Turquía es en sí misma una referencia a la antigüedad. Fértil, estratégica, codiciada por muchos pueblos, ha sido testigo de luchas y ha sufrido múltiples invasiones. Por eso nunca tuvo una identidad propia bien definida y aún hoy mantiene presentes las viejas huellas de su convulsionada vida pasada, de su fusión múltiple y del papel de nexo que culturalmente tanto la ha enriquecido, pero a la vez, y en cierta manera, la ha desdibujado.
Confluencia de civilizaciones, participa de varias concepciones bien diferentes, en cuyas fuentes ha bebido profusamente. La cultura nómade, los hititas, frigios, persas, griegos, celtas y romanos habitaron su suelo, lo identificaron, lo destruyeron y se beneficiaron de su abundancia.
Los cultos primitivos, el cristianismo, el islamismo han sido el principal eje sobre el que giró el destino de este pueblo de pueblos. Oriente y Occidente acaban y empiezan aquí.
Turcos seliúcidas y arquitectura islámica
Si bien la civilización del Islam influenció las regiones donde incursionó, las ideas y formas de la arquitectura islámica fueron moldeadas por la herencia arquitectónica de estos lugares.
Los turcos seliúcidas habían introducido a la arquitectura islámica elementos arquitectónicos que “importaron” desde el Asia Central (Irán), como la planta cruciforme de cuatro arcadas en torno a un patio, común en la construcción de residencias. Utilizaron estos y otros tipos estructurales nuevos, introduciendo el monumentalismo en la construcción de mezquitas y madrasas (colegios teológicos musulmanes, construidos por primera vez en el Siglo XI). A no ser por las torres visibles del exterior, la arquitectura seliúcida era introvertida.
Los edificios seliúcidas generalmente incorporaban el ladrillo, mientras que las paredes internas y externas se decoraban con un material mezcla de polvo de mármol, lima y arcilla.
En la región cristiana de Anatolia Central (actual Turquía), la tradición de formas y tipos constructivos del antiguo imperio bizantino se vio transformada con la llegada de los turcos seliúcidas, de origen musulmán.
Se incorporaron algunas técnicas constructivas locales como la utilización de la piedra, mientras que la planta en cruz típica comenzó poco a poco a desaparecer y el muro sólido evolucionó hacia una arquitectura de muro y columna.
Arquitectura del Imperio Otomano
La arquitectura turca tiene su apogeo en la época clásica de la arquitectura otomana, en el Siglo XV. Influenciados por la arquitectura seliúcida, bizantina y arábiga, los otomanos desarrollaron un estilo propio. Integraron las mezquitas a la comunidad, agregándoles merenderos, colegios teológicos, hospitales, baños turcos y tumbas. Sus características básicas son el racionalismo, la modulación y la centralidad. Los espacios interiores cobran mayor fuerza y puede hacerse una lectura de ellos a través del sistema de cubiertas y de cúpulas.
En los siglos posteriores, la arquitectura otomana sufrió un proceso gradual. La importación de los estilos barroco y rococó no destruyó la esencia de la arquitectura otomana que tomó del Barroco una de sus dos principales características. El barroco otomano no incorporó una fuerte sensación de movimiento de los espacios, aunque sí desarrolló una gran plasticidad de las superficies.
En el Siglo XIX, la arquitectura otomana tuvo movimientos eclécticos y el neoclásico otomano sustituyó las formas y ornamentos “extraños” al período neoclásico.
En el Siglo XX
En los años siguientes a la proclamación de la república, la arquitectura turca se encontró a sí misma en medio de una búsqueda intelectual. Algunos arquitectos defendían el historicismo otomano, mientras que otros inspirados por el Movimiento Moderno europeo, evocaban una nueva arquitectura acorde a las reformas de Atatürk.
Con la Segunda Guerra Mundial, la arquitectura turca entró en una nueva fase neo-clasicista, que duró hasta mediados de los años 50.
Hasta el día de hoy, la arquitectura se ha movido a lo largo de patrones más o menos indefinidos de neoecléctico moderno, iluminados ocasionalmente por edificios de gran propuesta y contenido.
La arquitectura moderna no puede separarse de los sistemas y materiales de la actualidad, pero la tecnología es sólo una herramienta.
El encanto del tercer mundo por el desarrollo del primer mundo occidental y el rápido transporte de los cambios culturales, plantean grandes preguntas sobre los caminos de la arquitectura contemporánea en medios locales donde las especificidades culturales todavía existen con gran fuerza.
Fuente: Servicio Informativo de la Construcción