Hancock

Los superhéroes están de moda, es así que tenemos: arácnidos, hombres verdes y murciélagos que se desparraman por la pantalla.
Ahora se suma otro creado desde la ficción bastante particular: se trata de un superhéroe que tiene muy mala imagen con la gente, por su alcoholismo y también por los destrozos que causa cuando quiere resolver problemas.
Hancock (Will Smith) tiene muchos poderes sobrenaturales, pero muy poca responsabilidad. Todo el mundo lo sabe, es decir, menos el protagonista. A primera vista es un "alcohólico sin esperanza", contrariado, sarcástico y problemático, pero sabe que tiene un deber moral de salvar a su pueblo, en especial el afroamericano. Sucede que cada vez que salva a alguien o algo, el prólogo conlleva más problemas que soluciones.
El público de Los Angeles se está cansando, independientemente de lo bueno que significa tener un héroe local. Hasta muchos ya se preguntan qué han hecho para merecer esto. Un buen día Hancock salva la vida de Ray Embrey (Jason Bateman), un ejecutivo de relaciones públicas, que como favor quiere crearle una imagen favorable. Pero el héroe zaparrastroso se desvía conquistando a su mujer.

El fin de los tiempos

Un letal fenómeno provocado por unas plantas está asolando a Norteamérica. Todo comienza inesperadamente, sin previo aviso y en cuestión de minutos se produce el suicidio en masa de los ciudadanos. Para el profesor de ciencias en un instituto de Filadelfia, Elliot Moore (Mark Wahlberg), lo más importante de todo es encontrar el modo de escapar de este misterioso y letal fenómeno.