Escribe: Gustavo Ferradans
Concluyó ayer en esta ciudad la Clínica Internacional dictada por el profesor Julio Velasco en el Centro Cultural Comunitario Leonardo Favio.
Durante cuatro jornadas, el reconocido entrenador brindó disertaciones de altísima calidad en un espacio colmado por más de 170 entrenadores de 19 provincias y de cuatro países: Paraguay, Colombia, Chile y Perú.
Velasco fue dos veces campeón Mundial como entrenador de Italia, obtuvo además, entre otros éxitos, la Medalla de Plata en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. Después dirigió la selección femenina de Italia y los equipos masculinos de España y República Checa y en la actualidad es entrenador del seleccionado de Irán.
La Clínica contó con la organización de la Municipalidad de Villa María a través del Ente Villa María Deportes y Turismo y tuvo la adhesión de la Federación del Voleibol Argentino (FEVA) junto a la Federación Cordobesa de Voleibol.
Finalizada la Clínica y luego de lidiar durante las cuatro jornadas, con un estado gripal que le produjo una disfonía, Velasco dialogó ayer con la prensa local, encuentro que había postergado.
El encuentro se realizó en la confitería de un hotel céntrico y el diálogo con el reconocido entrenador fue el siguiente:
¿Qué balance hace de esta clínica dictada en Villa María?
“Yo no puedo hacer mucho balance porque estaba del lado de los que hablaban. Espero que los que estaban del lado de los que escuchaban hayan satisfecho sus expectativas porque es muy difícil dar cursos cuando no se conoce mucho el ambiente. Espero haber acertado en los temas de los primeros días, que eran orientados a la temática de divisiones inferiores y los dos finales que estaban más orientados al alto rendimiento. Lamentablemente llegué enfermo y me costó mucho dar los cursos, pero dediqué igualmente todo el tiempo. Espero que haya sido suficiente”.
¿Cómo siente que ha sido la relación de entrenadores por un lado y profesionales y empresarios por el otro para con su Clínica?
“Yo hice un gran esfuerzo para estar en la ciudad. La charla con el ambiente no voleibolístico fue muy buena, sobre todo con el intendente, ya había estado reunido con él en la Municipalidad trajo a todo su Gabinete que para mí fue un gran orgullo que pensara que mi charla podía ser tan interesante. Espero que lo haya sido y haya servido para lo que ellos esperaban, que era tener una opinión más de cómo manejar los grupos, los equipos, sean deportivos o no”.
Usted es entrenador de los seleccionados de Irán. ¿Ese es un lugar para quedarse a vivir por mucho tiempo?
“Es una pregunta difícil. Es un lugar con gente muy amable, muy dulce, muy hospitalaria. Pero más que Irán, Teherán es una gran ciudad, lo opuesto que Villa María. Es una gran ciudad, una megalópolis y es complicado, porque para ir para cualquier lado demanda una hora u hora y media, donde el aire está muy contaminado por los coches. Ellos importaban antes las naftas y ahora la tienen que producir y no tienen toda la tecnología debido al embargo internacional. Ellos tienen un aire muy pesado. Por la parte de la gente, uno puede estar tranquilamente, pero el límite es el idioma, yo no hablo farsi, que es muy difícil aprenderlo y sobre todo porque no tengo tiempo, hablo inglés, y eso me hace comunicarme no muy bien con la gente que no es del equipo que ya está acostumbrado al inglés. Con la otra gente es más difícil”.
¿Y el choque cultural cómo fue?
“Fue menos de los que yo pensaba. Evidentemente hay diferencias grandes, pero menos grandes de las que yo creía. Yo creía que iba a ser difícil para con la gente joven; en cambio los jugadores son fundamentalmente jóvenes, en el sentido que están globalizados, que conocen, que tienen muchas ganas de mejorar. Lo que más me gusta de ellos es que tienen muchas ganas de mejorar y la gran capacidad de adaptación. Eso no fue difícil. Lo más difícil fue lograr cambios organizativos porque la gente más grande tiene ya costumbres. En eso nos está ayudando la World League que tiene requisitos internacionales y la Federación se está acostumbrando a ellos y estamos mejorando en eso también”.
Juan Manuel Cichello es su colaborador principal y él ha tenido una gran influencia en el crecimiento del vóley villamariense. ¿Qué nos puede decir de él como colaborador? ¿Qué le ha contado del vóley de la ciudad?
“De Villa María me ha contado un montón de cosas, porque él está enamorado de la ciudad. El tenía un proyecto a largo alcance que lamentablemente no se pudo realizar. Siempre me habla de la gente y de la ciudad, lo que hicieron con el equipo siempre lo hizo con gran entusiasmo. Yo lo tuve que esperar a él durante el primer año, hasta agosto, porque él estaba con la selección argentina. Yo hice ese esfuerzo, porque el primer año, desde marzo, estaba muy solo. Lo esperé porque sabía, aunque lo conocía poco, que iba a valer la pena. Y en efecto, sí que valió la pena hacerlo. Es un entrenador que está acostumbrado a ser primer entrenador y no es un segundo. Acá es mi segundo, pero es un entrenador que sabe tomarse todas las responsabilidades. Le delego no sólo cuestiones técnicas, sino también organizativas. Cómo se parecerá a mí, que somos dos perros bulldog, que hasta que no conseguimos lo que el equipo necesita no aflojamos me saca mucho trabajo y me da mucha tranquilidad. Tener a un argentino, que nos juntamos a comer en los ratos libres, sobre todo el primer año, en que Fernanda (la esposa) y las chicas no estaban allá. Además es una compañía, más allá del profesional que es y que ayuda mucho”.
¿Cómo evalúa su etapa en Italia, primero en clubes, luego en seleccionados y luego en otros equipos?
“Fue una etapa extraordinaria para mi. Fueron ocho años con la selección, estuve seis con la masculina, y dos con la femenina, que me permitieron realizar más de lo que jamás hubiese soñado con el vóley. Además es el país en el que vivo, hace 30 años que me fui a Italia. Vivo ahí, vuelvo tres veces al año, ahí compré mi casa, mis hijas viven ahí, mi nieto nació en Italia. Para mi Italia es mi segunda Patria. Muchas veces definí que Argentina es como mi mamá, e Italia como mi esposa. Uno se enamora de una mujer y se va a vivir con ella, pero Argentina es como la madre de uno, al que no se puede analizar si tiene defectos, si es mejor o no. La madre de uno es la mejor y se acabó. No hay mucho que analizar. Y tengo esa relación entre estos dos países. Villa María es una ciudad con muchos descendientes de italianos, me doy cuenta por los apellidos. Somos parientes directos”.
¿Por qué su incursión como director de Deportes en la Lazio y luego como mánager en el Inter?
“Porque en ese momento me venía bien salir del vóley y fue una propuesta irresistible, la de ser director general, con un sueldo muy importante. En ese momento yo ganaba el mejor sueldo del fútbol italiano después de Luciano Moggi (director general de la Juventus). Y la curiosidad de ver cómo era ese mundo tan conocido por todos, a través de los medios, pero a su vez conocer lo interno. Y fue realmente una experiencia muy interesante. Lamentablemente, no quise continuarlo, por problemas que después se verificaron como verdaderos de la gestión de ese club. Después de unos años el presidente terminó preso. Hubo una situación que no quise continuar. Pero la experiencia con los entrenadores, con los jugadores, los médicos y los preparadores físicos fue muy enriquecedora y que me sirvió. Yo ahí hacía de dirigente. Me sirvió para saber cómo se ven los problemas del otro lado del mostrador. Cuando volví a entrenar fui mucho más comprensivo con los dirigentes de lo que era antes de esa experiencia”.
¿Qué cosas lo acercan o distancian hoy de Argentina?
“Me acerca todo. Cuando yo llego a la Argentina, a pesar de los tantos años que no estoy, a los tres días siento que no me hubiese ido nunca. Yo vengo todos los años, aunque esta vez hacía tres años que no venía, por distintas cosas. No siento la distancia. La distancia la siento cuando estoy allá. Pasa más de un año que no vengo y ya extraño. Paso primero por extrañar gastronómicamente, como digo yo. Mi dieta cuando estoy en la Argentina es muy clarita: carne, empanada, pizza, a pesar que vivo en Italia, tostado de jamón y queso y helado de dulce de leche. Cuando vuelvo de la Argentina estoy destruido del estómago, porque no como verduras, no como nada. Pero lo que más extraño de Argentina son los amigos que uno construye de joven, son amistades que son difíciles de reconstruir en otro país, ya de grandes. Además, Italia está muy mediatizada por mi personaje, conocieron al Velasco famoso, en cambio acá me conocen de cuando no era nadie y eso me relaja. Mis amigos me conocen de toda la vida. Para ellos mi nombre no significa nada. Soy el Julio que conocieron de chico. Siempre uno fantasea de encontrar un modo de estar más tiempo en la Argentina, no venir 15 días, sino estar dos o cuatro meses. Por ahora no se dio, pero trato de venir lo más posible”.
Y del vóley argentino ¿Qué cosas lo acercan o distancian hoy?
“Me distancia tener una posibilidad de trabajar en el vóley argentino que no tuve, nunca nadie me ofreció una posibilidad de trabajar en el vóley argentino. Me acerca todo el resto. No creo que tendría problemas en adaptarme. Se cuáles son los problemas del vóley argentino, algunos son de fácil solución, otros creo que no”.
Algunos sienten que hablar de Velasco, vinculado a un proceso de selección argentina es un tabú para mucha gente. ¿Usted qué siente al respecto?
“No sé. No lo siento. De la selección argentina es un tema que no lo toco, por el simple motivo que la selección tiene un técnico. Yo no entro en estas discusiones que sé que hay, porque sé que no son correctas. Yo en su momento, cuando el equipo femenino se quedó sin técnico y me preguntaron, di mi disponibilidad para venir a entrenar a las mujeres. Luego no se dio por una serie de cosas. Pero ese equipo no tenía técnico. Si el equipo tiene técnico yo no intervengo, ni mando mensajes subliminales porque no me parece correcto. Cuando hay un técnico yo respeto a mi colega que está trabajando”.
Cuando se habla del deportista argentino, se destaca que es un ganador nato, que quiere ganar en las condiciones más adversas y si va a un territorio que es más hostil se disfraza de héroe. ¿En otros lados, como en Italia o Irán, la cabeza del deportista es igual?
“Los jóvenes entre sí se parecen bastante. Tienen cosas en común. Después hay diferencias. Es cierto que el jugador argentino, como los argentinos en general, tiene de bueno que es muy orgulloso, que es muy competitivo, que sueña que se puede. Los entrenadores también, esa es una fuerza de los entrenadores de nuestro país. Es una característica del Nuevo Mundo, que tiene la sabiduría del viejo. Ya las vio todas, está desencantado. La parte negativa que nos auto elogiamos demasiado, apenas vemos un jugador nuevo hablamos de talento o fenómeno. En realidad uno en la vida es alguien hasta que logró algo”.
¿Qué mensaje final le gustaría brindar?
“Dar un mensaje final sería sacrílego. Lo que puedo decir es que el vóley de nuestro país es un “milagro argentino”, porque a veces no se tiene en cuenta que en Argentina hace 30 años que se están yendo entrenadores del país. Después del Mundial 82 se empezaron a ir y se siguen yendo. Puedo hacer una lista interminable de primer nivel, desde Daniel Castellani a Marcelo Méndez que acaba de ganar el Mundial de Clubes en Brasil. Hay infinidad de entrenadores. Y que el vóley siga teniendo un buen nivel a pesar de lo que pesado que es la sangría de entrenadores que se han ido es increíble. Eso indica que hay un entusiasmo muy fuerte en los entrenadores jóvenes que renuevan y ocupan los puestos de los que se van. ¿Cómo sería el vóley argentino si todos esos estuvieran acá o hubieran estado acá durante estos 30 años? Sería de una riqueza increíble y todo esto en un clima, en muchos de estos años de conflicto político – institucional de la Federación, que estuvo sancionada, que estuvo dividida en otros períodos, etcétera, y con las distintas crisis económicas que el país ha vivido. Entonces siempre he elogiado el ambiente del vóley, porque a pesar de eso, sigue teniendo una actividad juvenil, pero también de liga y de selección muy buena”.
Tomó su bolso y se despidió de todos, dejó sus conocimientos y toda la calidad humana de un entrenador de primer nivel mundial. Saludó a Fernando Badrán y le dijo: “Le llevo tus saludos a Juan (Cichello)”. Luego, el director de Deportes nos dijo: “Todavía no puedo creer que lo hayamos tenido acá, como hombre del vóley y del deporte local, ha sido un gran orgullo”.
Fotografías: 1) Velasco se reunió con la prensa luego de concluida su Clínica
2) Velasco junto a los entrenadores locales Fernando Badrán y Claudio Coria, sin dudas dos de los más importantes referentes del vóley villamariense
3) Velasco habló de su actualidad profesional y también de su pasado en Italia