Asociación Española demostró su fortaleza como local y su buen andar en el Clausura de la Liga Villamariense al vencer 2-0 a Atlético Ticino, que llegaba entonado al Prado y debió volverse lleno de incógnitas a su localidad.
Desde el pitazo inicial hubo dos argumentos que se reprodujeron a lo largo de toda la primera parte. Intensidad y rigor. Quizás por eso, la claridad tan característica de ambos equipos se vio opacada por el roce y la pierna fuerte que implican este tipo de partidos.
Por un lado, el anfitrión saltó al césped a intentar apoyarse en su condición de local y sacar provecho de los espacios reducidos que impone su cancha. Obviamente que sin descuidar su retaguardia cuando se sabía que en frente estaban Emanuel Coria, Ayrton Páez y compañía, sumado al constante recorrido de Joel Manzanares (un hijo de la casa) por derecha y de Elías Acosta por izquierda.
No obstante, Española supo resolver desde atrás para adelante los posibles circuitos de juego que siempre propone el equipo de Germán Vicario. Con una solidez defensiva abrumadora y con un mediocampo combativo encabezado por Bracamonte, el “Gallego” se las ingenió para no dejar jugar a su rival y también para complicar con las estupendas tareas de sus delanteros. Aún cuando en el primer cuarto de hora su capitán Matías Valle debió dejar su lugar a Ardissino por un fuerte dolor en su pierna derecha.
A los cinco minutos, Mateo Pedraza envió su carta de presentación cuando controló con el pecho dentro del área y sacó un fortísimo remate que fue bien interceptado por Savino para enviar la pelota al tiro de esquina. Luego de esto pasó mucho tiempo para que la emoción pasara cerca de los arcos. Recién a los 27', la única hilvanada profunda del Atlético derivó en un derechazo de Páez que fue muy bien rechazado por Guillermo Arcas.
Así se diluyó la primera parte, con el elenco de Brussa bien ordenado en todas sus filas y con un visitante que parecía no encontrar el rumbo del enfrentamiento.
La segunda mitad vino a confirmar desde el comienzo todo lo expuesto en los primeros 45 minutos. Es que a los 27' segundos, Pedraza ganó la posesión por el sector derecho (para muchos pareció falta sobre Damiani), eludió con un sombrero a su marcador y envió un centro preciso hacia la ubicación de Morello. Este último, con la punta de su pie derecho, llegó antes que todos y desvió la trayectoria imprimiéndole destino de red y desatando la algarabía en toda la parcialidad local.
A partir de la diferencia, los del “Prado” se asentaron con mayor tranquilidad ganando casi todas las divididas y complicando con la velocidad de sus atacantes. Ante un equipo que nunca hizo pie concretamente como para llegar a la paridad, ni tampoco supo sortear la pegajosa marca que su rival aplicó sobre sus lanzadores.
Y a los 42', cuando el partido se moría, una nueva escapada de Pedraza por izquierda culminó con una asistencia perfecta para el ingresado Mancilla. El “Gordo” tuvo la frialdad que tienen los talentosos y abrió su pie derecho para colocar el balón bien lejos de Rodríguez, quien se estiró en su total integridad pero no logró ni siquiera tocar la pelota.
De esta forma, Española consiguió una importante ventaja en el resultado, pero por sobre todas las cosas puede estar seguro de que jugando de esta forma va a ser muy difícil que se vea desdoblado por su contrincante. En siete días nada más se verá si la constancia del “Gallego” podrá superar el afán de revancha que posee Ticino. Eso sí, el escenario será diferente y la ilusión de revertir la situación será apoyada por todo un pueblo que lo mirará desde afuera.
La figura
Sobresaliente actuación del delantero local Mateo Pedraza. Si bien comenzó siendo una referencia dentro del área rival, terminó asistiendo desde las bandas y de gran forma en los dos goles de su equipo. Además, aportó en defensa cada vez que hizo falta y fue una pieza clave en el juego aéreo de Española.
El árbitro
Pobre labor del colegiado Gustavo Villalva a lo largo de los 90 minutos. Nunca evidenció seguridad suficiente al momento de fallar y en ocasiones fue demasiado permisivo. A diferencia de los protagonistas, se tomó el partido con cierta relajación, lo que derivo en insultos por parte de ambas parcialidades. Bien sus asistentes.