Tras varios días sin ser noticia -porque no salían a robar o porque no trascendían sus fechorías- los ladrones volvieron a las andadas en Villa María y en las últimas horas dieron tres golpes.
Una balanza
Ayer a la madrugada, poco antes de que el aire comenzara a oler a pan recién horneado, los amigos de lo ajeno rompieron la vidriera de una panadería ubicada en prolongación Sarmiento y Bahía, en barrio Bello Horizonte, tiraron la puerta abajo y se llevaron una balanza electrónica.
Se presume que el que comenzara a sonar la alarma no les dio más tiempo a los cacos, que advirtieron que faltaba poco para que empezaran a llegar los trabajadores de la cuadra de la panadería Hipólita.
Cabe consignar que esta panadería hace alrededor de un año que abrió sus puertas al público.
Un maletín
En tanto, el martes por la noche los rateros rompieron el vidrio de una de las ventanillas de una Toyota Hilux que estaba estacionada frente al Sport Social Club y se llevaron un maletín.
Dentro del maletín había dinero en efectivo (poco más de mil pesos), un teléfono celular y, lo más importante para el damnificado, “una agenda y documentación de suma importancia para el funcionamiento del predio El Yuyal, que pertenece a la Fundación Escuela Bíblica Villa María”, manifestó el damnificado, Gervasio González, quien es gestor de esa institución.
“Si alguien encontró el maletín con esa documentación, por favor comunicarse al 0353-154202163. Agradeceré la devolución. Se trata de un maletín negro” indicó González.
Dinero y algo más
Pero, sin duda, la peor parte se la llevaron los socios del Centro de Jubilados José Luis Suppo, ubicado en Carlos Pellegrini 640 de esta ciudad.
Allí, los amigos de lo ajeno no sólo sustrajeron dinero en efectivo, instrumental médico y documentación valiosa, sino que además causaron daños y destrozos que costarán caro a los pasivos que conducen esa institución y a sus asociados.
Precisamente, fue un socio el que, sin quererlo, descubrió que habían sido víctimas del accionar de los delincuentes.
“Pasaba por la vereda, vio la ventaba abierta y quiso entrar, creyendo que había gente”, narró Víctor Vedelago, presidente de la institución a EL DIARIO. Pero la puerta estaba cerrada.
“Me llamó por teléfono para avisarme que la ventana estaba abierta y ahí descubrimos que habían entrado; estaba todo patas para arriba”, explicó Vedelago.
“Se llevaron dinero que debíamos pagar por un viaje a Embalse: 8.970 pesos”, precisó el dirigente. “Y, además, dos tornos de pedicuría, que valen 1.700 pesos; un nebulizador nuevo, que cuesta 300 pesos; y cajas de cartón en las que había elementos específicos del balance que estábamos haciendo. Facturas, planillas, documentación y libros de socios y de actas, que también son costosos”, se lamentó el hombre. “Golpearon debajo del cinturón”, dijo, apelando a una metáfora boxística.
Vedelago explicó que los cacos “ingresaron por una mampara de 36 x 22 centímetros y reventaron un armario de chapa en el que guardábamos una cajita de seguridad con el dinero”, expresó el dirigente.
“Trabajaron a oscuras, porque a la noche, cuando nos vamos, cortamos las luces y no encontraron el interruptor. Todo lo que se llevaron es muy difícil de recuperar”, se lamentó Vedelago.
El hombre dijo también que “nos llamó la atención que no se llevaran las computaras ni el grabador”.
Sin pistas por el momento
Por el momento, la Policía no ha manifestado tener rastros ni pistas para esclarecer ninguno de los tres hechos, pero están trabajando en ello.