Esta marca naciente en Villa María tiene todo por delante. Un mercado, llámese provincia, región, país… por explorar y descubrir. Sus mentores son dos excompañeros de estudios y amigos, graduados en la Escuela Superior Integral de Lechería: Claudio Antonucci y Nicolás Mujica.
Circunstancias de la vida llevaron a Nicolás a vivir durante algunos años en Bariloche, donde cierto día recibió la visita de Claudio, que no quería “caerle” con las manos vacías. Llevaba entonces un dulce de leche especial, realmente muy rico.
Por ese entonces Claudio ya trabajaba en la industria láctea donde afirmaba sus conocimientos teóricos y Nicolás hacía sus primeros pasos en la elaboración de productos gourmet (Calissons, marca Petit Sapin).
El dulce de leche, esa “variante caramelizada de la leche”, puso a rodar sobre la mesa el tema de los productos alimenticios y la charla derivó en proyectos que la distancia se encargaría de diluir. Hasta que años después Nicolás regresó a vivir a la Villa y retomaron el diálogo y las ideas. Para entonces, Claudio había perfeccionado aún más “la fórmula”, como ellos la llaman. No develan detalles, pero estamos en condiciones de informar que el dulce de leche de Pampa Gringa (PG) está elaborado con leche de vacas Jersey y no de Holando Argentino, como la mayoría, y que no abusa del uso de los azúcares. Tiene “un toque” especial, diferente, que el paladar percibe (el periodista afirma lo último con conocimiento, puesto que se lo hicieron probar). Es lo que hoy se denomina como producto gourmet. Buscaron un nombre a través del cual darlo a conocer, palabras que lo situaran como algo artesanal, noble, que graficara el origen de sus antepasados (Pampa Gringa, por aquellos italianos y españoles que trabajaron en la región de la Pampa Húmeda). Luego encomendaron el estudio de diseño y la producción gráfica a Protivo, para plasmar la cosmética de presentación imaginada.
Posteriormente se acercaron a una fábrica, con la que acordaron el uso de las instalaciones y que el proceso se realice con “la fórmula” y bajo la supervisión de ellos durante todo el proceso, desde la preparación de las mezclas hasta el pack que lo envuelve.
Es decir, los primeros pasos están dados. El producto está logrado, la marca está creada, pero la producción es modesta. ¿Y el gran salto? No es fácil. Ambos, Antonucci y Mujica, mantienen sus empleos en otras actividades. Le dedican a PG sus días de descanso (aún así avanzan en conversaciones para incorporar “algún otro producto”). Pero no es fácil tomar la decisión, entre otras cosas, por la incertidumbre que lleva implícita la palabra “mercado”.
Están en el proceso de análisis. La amistad les da tiempo.
(www.pampa-gringa.com.ar)
S. V.