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1 de Diciembre de 2013
Razón y fe
Cuatro charlas magistrales pasaron por la Villa
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En una propuesta inédita para nuestra ciudad, la UNVM y el Obispado organizaron un ciclo de conferencias en el Centro Cultural Comunitario cada jueves de noviembre. Los primeros filósofos cristianos; la salud y la enfermedad según los padres de la Iglesia; razón y fe en Tomás de Aquino y fe y comunidad eclesial fueron los temas que trataron doctores en Filosofía y Letras, sacerdotes y teólogos que llegaron desde varios puntos del país. Las jornadas fueron declaradas de Interés Cultural y Municipal por el Concejo Deliberante





No podía haber tenido una mejor idea el Centro Filológico (UNVM), en conjunto con el Obispado en el Año de la Fe, que homenajearla. Pero no lo hicieron mediante la iluminación saturada de los reflectores impositivos, sino que la “revelaron” al suave contraluz de la razón; esa otra cara de la moneda que para muchos es su reverso irreconciliable, pero para otros su complemento indisoluble. La cara y seca de un óbolo fabuloso diseñado ya no para cruzar el Estigia de los muertos, sino para aproximarse a los misterios de los cielos. Por eso es que este ciclo de charlas, absolutamente inédito en nuestra ciudad no solo por su temática, sino (también y sobre todo) por el fabuloso nivel de sus conferenciantes se concibió apto para todo público; “ya que en el fondo todos nos preguntamos las mismas cosas sobre los mismos temas”, declaró Juan Pablo Abraham, miembro del Centro Filológico (Facultad de Ciencias Humanas de la UNVM) y moderador de las conferencias. Por eso, siguiendo el concepto de Abraham, este artículo intentará acercar las cuatro conferencias magistrales al lector de EL DIARIO. Para que “razón y fe” sigan dialogando a lo largo del domingo en la mesa de los bares, en los hogares o en las terminales. Y para que cada uno continúe buscando la respuesta a la mayor pregunta (o la prueba a la mayor evidencia) de la creatura humana sobre la tierra: Dios. 
 
Pensar y creer en los primeros filósofos cristianos
 
El jueves 7 de noviembre, el doctor Ramón Cornavaca de la Universidad Nacional de Córdoba abrió el ciclo al disertar sobre “Pensar y creer en Clemente de Alejandría, Orígenes y Gregorio de Nisa”; vale decir, al modo en que aunaron razón y fe los primeros filósofos de la cristiandad. 
“El cristianismo irrumpe y se propaga en un mundo ya helenizado, donde los primeros padres griegos ponen las bases de la doctrina -comenzó diciendo el doctor cordobés-. En el Siglo II aparecen autores que, habiéndose formado en la cultura griega toman contacto con el cristianismo, se convierten y hacen una articulación no sólo en su pensamiento, sino también en sus propias vidas: San Justino Mártir, Clemente de Alejandría y Orígenes. Ellos, como padres apologistas, deben defender la fe de los ataques del paganismo, pero lo deben hacer con argumentos filosóficos”. 
Tras esta introducción, Cornavaca habló sobre Clemente de Alejandría, quien vivió entre los siglos II y III, comentando que “entre sus obras más importantes se destaca su ‘Exhortación a los griegos’ a que se conviertan. En ese libro, Clemente desarrolla su pedagogía y traza un estrecho paralelismo entre Verdad Revelada y Filosofía, diciendo que esta última es un regalo precioso que Dios le ha dado a Grecia. Para Clemente la Filosofía tiene un valor propedéutico, o sea, que es un saber previo y necesario para el conocimiento cristiano de la fe. Según Clemente, el sentido último de la filosofía griega y la ley judía fue abrir el camino a la llegada de Cristo. Su ideal de educación era hacerse semejante a Dios, concepto que toma de Platón”. En cuanto a Orígenes de Alejandría (185-254), Cornavaca comentó que “es cristiano de nacimiento. Su padre, San Leónidas, fue martirizado y él lo ve morir. Una de sus obras, ‘Contra Celso’, es una defensa a los ataques de un filósofo pagano, quien apoyándose en Platón pretendió anular el legado de Cristo. En esa obra Orígenes le contesta párrafo por párrafo a Celso, concluyendo que éste no sólo no entendió a Cristo, sino que tampoco entendió a Platón, ya que según él no hay contradicción alguna entre ambas doctrinas”. Para finalizar, Cornavaca se refirió a Gregorio de Nisa (médico y sacerdote griego, 330-395) y uno de sus libros fundamentales: “La vida de Moisés”. “Gregorio toma al patriarca como ejemplo de una vida en permanente búsqueda de la perfección. La obra de Gregorio está sentada en el deseo de Dios, en un eros que trasciende lo sexual para inscribirse en el platonismo más puro”.
 
Salud y enfermedad en Gregorio de Nisa
 
Héctor Jorge Padrón, licenciado en Filosofía por la Universidad Nacional de Córdoba y doctor por la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), es actualmente investigador de Conicet y docente en la Universidad Nacional de Cuyo y la UNVM. El jueves 14 habló sobre un tema que unió magistralmente la Filosofía con la Medicina y la religión; o para decirlo con sus palabras, “la relación que une internamente la realidad de la salud con la realidad de la enfermedad según Gregorio de Nisa, uno de los padres de la Iglesia”. El doctor Padrón comenzó su charla recordando que “desde la Organización Mundial de la Salud estamos acostumbrados a oír hablar de salud y enfermedad como de términos separados, cuando no es así; ya que quien está sano se puede enfermar y viceversa”. A este respecto y según Padrón, “el pensamiento de los padres de la Iglesia contiene una nosología, es decir, una teoría de las enfermedades y de su tratamiento que es profundamente pertinente recordar en el presente, sobre todo teniendo en cuenta la teoría y la praxis de la medicina contemporánea”. Acto seguido recordó que “el hospital como institución nace en el Siglo IV de la mano de San Basilio, uno de los padres de la Iglesia. Gregorio de Nisa era médico y también colaboró con él. En esos tiempos él atendía a los integrantes de su parroquia, ya que no se impedía a los sacerdotes médicos ejercer la medicina”. Y a este respecto Padrón trazó un paralelismo entre la concepción de la Medicina de un teólogo místico de la antigüedad y un médico actual en ejercicio. “La Medicina en tiempos de Gregorio de Nisa era una virtud de la filantropía; vale decir que era el amor hacia los hombres lo que hacía posible la profesión. Pero en la actualidad estamos viviendo un tiempo indigente, asistiendo al empobrecimiento de las profesiones que ya no tienen una mirada integral del ser humano ni lo conciben como creatura de Dios, sino que se han desintegrado en especializaciones y subespecializaciones”. Acerca del concepto integral del hombre según el niceno, Padrón comentó que “Gregorio fue un hombre de vasta cultura: conociendo a Platón, Aristóteles, los estoicos y los textos hipocráticos y galénicos. Decía no conocer a un buen médico que no fuera a la vez un buen filósofo. Esto es a la inversa de la actualidad, donde la ampliación del conocimiento se trocó por una ingenuidad que en medicina puede ser criminal. Gregorio habla de la exigencia de un nuevo deber de la Iglesia: dar una instrucción científica sobre la constitución humana a fin de que las ovejas espirituales no escuchen los errores de voces ajenas a su bien. Lo propio del mundo antiguo es la contemplación del todo porque es un mundo espiritual. Para los antiguos, un hombre era mucho más que un conjunto de células o de tejidos y mucho más que una máquina. ¿Hay que mirar al hombre como una creatura de Dios y no como una máquina? Las dos cosas, dicen los padres de la Iglesia, porque estas miradas no se contraponen en la antigüedad. En cambio, para el filósofo Descartes (1596-1650) el cuerpo humano es nada más que una máquina. Y este es el concepto que, lamentablemente, va a pasar a la medicina de nuestros días”.
 
Razón y fe en Santo Tomás de Aquino
 
Juan Gabriel Ravasi es licenciado en Filosofía por la Universidad Nacional de Córdoba y doctor por la Universidad de Navarra (España). Actualmente es miembro de la Sociedad Internacional Santo Tomás de Aquino y en calidad de especialista cedió esta pequeña entrevista el jueves 21, al finalizar su conferencia.
-¿Cuál es la importancia actual de Santo Tomás de Aquino (1225-1274)?
-Básicamente la de ayudarnos a entender que hay un orden independiente al mental. Los seres humanos, para pensar, dependemos de un orden extramental. Y Santo Tomás nos lo puede demostrar muy claramente. La Ecología es un buen ejemplo de esta afirmación.
-¿La Ecología le da la razón a Santo Tomás?
-Totalmente, porque la Ecología nos está diciendo “señores, están destruyendo la naturaleza”. Y Santo Tomás nos dice que la naturaleza es lo primero que hay que observar y respetar, ya que, según él, para conocer no hay que empezar leyendo los evangelios o la Teología, sino reconociendo lo que las cosas naturales son. En este sentido, Tomás es un aporte clave para entender que hay un orden previo del que depende la armonía de la convivencia humana. 
-¿En qué momento se quiebra la conciencia de un orden superior y se atenta contra la naturaleza?
-Fue con la modernidad, a partir de la eclosión de aspectos auxiliares a la razón humana. Estos aspectos pueden ser simbolizados por el microscopio y el telescopio, que hicieron que nuestra percepción sensible superase los límites naturales. Y entonces creímos poder explicarlo todo mediante la razón. Y la razón es como la luna, alumbra, pero con luz prestada. La luz de la inteligencia de una persona es una luz que nos ha sido dada.
-Usted dijo en su conferencia que “Dios nos da el don de la fe, pero no todos lo desarrollamos”. ¿Qué hace una persona para encontrar la fe que no tiene?
-Reconocer lo que las cosas son en términos naturales. Yo puedo decir que Dios no me dio la vista, pero en realidad estoy con los ojos cerrados. Si alguien quiere recuperar la fe, ya empieza a tenerla. Y eso es una decisión de la voluntad y una búsqueda de la inteligencia. Los griegos son la prueba de que mediante la razón podemos saber que existe Dios y que el alma es inmortal. Y mediante la fe podemos saber mucho más aún.
 
Fe y comunidad eclesial
 
El doctor Miguel Barriola es uruguayo y además de sacerdote y docente del Seminario Mayor “San José” de La Plata, es doctor en Ciencias Bíblicas por el Pontificio Instituto Bíblico de Roma. En el año 2010, Barriola recibió la prelatura de honor de manos del Papa Benedicto XVI. 
Encargado de cerrar el ciclo con una ponencia sobre “Fe y comunidad eclesial”, el sacerdote uruguayo fue recibido por el obispo de Villa María monseñor Samuel Jofré, quien agradeció su presencia e instó a “fomentar la razón y la fe en un mundo cada vez más irracional y escéptico”. 
Barriola basó su disertación en la Lumen fidei (A la luz de la fe), primera encíclica del Papa Francisco. El sacerdote comenzó su disertación de esta manera: “Muchos creyentes dicen ‘yo creo en Jesucristo, pero no en la Iglesia’. Se trata de una recaída individualista muy dañina, una opinión basada en los caprichos del yo, tan típicos de estos tiempos. Por eso es que en estos días se hace recomendable repasar el aspecto comunitario o eclesial de la fe, para que la existencia del creyente se vuelva existencia eclesial al modo en que lo proponía San Pablo, quien decía que ‘los creyentes forman un solo cuerpo con Cristo’”. 
Acto seguido, el padre Barriola citó el libro de los Hechos de los Apóstoles y aquel pasaje (9,5) en donde San Pablo, luego de ser cegado por un resplandor, pregunta: “¿Quién eres, Señor?”; y él dijo: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues”. Y el doctor comentó: “Es claro que perseguir cristianos era perseguir a Cristo y aquí se lee clarísima la identificación de Cristo con la Iglesia. Por lo tanto, la fe no es algo privado ni individual, no es un bien para llevar a casa y estar a solas con ese bien como hacen los avaros, sino que está destinado a compartirse, a expandirse, a convertirse en anuncio. Para el creyente, su fe no es algo moldeado por sus gustos personales o las modas de la época. Un creyente no puede decir ‘me gusta esta parte de la fe, pero no me gusta esta otra’, porque no se trata de sus gustos o de lo que él está dispuesto a aceptar. La fe de los creyentes no se construye de manera individual, sino escuchando lo que vive y enseña la gran comunidad de la cual forma parte; que a su vez vive y enseña lo que Jesús nos legó. Quien enseña la doctrina de Cristo la debe enseñar en su totalidad, no en la parte que le guste o su capricho le dicte”.
En cuanto a los dos términos que propuso este ciclo de conferencias, Barriola indicó que “recuperar la conexión de la fe en la verdad es muy difícil y muy importante en la actualidad, cuando asistimos a una crisis de la verdad y la dictadura del yo quiero. Por eso es que la luz de la fe debe iluminar los problemas de nuestros tiempos. La verdad no se impone, sino que se propone. Es lo que hizo Jesús durante toda su vida, proponerla sin imponer. Incluso cuando dice (en San Juan 6, 53) ‘si no comiereis la carne del Hijo del hombre y bebiereis su sangre, no tendréis vida en vosotros’, muchos discípulos lo abandonaron. Y él les dijo a los 12 que quedaban (San Juan 6, 67): ‘¿Queréis vosotros iros también?’. Y ahí asistimos a la brillante y sensible respuesta de Pedro (San Juan 6, 68): ‘¿A dónde iremos? Tú tienes palabras de vida eterna’. Y concluyó su disertación sobre la comunidad eclesial diciendo que “quien cree nunca está solo, sino que siempre estará unido junto a sus hermanos en la fe, es parte de una comunidad legada por Cristo”.
 
Iván Wielikosielek


Las fotografías

1) Héctor Jorge Padrón

2) Juan Gabriel Ravasi

3) Ramón Cornavaca abrió el ciclo de conferencias

4) Hubo un promedio de 80 asistentes por cada conferencia

5) Padre Miguel Barriola, monseñor Samuel Jofré y el moderador de las conferencias Juan Pablo Abraham, de la UNVM


 

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