Vivimos en el mundo de la imagen. Es lo que se dice cada día. Y también lo que enuncian hasta el cansancio sociólogos y diseñadores, psicólogos e investigadores. Pero esa frase, lejos de ser un lugar común cuyo significado se ha vaciado por el uso, es una verdad universal. Y una de las que se puede constatar a cada segundo en todos los rincones del planeta. Los seres humanos compramos y vendemos, amamos y repudiamos, reímos o lloramos, tomamos conciencia o nos adormecemos según lo que nos muestren los afiches publicitarios. O mejor aún, según lo que proyecten las pantallas de nuestro día a día. Porque de un tiempo a esta parte, la imagen ha dejado de ser patrimonio de la inmovilidad para volverse cinética; del mismo modo que la música ha dejado de ser disco para devenir pendrive. Sin embargo, y a pesar del actual reinado del “display”, hay algo en la imagen fija que no se ha podido tirar a la papelera de reciclaje del olvido. Algo que, como un mantra ancestral y necesario, siempre vuelve. 

Si bien es cierto que hoy todo el mundo enciende una pantalla (notebooks, celulares, tablets) para charlar con amigos, leer los diarios o saber la temperatura, si bien es cierto que cada ciudad cuenta con inmensos “LED” diciéndonos a cada segundo la hora y las ofertas de las cadenas comerciales desde lo alto de los edificios (han remplazado a los relojes de iglesia), ¿de qué modo explicar, entonces, el actual “boom” de la fotografía clásica? ¿Cómo compaginar la aplastante actualidad de los “screens de cristal líquido” con la cantidad de fotogalerías que se abren cada día en las ciudades del mundo? ¿Cómo balancear la digitalización de la imagen con la creciente compra de fotografías de autor reveladas en papel? ¿A qué se debe esa vuelta a las fuentes primordiales? Y sobre todo (y ésta es la pregunta que más nos ocupa en esta nota), ¿cómo es que esa tendencia ha llegado a esta tranquila Villa María generando una Fotogalería en la UNVM de un éxito impensado, ya que en menos de un año ha realizado seis muestras y va por todo en 2014? 

Para intentar una explicación es que nos hemos reunido con parte del equipo de esta flamante iniciativa de la Licenciatura de Diseño y Producción Audiovisual de la UNVM. Y la coordinadora de la carrera, la licenciada María Elena Ferreyra, ensaya la primera respuesta.

 

Educación de la mirada
 

“¿Querés saber cuál es la vigencia de la fotografía? Es simple, sigue siendo el ABC de nuestras carreras. No se puede filmar ni guionar una historia si no se tiene incorporado el concepto de la fotografía. Pero no hablo de la técnica fotográfica en sí, sino de algo más importante aún: la educación de la mirada; ese tiempo que tenés antes y después del disparo para reflexionar sobre lo que hiciste. En este sentido, la fotogalería valora un aspecto crucial de la foto que es la exhibición, presentándola como obra de arte en sí sin que dependa de nada más”.

Bruno Milidoni, egresado de la carrera y miembro de la Fotogalería, ratifica la importancia del concepto de exhibición, y explica que “recibir una foto preparada e impresa por el artista es muy parecido a recibir un cuadro original para un salón de pintura, ya que es el fotógrafo quien firma la obra y certifica que es la copia exacta que quiso mostrar. Por ahí hizo 20 copias antes hasta llegar a esa, mediante un proceso que es tan artístico como técnico”. 

Entre las causas que explican el actual “boom” de la foto tradicional en el mundo es muy interesante el testimonio de Cecilia Vázquez. Fotógrafa profesional oriunda de Avellaneda, estudiante de la carrera y ayudante alumno en la cátedra de Fotografía I, Cecilia es miembro integrante de la Fotogalería y trabajó durante años con su cámara en Barcelona. 

“Pienso que hay muchos factores que hacen que la fotografía haya ganado terreno, desde la cantidad de gente que está pudiendo fotografiar con una cámara digital  o un telefonito, hasta los que buscan profesionalizarse y que son cada vez más. Y esa popularización de la foto, sin querer, está llevando a la gente a tener el ojo mucho más preparado y a que reflexionen sobre su significado. En Barcelona he visto cómo se han abierto muchísimas fotogalerías en poco tiempo y acá está empezando a pasar lo mismo. Creo que sólo nos falta un pasito más, que es el del consumo de la obra, porque acá no se vende mucha fotografía todavía. Hay que hacer un aprendizaje del consumo. Sin embargo, en Buenos Aires hay coleccionistas y gente que tiene consciencia del valor fotográfico”.

Ulises Rodríguez Pomba es alumno “casi” egresado de la carrera, profesor en la escuela de fotografía F5 y ayudante alumno en la cátedra de Fotografía II. Por si esto fuera poco, es cineclubista y cinéfilo desaforado. Tendría (en los papeles) motivos para ser más fanático de la pantalla. Pero Ulises valora una buena fotografía tanto como una buena película. Y en medio de la charla, aporta un dato crucial para explicar que la Fotografía esté prendiendo como arte en la ciudad.

 

Villa María, capital de la fotografía social
 

Hete aquí “la mirada de Ulises”, parafraseando el título de una película sólo apta para cinéfilos. 

“Un factor importantísimo que han revalorizado la foto en Villa María tiene que ver con el “boom” de la fotografía social que ha habido desde hace unos años. Hay profesionales locales de grandísimo renombre que se ocupan de registrar casamientos y cumpleaños. Locos como Walter Carrera, Luciano Menardo, Leandro Navall o Facundo Costa han  convertido a la ciudad en un nuevo polo de producción. Incluso son llamados de Rusia, Italia o Estados Unidos para fotografiar eventos. Y eso está creando un piso de apreciación fotográfica tremendo. Algo está pasando y es muy importante, porque si no, ¿por qué llamar a fotógrafos de Villa María habiendo tantos en esos otros países?”.

Y para explicar esta impensada calidad de los fotógrafos locales, Ulises comenta que “mucho tuvo que ver la Universidad con la carrera de Diseño, pero también las escuelas de fotografía de la ciudad. Y es gracias a esta educación de la mirada que ahora la gente aprecia una foto de otra manera. Si alguien se va a gastar 250 mil pesos en un casamiento, no se va a andar fijando en la plata para que le quede registrada la fiesta. Y quiere que ese registro, que ese recuerdo, ya no sea solamente testimonial, sino artístico, humano, sensible. Y los fotógrafos que te nombré son especialistas”.

 

Nacimiento de un nuevo espacio museístico
 

Sin embargo, ¿qué sería de las fotos sin un lugar donde exhibirlas? ¿Qué sería de la búsqueda intensiva del creador (de “esa” luz o de “ese” nivel de gris que supo conseguir) sin un sitio apropiado donde verlas en el formato clásico (papel revelado, enmarcado, iluminación adecuada, folletos y guías, criterio conceptual)? Pero ese lugar ya no es “ideal”. Está funcionando en Villa María, más precisamente el sector de Diseño del Campus. Y de este modo María Elena Ferreyra explica su génesis.

“La Fotogalería nace como un deseo de refuncionalizar un espacio, de convertir un pasillo de alumnos en un lugar donde se pudiera exhibir fotografía. Y lo primero que logramos fue la parte infraestructural, porque si eso no tenía el aspecto de una fotogalería no podía utilizarse: iluminación, distancia mínima entre pared y pared, espacio transitable y con las dimensiones adecuadas para albergar una exposición, y varios etcéteras. Hicimos la propuesta al Area de Planeamiento que no sólo aceptó el proyecto, sino que dispuso los recursos necesarios. Y así, el personal de la UNVM lo hizo posible. A partir de entonces, generamos un proyecto de extensión con los profes de las cátedras de Fotografía, Hugo Alvarez y Felipe Cóggola, más los ayudantes alumnos de esas mismas cátedras (Ulises y Cecilia) y alumnos avanzados (Walter Carrera). La condición es que las actividades sean interclaustros y que los alumnos participen”.

Haciendo una breve retrospectiva de este primer año de vida de la Fotogalería, se puede decir que la primera muestra se realizó en el mes de abril y bajo el título de “Villa Nueva de antaño”, se exhibió una docena de imágenes que iban desde 1925 hasta 1940, tomadas por el Estudio Puente y rescatadas por el profesor Miguel Tristán, fallecido en enero. La segunda estuvo a cargo de Walter Carrera: “Palermo’s Dogs” era una serie que testimoniaba paseadores de perros del barrio porteño y su convivencia con los canes. La tercera, “La ciudad y los niños”, se enmarcó en el Congreso Pedagógico de Infancias organizado por el Instituto de Ciencias Humanas, en el que participaron más de 60 fotógrafos de todo el país. Luego llegó “Expuesta”, autorretratos de la artista porteña Carolina Tarré, luego la muestra de Viviana Parody (Flacso) y finalmente los dos turnos de “Miradas”, en el cual participaron los alumnos de la carrera con tema libre.

 

Sólo hay dos fotogalerías en toda la provincia
 

Pero la coordinadora de Diseño no se conforma con que el espacio sea solamente de uso interno, sino que quiere abrir el abanico en todas las direcciones. Escuchémosla:

“Es evidente la necesidad de espacios como este. No hay muchas fotogalerías en el país. En la provincia sólo existen dos, la nuestra y la de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Córdoba. Nosotros invitamos a su curadora, Susana Pérez, a que diera una charla, que fue muy productiva y concurrida. Nos sorprendió gratamente la participación y la devolución de gente como ella y los participantes, que confiaron en nosotros. Esto te entusiasma y te obliga a seguir. Queremos que la Fotogalería se integre al espacio museístico de Villa María y que la propia Municipalidad la difunda como oferta cultural”.

En cuanto al hecho de estar generando una nueva propuesta en la ciudad, María Elena señala que “la gestión cultural es un rubro en el que estamos aprendiendo juntos todo el tiempo. Este fue un año de aprendizaje absoluto, de permanente ensayo y error. Pero creo que si las dos convocatorias nacionales que armamos tuvieron tanta repercusión, fue porque los fotógrafos del país sintieron el respaldo de una fotogalería universitaria”.

Y Ulises remarca que “como dice María Elena, hicimos todo a pulmón y a las dos muestras nacionales las organizamos desde acá, con mucho amor, con mucho trabajo y mucho Internet. Hubo gente de Buenos Aires, de Santa Fe y de Misiones que mandó trabajos buenísimos. Nosotros los mirábamos y no lo podíamos creer. Esas fotos les dieron un gran nivel a las muestras”.

Una pregunta queda flotando en el aire y la formulo: ¿cuál es relación cotidiana de los alumnos con la Fotogalería? Y Ulises la define con tres palabras: “¡Se la chocan!”. Tras lo cual se ríe y profundiza: “¡De verdad te digo, se la chocan en el buen sentido, y eso es importantísimo. Un día llegan y se encuentran con que hay una muestra de Caroilna Tarré, por ejemplo, ¿y cuándo iban a acceder a esa muestra en su pasillo cotidiano? Encima ves una copia terminada, enmarcada y certificada por la artista. No es como ver una foto en el Facebook”.

Como ya se termina el año y es tiempo de proyectarse hacia  2014, pregunto lo que viene en la Fotogalería. Y María Elena automáticamente esgrime la grilla: “Estamos organizando seis nuevas muestras para 2014, dos colectivas y dos individuales. Y la idea es traer a un fotógrafo de renombre nacional o mundial a que exponga también. Queremos seguir trabajando en conjunto con las escuelas de fotografía de la ciudad, como F5, ya que tenemos muchas ideas en común. Incluso Juan José Odino, su director, ya participó como jurado de varias muestras que organizamos y sus alumnos presentaron muchos trabajos. También trabajamos en la adquisición de obras con la intención de crear una fototeca en la carrera y vamos a implementar un nuevo sistema de colgado de las obras, más práctico y novedoso. La idea es trabajar con un año de anticipación para hacer mejor la difusión y las convocatorias”.

Las fotos de la última muestra siguen colgadas en el Campus, esperando recibir aún más visitas. Imágenes fijas y reveladas en papel con emulsiones de los viejos tiempos. Y siguen mirando al público desde su eternidad congelada en el instante, riendo o llorando, abriendo paisajes o señalando pequeños acontecimientos tan fugaces como el vuelo de un pájaro. Pero sobre todas las cosas, aquellas imágenes fijas siguen enseñando “fotografía”, ese arte imprescindible para acceder a la pantalla; a esa princesa repentina que se ha impuesto a los ojos del mundo, pero que no puede reinar sin el consentimiento de su hermana mayor.
 

Iván Wielikosielek