Amamantar es un arte. Debe gustar y se debe realizar con amor y paciencia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó que sólo un tercio de los bebés en todo el mundo recibe lactancia materna en sus primeros 6 meses de vida.
¿Hasta cuándo se debe amamantar y ofrecer el pecho al bebé?
Cuando una madre quita el pecho a su bebé, es una decisión personal: trabajo, comodidad, cansancio, falta de tiempo, etcétera. La OMS recomienda continuar la lactancia materna hasta los 2 años o más, pero eso sí, no en exclusividad, ya que a partir de los 6 meses el bebé necesita de más aporte calórico y tiene necesidades nutricionales adecuadas. Dicha organización recomienda lactancia exclusiva durante los primeros 180 días de vida del bebé para un niño que ha nacido a término y con un buen peso al nacer.
¿Qué se entiende por 'lactancia materna exclusiva'? No proporcionar al lactante ningún alimento ni bebida (ni siquiera agua) que no sea la leche materna, aunque sí se les podría dar (si el médico lo recomienda) gotas o jarabes de complementos vitamínicos y minerales o medicamentos. Por otra parte, la OMS informa que la lactancia materna es una de las formas más eficaces de asegurar la salud y la supervivencia de los niños. La administración de alimentos que no consistan exclusivamente en leche materna durante los primeros seis meses de vida contribuye a más de un millón de muertes infantiles anuales, pero curiosamente los menores de 6 meses alimentados exclusivamente con leche materna no llegan al 40% y muchas veces no es por voluntad propia de la madres, sino al poco apoyo que se da a las madres y a las familias para iniciar y mantener la lactancia materna.
La lactancia materna sigue ofreciendo un aporte nutricional importante pasado el primer año de vida y ha sido asociada a la reducción de enfermedades crónicas en la infancia como la obesidad.
La leche materna es el mejor alimento que una madre puede ofrecer a su hijo recién nacido. No sólo por su composición, sino también por el vínculo afectivo que se establece entre la madre y su bebé durante el acto de amamantar.
La leche materna contiene todo lo que el niño necesita durante sus primeros meses de vida, protege al bebé frente a muchas enfermedades. No obstante, la leche materna no sólo es buena para el pequeño, sino también para la madre. Las mujeres que amamantan a sus hijos pierden el peso ganado durante el embarazo más rápido y difícilmente padecerán anemia, hipertensión y depresión posparto.
No importa si los senos son grandes o pequeños, el tamaño del pecho no influye en la lactancia materna.
Ventajas
La leche materna es el mejor alimento que una madre puede ofrecer a su bebé por ser el más completo, ya que además de contener todos los nutrientes que el bebé necesita para su crecimiento, incluye los anticuerpos maternos que inmunizan frente a ciertas enfermedades. Es el más digestivo, ya que previene la enterocolitis necrotizante, una enfermedad más común en los bebés prematuros, que está producida por la dificultad para digerir otros tipos de leche y el más personalizado porque sólo es para él.
Por todas estas razones y de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Academia Americana de Pediatría (AAP), el Comité de Lactancia de la Asociación Española de Pediatría recomienda como la alimentación exclusiva dar el pecho durante los primeros 6 meses de la vida del bebé y continuar el amamantamiento junto con las comidas complementarias adecuadas hasta los 2 años de edad o más.
Otra de las ventajas de la lactancia materna es que amamantar hace que la madre vaya disminuyendo de peso más rápidamente, ya que con ello se pierde mucha energía procedente de las grasas que se han ido adquiriendo durante el embarazo. Añadiendo aún más ventajas, se puede decir que la leche materna es un alimento ecológico. No se fabrica, no se envasa ni se transporta, evitando así el gasto de energía y la contaminación del medio ambiente. Para la familia es un gran ahorro. La leche materna no constituye un gasto económico y, sobre todo, es la mejor forma de alimentación para el bebé.
Cómo producir suficiente
Curiosamente, pese a que la mayoría de las madres puede producir leche suficiente para amamantar a uno o incluso dos bebés, una de las razones más frecuentes para abandonar la lactancia o incorporar la lactancia mixta o alimentos precozmente es que muchas piensan que no producen la leche necesaria para el bebé.
Cuanto más mame el bebé, más leche materna produce el pecho.
Es muy normal que la subida de la leche tarde algunos días, por lo que la paciencia para poner al bebe al pecho y que succione absorbiendo el calostro que sí se produce, es fundamental.
Las "recién mamás" deberían hacer oídos sordos a algunos comentarios que les pueden provocar inseguridad y ansiedad y que en ningún caso son aconsejables para un correcto establecimiento de la leche. Muchas mamás llegan a pensar, sin fundamento, que no tienen leche suficiente o que la calidad de su leche es mala.
El consejo fundamental para lograr una buena cantidad de leche es que se tengan confianza ellas mismas y que sólo se deben plantear la existencia de algún problema cuando se tengan indicios concretos.
Existen dos signos fiables de que el niño no está obteniendo la leche suficiente: que el bebé moje escasamente el pañal y su orina sea muy olorosa y concentrada y poco aumento o descenso en el peso.
El control de peso del bebé deberá ser semanal durante las primeras semanas de vida y, normalmente, el aumento será de unos 200 gramos por semana o más. El pediatra en la consulta preguntará a este respecto y en las revisiones correspondientes, él sabrá orientar ante cualquier problema.
Para garantizar la producción de leche se deben tener presente algunos consejos:
-Comenzar la lactancia en los primeros momentos después del parto y procurar estar tranquila y relajada, sin visitas ni agobios.
-Los pechos producirán más leche a medida que el bebe vaya aumentando sus necesidades de consumo (a más estímulo, más producción).
-Durante el primer mes es recomendable alimentar exclusivamente con leche materna al bebé para no interrumpir la estimulación de las glándulas mamarias y, de esta manera, no confundir en el mensaje que se le está dando. Una cosa es succionar de la mama y otra es tomar de una mamadera.
-Es necesario adoptar una correcta posición para que el niño pueda tomar correctamente el pezón sin dañarlo y realizar succiones eficaces.
-Amamantar a demanda: el bebé debe mamar frecuentemente al menos unas ocho veces en 24 horas, tanto de día como de noche.
-Procurar que el bebé vacíe el pecho antes de ponerle en el otro, ya que la leche más nutritiva es la del final de la toma (ofrecerles ambos pechos, alternándolos).
-La próxima toma se debe comenzar del pecho que succionó por última vez en la toma anterior.
-Evitar que el niño distancie demasiado la toma o realice pocas.
-Tener paciencia porque el bebé también tiene que aprender a mamar, cada vez tendrá más destreza y tardará menos en vaciar el pecho.
-Es recomendable que la mamá tenga una alimentación saludable sin condimentos fuertes y, sobre todo, que beba abundantes líquidos: agua, caldos, zumos o leche. Asimismo se aconseja la toma de complementos vitamínicos, calcio o levadura de cerveza.
-La “recién mamá” debe descansar y dormir, lo cual muchas veces tendrá que hacer al tiempo que su pequeño lo haga, hacer pequeños sueños o siestas que la ayuden a no acumular cansancio o estrés (el estado anímico y psicológico de la madre es uno de los factores que más pueden afectar al flujo de la leche, así como los problemas de salud o el uso de anticonceptivos).
Fuente consultada: página web www.guiainfantil.com.
Cippar
Centro Integral de Preparación para el Parto.
Patricia Rodríguez de Vodanovic, lic. en Educación Física,
Kinesiología y Fisioterapia
MP 5215
rodriguezpatriciac@hotmail.com