El trío sub-30 que forman los hermanos Matías y Hernán Botbol junto a Alberto Nakayama son la base de Taringa! uno de los mayores éxitos de la Internet local. Con apenas 12 empleados y 30 moderadores ad honórem, se las ingenian para atender a 2 millones de visitantes únicos y recibir 5 mil posts diarios, según estadísticas de Google Analytics. Cuentan para eso, claro, con la ayuda de 1,6 millones de usuarios registrados.
¿Qué es Taringa!? En pocas palabras, una comunidad de usuarios dispuestos a compartir información (links) que se traduce en descargas de películas, música, software y casi todo lo que uno pueda buscar en Internet sin pagar. "Inteligencia colectiva", le llaman ellos. Aunque algunos digan que es pura viveza criolla.
La historia agregará que al sitio no lo inventaron los Botbol. Se lo compraron a un cliente allá por 2006 por una cifra hoy irrisoria. En esa época tenía 30 mil visitantes únicos. Ellos reformularon la idea y en marzo de 2007 pidieron pista. "Teníamos la semilla del árbol, había que regarla", dice Matías. En los comienzos, el árbol tenía una rama XXX, usina de tráfico que luego mudaría sus contenidos para adultos a Poringa! Otro éxito, otra historia.
La mayoría de la información la aportan los usuarios y éstos pocas veces la producen, sino que la toman de otro sitio. "Nuestro trabajo es hacer una buena herramienta para que los usuarios puedan compartir", dice Hernán. Desde Napster, aquel sitio para compartir archivos entre pares que asestó el primer golpe a las discográficas, la palabra compartir hiere los oídos del copyright. "Internet vive de los links. Google es así y Yahoo! es así", grafica Matías. Lo saben y lo dicen: en Internet nadie tiene el control.
Y menos ellos. "Desconocemos si el contenido de un post tiene derechos", responden, casi de manual. Y aclaran: "Siempre que nos llegue una denuncia del titular de esos derechos, eliminamos el post". Frente a las denuncias de piratería, la estrategia es clara: "Usamos como espejo a Google o a Blogspot; prohibiendo los links, hasta Google dejaría de existir".
Pero Taringa! tiene más argumentos que el todo gratis. Una escala social sin premios materiales tiene imantados a miles de usuarios mediante la entrega de puntos. "Distinguimos a nuestros usuarios, por eso creamos las categorías", dice Matías. El diseño, el manejo de la publicidad y la moderación de los comentarios son otros puntos fuertes. "Queremos un sitio simple que se destaque por su funcionalidad", dice Hernán. Y desde noviembre, cuando un chico encontró a su padre gracias a un anuncio publicado en Taringa!, el sitio se volvió un referente de los pedidos solidarios.
"Somos conscientes de que el éxito puede ser efímero, pero trabajamos duro para crecer", dicen los Botbol mientras recorren su oficina en bermudas y ojotas. A veces sueñan despiertos: "Viajamos en colectivo y escuchamos que hablan de Taringa! y nos decimos: '¡Guau, hasta dónde llegamos!'". Clarin.com
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