Ganar con un gol en tiempo de descuento, con el corazón en la mano y en el partido más necesario, causó ayer la alegría que Alumni buscó después de tanto tiempo.

En un partido infartante, donde las urgencias mandaron a jugar con los dientes apretados, el equipo villamariense finalmente logró un triunfazo en Villa Mercedes, donde venció 2-1 a Jorge Newbery. Triunfazo por lo espectacular del desenlace y por lo que significó previo a las vacaciones, donde el elenco de Juan Manuel Ramos podrá decir que ya no es último de la Zona 10 del Argentino B y que esa carátula le quedó a Jorge Ross de La Carlota.

La conquista en tierras puntanas tuvo ribetes heroicos, aunque pudo haber llegado antes si no fuese porque Alumni careció de puntería en los primeros 45 minutos, cuando ya avisaba que podía despedirse de 2013 con una sonrisa enorme.

Es que, a fin de cuentas, el “Fortinero” hizo el mejor primer tiempo en el torneo, pero la falta de eficacia lo llevó a los vestuarios sin emociones.

La presión constante en la zona de volantes, donde se desdobló Sebastián Godoy con un aporte incansable de Emanuel Barbosa, puesto también por el centro, se diferenció para bien de una apática línea media local, donde Ezequiel Reina debió retroceder demasiado para hacer contacto con el balón y, en consecuencia, su equipo quedó lejos de tener presencia frente al área rival.

Alumni buscó por muchos sectores, pero sobre todo volcó su mayor peligro sobre la izquierda, donde Santiago Aloi tuvo sociedad con Barbosa y Cristian Rami también se movió con inteligencia. Mientras, Newbery se mostró contrariado; tardó más de 30 minutos en emparejar el partido y ni siquiera preocupó a Jonathan Scalzo.

Sin embargo, a la superioridad villamariense le faltó el gol, un poco por la impericia propia y mucho por la actuación del arquero Fernando Presedo, quien sacó de manera formidable una pelota que desvió Godoy y un posterior remate violento de Barbosa que parecía tener destino de gol.

Barbosa merodeó el festejo con otro remate que salió apenas por encima del travesaño, por donde también se le perdió una ejecución de tiro libre.

Las situaciones exhibieron que Alumni era más, no tanto por pulcritud en el juego corto, sino por actitud para ganar en las divididas y cabeza para pensar cada movimiento en ataque, donde Rami siempre fue un faro y Jensen inquietó con corridas veloces.

El problema es que la falta de gol dejó la incertidumbre para el complemento, etapa en la que Newbery salió más decidido en su forma de jugar más arriba, con Reina más movedizo para acompañar el ingreso de los delanteros que, poco a poco, mandó Enrique Miranda a la cancha, desde el banco de suplentes.

El partido se emparejó en la disputa por la pelota en la mitad de la cancha (donde Alumni debió cambiar a Ramírez por Antonino) y, si bien fue friccionado, no tuvo malas intenciones.

El caso es que Newbery se adelantó en el terreno, pero no encontró orden defensivo y dejó espacios que supo aprovechar bien Santiago Aloi con su velocidad y criterio.

Un remate del volante, por encima del travesaño, presagiaba algo interesante, aunque Alumni ya no jugaba con la presencia de antes en zona de gestación. Pero la pegada de Godoy fue fundamental.

A los 25’, el centrocampista mandó un pase largo para la corrida de Aloi, quien se filtró solo y tocó al medio para que Rami definiera de primera, con un remate de categoría.

El gol provocó la reacción de Newbery, que empujó por necesidad más que con fútbol, pero intentó atacar por afuera con los ingresados Salvatierra y Machuca.

Al equipo villamariense le costó defenderse con pelota y a los 40’ Machuca envió el centro y D’amico, en la puerta del área, le pegó de primera para empatar el encuentro.

De ahí en adelante, el cierre fue no apto para cardíacos. Newbery buscó desesperadamente ganar, empujado por su gente, y Alumni, puesto de contragolpe, se perdió una gran chance en los pies de Aloi, a quien Presedo le tapó un remate mano a mano, cuando Gonzalo Baroni entraba solo por el medio.

Sin embargo, el premio villamariense llegó en tiempo de descuento, en un tiro de esquina pasado de Barbosa que encontró a Molina, quien cabeceó de pique al suelo y venció la resistencia de Presedo.

El grito desaforado de Alumni dejó la máxima emoción, pese a que Rosales, a los 49’, quedó cerca de empatarlo, pero su disparo de emboquillada salió elevado.

Ramos y los suyos terminaron festejando una victoria épica, la primera como visitante de Alumni en el Argentino B, donde parece haber encontrado su mejor camino.

La figura