Ayer a la mañana Jorge Antonio Barrios dialogaba con la gente que se le acercaba a darle su solidaridad, mientras ingresaba a su devastada vivienda los elementos que la ciudadanía le dio, luego de perder casi todo en el incendio que se desató en la siesta del miércoles.
Con 33 grados de temperatura, la familia trataba de acomodar la ropa y hasta una cocina y heladera que le hizo llegar la sociedad, conmovida por lo ocurrido. Ese mismo miércoles a la tarde, el docente Luciano Pereyra, quien reside en las 36 Viviendas (plan situado a apenas metros de esta vivienda incendiada) había pedido ayuda para los Barrios a través de Facebook.
Pese a que ayer el municipio (ver página 17) aseguró que trabajaba en el tema, Barrios le dijo a este matutino que “no vino nadie de Acción Social a vernos”.
Dijo que conoce a las integrantes del área, pero que ninguna llegó hasta el lugar. Sí asistió Sandra Bossa, flamante titular de Salud. “Nos dijo que iban a venir de Acción Social, pero no ocurrió. Tampoco vino el intendente, que es un sinvergüenza y que si viene, le pediré que se retire”, señaló.
Tras cuestionar a Bomberos de Villa Nueva por su demora en llegar, “cuando encima no permitieron que lleguen los de Villa María, que estaban dispuestos a venir enseguida”, recalcó la ayuda solidaria del vecindario.
“Recibí mucho de los vecinos, se preocuparon todos los de esta cuadra y del barrio nuevo”, subrayó.
Cree que el incendio fue intencional, “porque se inició desde la calle”. “A las 12.30 (del miércoles) me fui y a las 13.30 estaba todo prendido fuego”, advirtió.
“Gracias a Dios no había nadie adentro”, agradeció. Es que, de acuerdo a su relato, siempre se quedaba alguien en la casita, “pero ese día me llevé a todos conmigo” a trabajar.
Jorge tiene dos hijos, Jorgelina y Facundo, de 12 y 15 años, respectivamente. Pero además, residen allí su cuñada y siete niños y niñas, de 14, 10, 8, 6, 4, 3 y 1 año.
El tiene 51 y desde hace 30 años se dedica a recolectar botellas y archivo, “no cartones”. “También junto vidrios, pero los dejo en el basural. No gano muy bien, pero se va tirando. No fumo ni tomo, entonces es un gasto menos”, confió.
Indicó que su comprador es Albertengo, “porque me queda más cerca; si no, tengo que pasar toda Villa María y tengo más gasto”. “Cuando lo necesito me apoya, ahora incluso me dijo que vaya a buscar lo que necesite”, a raíz de lo sucedido.
Consultado sobre sus ingresos, dijo que su exesposa cobra una pensión, “pero yo me separé hace un año y medio y ella no colabora, porque jamás le pedí nada, así que esa plata no entra aquí”.
Confirmó luego que todos los chicos asisten a clases, algunos de ellos ya concurren al Nivel Medio, en el IPEM 322 Manuel Belgrano.
Ahora, mientras intentan sortear como pueden este drama, piensan en levantar su vivienda.
“Nos trajeron cocina y heladera, ropa, alimentos, pero nos hacen falta ladrillos, materiales... Mis vecinos dicen que ni bien los traigan empezaremos a cavar y a levantar”, adelantó. Cree que será posible porque muchos son albañiles.
Mientras tanto, no aceptó moverse de su lugar, de su tierra.
“Anoche dormí con él (dijo a este cronista, señalando a uno de los nenes) en la chata, no quería irme. Y mi cuñada con los chicos se fueron de un vecino, donde la atendieron muy bien”, declaró con gratitud.