Los 40 trabajadores de Alé Alé se asociaron y gestionan desde hace un año el local gastronómico, en el barrio porteño de Villa Crespo. Antes de la quiebra de la patronal había unos 4.000 servicios de mesa mensuales, que ahora ascendieron a 9.000.
Pero existe una orden de desalojo impulsada por los propietarios del inmueble desde hace un año y desde entonces están intentando llegar a un acuerdo.
"Sólo queremos defender nuestros puestos de trabajo", aseguró a ANSOL el presidente del Consejo de Administración de la cooperativa, Andrés Toledo.
Y agregó: “Nuestra situación es preocupante porque la orden pasó a manos de la Policía Metropolitana y conocemos sus antecedentes. Es inminente y creemos que puede darse ahora, a principios de diciembre", dijo el presidente de la Cooperativa Alé Alé.
El representante de los trabajadores de la empresa de la economía solidaria dijo además que temen “un desalojo violento”.
“Nosotros también desde hace casi un año estamos intentando dialogar con el juez Martín Christello, quien lleva la causa, para que desista de la medida y podamos negociar pacíficamente. Sólo queremos defender nuestros puestos de trabajo", aseguró Toledo.
Alé Alé, junto con los restaurantes Mangiata, Los Chanchitos, La Soleada y Don Battaglia, inició su recuperación en enero, cuando el personal de administración y uno de los socios gerentes, Sergio Lipovich, dejaron de concurrir a los establecimientos gastronómicos.
Según informaron los trabajadores de Alé Alé están acompañados en todo momento por el resto de los trabajadores de los restaurantes recuperados, dirigentes de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadores Autogestionados (FACTA), legisladores nacionales y porteños, organizaciones gremiales y sociales y vecinos.
"Pudimos mantener nuestros puestos laborales y sacar la empresa adelante, porque mientras que en enero venían entre 3.800 y 4.000 personas por mes, ahora vienen entre 8.500 y 9.000, es decir, sostenemos los ingresos de 40 familias con el trabajo cooperativo", definió Toledo.
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