17 de febrero de 1943 se oficializó la creación del mismo y que a partir de la Ley Federal de Educación “pasó a ser simplemente IPEM 275”. “Recuperar el nombre tiene un alto contenido simbólico”, dijo uno de los conductores de la ceremonia.
Se resaltó que se otorgó la designación por ser identificado popularmente así, “reconocido desde su fundación” y arraigado el nombre en la comunidad. Se leyó el decreto del gobernador de la provincia José Manuel de la Sota en el que se precisa que así se lo distingue en la región, “por lo que tal reconocimiento permitirá revalorizar con identidad propia y consolidar el espíritu de pertenencia”.
La vicedirectora de la institución a cargo de la Dirección, Susana Acevedo, expresó luego su emoción por un momento “que esperamos durante mucho tiempo”. “El valor del nombre está directamente relacionado con la importancia de su identidad como parte indisoluble de la cultura institucional. Los nombres elegidos por la comunidad fomentan el arraigo a ella. La iniciativa para denominar la institución tiene un recorrido de varios años: se necesitó de la participación de distintas personas que constituyen nuestra comunidad”, subrayó.
La profesional recordó que la imposición de nombre surgió de un referéndum. “Se está respetando a las voluntades expresadas”, definió. Cuando valoró a la Comisión de Apoyo formada a tal fin, dijo sentir orgullo “por formar parte de este proceso colectivo”.
Por su parte, la inspectora Silvia Ballarino consideró que era un día especial para todos los que formaron o son parte “de esta prestigiosa institución”.