Efraín de Vargas Ruiz es uno de los referentes de la ciudad en la materia, con 38 años de actividad en la firma Vimar Propiedades como perito tasador judicial inmobiliario (también corredor inmobiliario) y con título oficial que lo acredita.
En el Colegio Profesional de Martilleros y Corredores Públicos de la Provincia de Córdoba ocupó el cargo de secretario general de la IV Circunscripción Judicial en tres períodos.
Además, fue delegado titular al Directorio y vicepresidente primero a nivel provincial.
En contacto con EL DIARIO, Vargas Ruiz se expresó acerca de los alcances de la actividad desarrollada por los peritos tasadores.
“El perito tasador debe tener una matrícula profesional que lo acredite como tal y puede especializarse en diferentes rubros (obras de arte, antigüedades, maquinarias, automotores, propiedades rurales y urbanas)”, explicó el reporteado por este matutino.
“Un buen perito tasador debe contar con conocimiento y experiencia para determinar el precio o avalúo de los bienes a tasar, la estimación en dinero de los mismos”, indicó.
En consonancia con lo expuesto, el consultado por este medio sostuvo que en el ámbito de los peritos “es necesario un equilibrio de la metodología, la experiencia y la variedad de factores que se incluyen en una tasación y que forman parte de un todo para expresar un valor final”.
En la Villa
Haciendo foco en lo que acontece en Villa María y la región, Vargas Ruiz hizo centro en los peritajes del rubro inmobiliario que por su gran nivel de demanda impulsan a martilleros y corredores públicos de la ciudad y región a formarse específicamente en este sentido.
“En nuestra zona, en particular, lo común es la tasación inmobiliaria que requiere como anteriormente dijimos de la metodología y experiencia de un buen tasador”, manifestó el especialista.
Al momento de enumerar cuáles deberían ser las cualidades del perito tasador inmobiliario, el entrevistado apuntó que deberían conocer “todo lo referente al inmueble motivo de la tasación, el mercado, sus características propias, su entorno físico, económico y social en una determinada fecha, distribución, calidad constructiva, mantenimiento, cómo recibe la luz, cómo entra el aire, hacia dónde tiene mejor vista y ubicación”.
“Coincido plenamente con un colega al decir: de nada sirve conocer la técnica de nadar, si no nos arrojamos al agua, si no braceamos, si no pataleamos y nos mantenemos a flote dentro del agua. Del mismo modo la formación del tasador resultará completa y útil a sus fines sólo si se pone a prueba, conviviendo con casos concretos, con inmuebles reales y observando cómo interactúa la oferta y la demanda de carne y hueso”, concluyó el corredor inmobiliario.
