En todo el país se celebra hoy el "Día del Optico", instituido el 13 de diciembre de 1952 por la Asociación de Opticos y Técnicos de la Provincia de Buenos Aires -ADOT-, en concordancia con la festividad de Santa Lucía (cuyo nombre quiere decir: “La que lleva luz”), protectora de la vista.
Se cuenta que Lucía fue una romana cristiana de Siracusa de buena familia que, en época del emperador Diocleciano, repartió su fortuna entre los pobres, se negó a casarse con un pagano y se consagró a Dios. Denunciada al gobernador por la familia del frustrado novio, fue condenada a ingresar en un prostíbulo. Sin embargo, cuando unos soldados fueron a llevársela para ejecutar la sentencia, todos comprobaron asombrados que eran incapaces de moverla del sitio ni usando una yunta de bueyes.
El gobernador, exasperado por las recriminaciones que le hacía la futura santa, ordenó que la quemaran viva. Como tampoco así conseguían que callara le asestaron una daga en el cuello, a pesar de lo cual ella siguió clamando contra el emperador y sus torturadores y profetizando el triunfo último del cristianismo sobre Roma.
Los devotos de Santa Lucía rescatan versiones aún más antiguas del martirio y explican que también le arrancaron los ojos. A pesar de la mutilación, Lucía milagrosamente conservaba la vista aún sin los ojos, que posteriormente Dios repuso en su lugar. Su representación junto con los ojos extraídos y dispuestos en un platillo hace a esta santa unas de las más reconocibles de la imaginería cristiana.
Santa Lucía es la tradicional patrona de los ciegos ("que Santa Llúcia em conservi la vista"), pero con los años pasó a serlo también de sastres y modistas (profesiones de vista estragada), y más recientemente aún, de ópticos, oculistas y fotógrafos.