El obispo de Villa María, Samuel Jofré Giraudo, llamó a la reflexión ante los conflictos sociales registrados este mes en la capital cordobesa y otras ciudades del país, consideró que la Iglesia también es responsable del quiebre de la amistad social y advirtió que si tiene alguna observación que realizarle al intendente Eduardo Accastello por su gestión, se la hará en privado y no a través de los medios de comunicación.
“No podemos desconocer los acontecimientos vividos no sólo en la provincia, sino en todo el país, por eso realizamos con los demás obispos de la provincia una invitación a aprovechar estos dolorosos episodios en los que ha aflorado algo de la vida de nuestros pueblos que está latente, para reflexionar”, señaló el pastor al recibir a algunos periodistas en el Obispado. “Hay un quiebre en la amistad social, una fractura en los vínculos ciudadanos, es muy delicado y gracias a Dios las convulsiones han pasado momentáneamente, pero el mal de fondo está”, aclaró. De inmediato, trajo a colación el violento suceso registrado días atrás en Villa María por una discusión de tránsito y evaluó que fue “el reflejo de esta violencia y la incapacidad de resolver pacíficamente” las controversias.
“Nos damos cuenta de que la dimensión de los acontecimientos reflejan que no son fruto de la actitud de una o dos personas, sino que hay un estado de convulsión, de quiebre de la amistad social que es fruto de muchas actitudes y de muchos, por eso nosotros no nos sentimos ajenos y hacemos un acto de humildad reconociéndonos corresponsables”, confesó. “Hay un deterioro moral y espiritual muy serio en nuestra Patria y eso es responsabilidad un poco de todos, aunque no de la misma manera, los dirigentes tenemos más responsabilidad y nosotros no queremos mostrarnos como ajenos. Parte del problema y del deterioro social y cultural es la actitud tan frecuente de echarle la culpa a los otros”, opinó.
El obispo adelantó que buscan marcar el rumbo “de asumir en primera persona las responsabilidades” y reiteró que se sienten “corresponsables, por acción o por omisión” por la pérdida de “amistad social tan seria que se ha manifestado”.
-¿Cuál es el rol de la Iglesia para revertir esto?
-Es evangelizar, si logramos transmitir la verdad de Jesús, de la fraternidad a la que Dios nos invita estamos poniendo la raíz de la solución de los problemas. No pretendemos salirnos de nuestra misión ni que lo nuestro sea lo único. Estos episodios tienen diversas lecturas, pero también una lectura moral y religiosa. Nos proponemos ahondar en nuestra propuesta religiosa para que se puedan recrear los vínculos de fraternidad.
-¿Evalúa que tal vez se requiera cambiar las maneras de esa evangelización?
-Siempre hay que estar atentos a nuevas formas de llegar. Tenemos que hablar de cierto fracaso nacional a todo nivel, por muchos indicadores estas convulsiones nos muestran el fracaso de instaurar una comunidad que sepa vivir en paz, alegremente, que se superen los conflictos de manera pacífica. Nuestra propuesta evangelizadora no ha sido eficaz suficientemente. Tenemos que replantearnos, sí, lo hacemos constantemente, pero a veces hay hitos que ayudan a que uno se decida a dar vuelta la página.
-¿Cuáles son las responsabilidades políticas de lo ocurrido?
-No me toca a mí decirlas. Hay responsabilidades políticas, empresariales, sindicales, nosotros asumimos la nuestra e invitamos a instaurar un estilo de diálogo fraterno, serio, ciudadano, para individualizar e identificar los problemas y que ayude a suscitar los consensos necesarios para solucionarlo. Hace falta diálogo, pero diálogo fraterno, porque esto se ve también en otros ámbitos, en las familias, en la calle, en el trabajo, hay violencia doméstica. Hay una inmadurez generalizada de nuestra comunidad que tenemos que reconocer y si no la reconocemos, estamos mal. Uno de los males es no reconocer estos problemas.
-En Villa María hay mayor tranquilidad.
-Ciertamente tenemos un clima más sereno que en la capital de la provincia o grandes ciudades, demos gracias a Dios por ese clima, pero no debemos considerarnos inmunes. Este episodio de tránsito de esta semana muestra una agresividad latente, nos habla de una violencia en la convivencia muy seria. Y Villa María no es ajena a eso. O fíjese las descalificaciones entre la dirigencia. La violencia comienza a veces con las palabras, con miradas descalificadoras del otro. La Navidad nos da una oportunidad hermosa. La vida religiosa es la que más reconstruye la fraternidad, pero siempre opera del acto de humildad de saberse hijo de Dios y saberse perdonado. Hoy hay mucha exclusión de la fe en la vida ciudadana. Sin vida religiosa, la fraternidad baja a niveles mínimos. Y al decaer la experiencia de fraternidad, aflora lo peor, las miserias en personas que serían en otro contexto a lo mejor muy buenas. Tenemos que reencontrarnos, comprender y empezar siempre por uno mismo, no acusar tanto a los demás.
-¿Qué inquietudes o demandas le transmite la gente?
-Muchas cosas, pero lo que más se nota es esta problemática espiritual, este vacío. La problemática del narcotráfico es simétrica a la de las adicciones y ambas muestran la ausencia del sentido de la vida. Hay muchos problemas por los que se cae en adicciones y todo refleja una pobreza espiritual interior muy seria. Nuestra oferta religiosa es principalmente esto, ayudar a que nuestros hermanos se reconozcan hijo de Dios.
-Tiene mucho diálogo con el intendente.
-He tenido buen diálogo, todo lo que él ha querido y lo que yo he querido, hubo un buen diálogo sincero y franco.
-¿Qué observaciones puede realizarle a su gestión? Monseñor Rovai siempre hizo hincapié en que le preocupaban tres problemas esenciales: la droga, el juego y la prostitución.
-De ninguna manera podría atribuirle a la gestión municipal las problemáticas de droga, juego y prostitución, que son más hondas. Una de las causas de inmadurez del pueblo es responsabilizar exclusivamente a los dirigentes. Hay una sociedad corrompida en muchos ámbitos. Cuando nos estafamos entre parientes, cuando somos desleales con la mujer o el hombre que se convive hasta anteayer, cuando se matan a los propios hijos para agredir a la pareja estamos hablando de una corrupción que no se refiere primeramente a la autoridad pública o a las cuestiones políticas nacionales. Si tuviera una observación que hacer, se la haría directamente a él.
-¿Le ha hecho?
-Hemos dialogado francamente. Soy nuevo en la ciudad, tampoco me consideraría con autoridad para ir señalando defectos ajenos.
La Diócesis seguirá apoyando a la de Añatuya
Samuel Jofré adelantó que la Diócesis de Villa María continuará apoyando a la de Añatuya en 2014. “Tenemos un sacerdote trabajando establemente y este verano hay misioneros laicos que están yendo. Va bien”, indicó.
Confirmó que en el corto plazo no está previsto ordenar sacerdotes, sí dos jóvenes serán diáconos. Confió que en el país “hay una carencia crónica de sacerdotes y un mal es que nos acostumbramos a vivir desnutridos”. Dijo que no se logró revertir la falta de jóvenes a seminarios. “Me da la impresión que lo peor pasó, pero tenemos poco seminaristas acá”, declaró.
El pastor también señaló, en referencia a 2014, que tiene pensando viajar a Roma en septiembre y estar con el Papa Francisco. Ese mes hay cursos para obispos nuevos al que no pudo asistir este año porque coincidió con la beatificación del cura Brochero y estimó conveniente permanecer en la provincia, “por ser un santo ligado” a Córdoba.
Piensan en un nuevo colegio religioso
El titular de la Diócesis local confirmó que se trabaja en un proyecto de creación de un nuevo colegio religioso local y apuntó que existe “un reclamo popular” de más escuelas. “En el Trinitarios hay ocho divisiones por curso”, remarcó.
Consultado sobre sus misiones por la Diócesis develó que visita localidades en el marco de las Fiestas Patronales y confirmaciones y que, cuando logre organizarse, hará visitas pastorales al estilo Rovai, que solía permanecer varios días en algunos pueblos.