El padre, la esposa y dos de los hermanos de Gabriel Horacio Franco insistieron ayer en su inocencia, plantearon una serie de irregularidades en la instrucción de la causa y aseguraron que las tres jóvenes que lo denunciaron “mintieron en reiteradas oportunidades”, circunstancias que derivaron en la dura condena aplicada por el juez René Gandarillas.
Bautista Franco (62), Marta Acuña (44), Gastón Franco (32) y Cristian Franco (35) estuvieron en la Redacción de EL DIARIO para hacer públicas las numerosas cuestiones que consideran “muy dudosas” y pidieron “que los jueces sean justos y lean completamente la historia; que lean bien la causa y después decidan”.
El reclamo a las autoridades judiciales obedece a que la Cámara del Crimen local hizo lugar a un recurso de casación interpuesto por los abogados defensores de Franco, Eduardo Rodríguez (h) y Rodrigo Hayas, con lo cual el expediente y todo lo producido en el juicio oral será analizado por la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Provincia, que oportunamente (pero no antes de un año y medio o quizás dos) resolverá si ratifica la sentencia impuesta, si se realiza un nuevo juicio o si absuelve al condenado.
Mientras tanto, la familia sostiene que hará todo lo que esté a su alcance “para lograr la libertad de Gabriel”, aunque más no sea pidiendo su excarcelación mientras dura la casación, ya que el fallo no está firme.
“No tenemos ninguna duda de que es inocente y vamos a luchar por él hasta las últimas consecuencias”, enfatizó Bautista “Tatino” Franco, un conocido trabajador de la Municipalidad de Villa María que en cada una de sus palabras ratifica su más profunda convicción sobre la inocencia de su hijo.
“Si no estuviera seguro de que Gabriel es inocente, te aseguro que no estaríamos aquí”, dice con voz pausada, pero cargada de emoción. Y agrega: “También queremos limpiar su buen nombre y honor y el apellido de la familia, pero en base a las muchas pruebas que indican que las chicas mintieron y que la causa tuvo muchas irregularidades que deben ser minuciosamente analizadas por los jueces”.
Antes de enumerar las dudas y contradicciones a las que aluden, “Tatino” desliza con un profundo dejo de tristeza: “Mañana es el cumpleaños del Negro y la semana que viene es Navidad… va a ser muy duro para él y para todos, como lo fue siempre desde que está preso”.
En efecto, Gabriel Franco cumple hoy 40 años y desde el 23 de noviembre de 2011 se encuentra privado de la libertad, apenas tres días después de que las hijas de su esposa (producto de una relación anterior) lo acusaran ante la Justicia por numerosos abusos sexuales que, según las denunciantes, se produjeron en un número indeterminado de veces, pero a lo largo de 13 años.
Para que se entienda mejor, las propias hijas de Marta Acuña dijeron que Franco las había sometido sexualmente desde que tenían 5 años y hasta que cumplieron 18. Y en febrero de 2012 se sumó a la causa la denuncia de una hermana menor de la esposa de Franco.
En la actualidad, las denunciantes tienen 22 y 23 años y viven en Oncativo y en la ciudad de Córdoba.
Habla Marta
“A mis hijas las amo, pero se equivocaron. Querían que yo me fuera a vivir con ellas a Oncativo y por eso armaron toda esta mentira para sacarlo a Gabriel del medio”, explica Marta cuando surge, inevitable, la pregunta de por qué cree que formularon tan grave denuncia contra su esposo. Y agrega: “Después todo se les fue de las manos y ya no pudieron volverse atrás”.
Acuña y Franco se casaron en 1995. Desde entonces, las hijas de la mujer lo trataron siempre como si fuera su propio padre. Y ya siendo adolescentes, comenzaron algunas fricciones.
Marta sostiene que las chicas “querían hacer la misma vida de sus compañeras de la escuela, como por ejemplo, salir todos los sábados”, y recuerda que “una de ellas se había puesto de novia y nosotros no sabíamos nada”.
“Gabriel era muy sobreprotector con ellas, a veces un poco riguroso”, añade Marta, y luego explica que “a mediados de 2010 tuvieron una discusión y poco después ellas decidieron irse de casa. Se fueron a vivir con mi mamá a Oncativo, y casi un año y medio después hicieron la denuncia”.
“Ellas mintieron”
Durante la charla con EL DIARIO, los familiares de Franco enumeraron una serie dichos de las denunciantes, pero que ellos definieron como “mentiras” que pudieron constatarse durante las audiencias del juicio oral:
- “Dijeron que a su media hermana (hija de Gabriel y Marta) le pasó lo mismo (es decir, que había sido abusada), pero cuando se le hizo una Cámara Gesell ella desmintió todo y se comprobó que no fue así”.
- “Dijeron que abusaba de ellas cuando, teniendo 5 años, la madre estaba trabajando, pero en realidad Marta empezó a trabajar en 2004, cuando las chicas ya tenían 13 años”.
- “Denunciaron que Gabriel las golpeó en el rostro y en la espalda, y nadie las vio golpeadas jamás… ni la madre, ni los hermanos, ni las amigas, ni las compañeras de escuela”.
- “Dijeron que nunca habían estado con un chico, y en el juicio declararon dos muchachos que tuvieron alguna relación sentimental con ellas”.
- “Dijeron que cuando Gabriel trabajaba de noche en una empresa de Villa Nueva, las llevó y abusó de ellas en ese lugar. Sin embargo, un supervisor de la firma declaró que eso era imposible porque había cámaras de seguridad y porque él recorría el lugar permanentemente”.
- “La hermana de Marta dijo que fue abusada en un baño que tenía una puerta placa que golpeaba contra un lavarropa, pero se confirmó que no existía tal puerta, porque era una tipo fuelle”.
- “Dijeron que Gabriel tenía antecedentes y no registra ni una entrada a la Comisaría”.
La familia Franco también sostiene que hubo irregularidades en el juicio oral, y destacan puntualmente una que se produjo en la segunda audiencia de debate: “Después de que declaró una de las chicas, hubo un cuarto intermedio y las volvieron a poner juntas en una misma oficina. Escuchamos que hablaban, como si una le contara a la otra lo que había dicho en la sala. Cuando se reanudó la audiencia, declaró la hermana”.
“No hizo nada”
“Sé que mi hijo no hizo nada y por eso voy a pelear por él hasta que recupere la libertad”, dice Bautista con firmeza, pero sereno, mientras su nuera y sus hijos asienten con la cabeza.
Uno tras otro aportan datos objetivos para ratificar que Franco fue condenado injustamente, y entre otras cuestiones recuerdan que “la pericia psicológica oficial que le realizaron a Gabriel durante el juicio determinó que no miente ni fabula”.
“Son muchas las cosas que no cierran, muchas las dudas, muchas las irregularidades”, coinciden todos, y deslizan que la Justicia no puede condenar a alguien si no es en base a certezas probatorias.