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Fabián Sigifredo junto a su abogado defensor. "Creemos que el doctor Ríos no conoce a su cliente ni pudo contenerlo durante todo el proceso, que fue engañado o bien actuó de una manera estrictamente profesional", dijo el papá de la nena abusada |
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- ¿Está conforme con el fallo de la Justicia? - Por supuesto. Sigifredo fue condenado en un juicio justo, después de un proceso que duró casi cinco años, donde tuvo y utilizó todos y cada uno de los recursos legales que nos otorgan las leyes a todos los ciudadanos. Por eso no coincidimos cuando sus amigos, en una carta de apoyo que enviaron a EL DIARIO, dijeron... "Porque estamos seguros de que el silencio guardado hasta la fecha, no ha sido por otra cosa que para no echar más leña al fuego, protegiendo la salud mental de tus progenitores y hasta la de quien es hoy supuesta víctima". Queremos hacerles saber que jamás hubo silencio de parte de Sigifredo en todo este proceso, sino que siempre desarrolló una defensa agresiva, violenta y extrema, tratando de retardar todo el proceso cuestión que cayera la causa por prescripción. Trató de desacreditar arbitrariamente todos los testimonios. Pretendió desgastar a una menor, haciéndola pasar por situaciones revictimizantes con el solo propósito de ir minando su confianza, haciendo valer todos los recursos legales de que dispuso, sin afectarle en absoluto las secuelas que causaba en la niña, por lo que no hubo tal "protección" a la "supuesta víctima", como sus amigos mencionaron en aquella nota, sino todo lo contrario. Sigifredo actuó de forma cruel, tomando siempre la iniciativa en todos los actos procesales, los que -de acuerdo a la ley- tuvimos que respetar, ya que siempre invocó el derecho a la legítima defensa y le fueron respetados. Si no no se podrían explicar los casi cinco años que tuvo este proceso. No se llega a estas instancias judiciales por un capricho irremediable del destino. Esto dista mucho de un acto de "hombría" a la que hacían referencia esa nota y sólo obedece a un deber ineludible que tenemos todos los ciudadanos frente a las leyes.
- ¿Qué piensa del desenlace del proceso? - Que la condena a Sigifredo no es más que la confirmación de una tragedia... que existió un abuso a una menor. Una irracionalidad inentendible. Ya no lo decimos nosotros, como padres, lo dicen las pruebas científicas ordenadas por la Justicia que le realizaron a nuestra hija y que ratifican esa crueldad. Hoy ya es un juez, después de un juicio que el condenado trató de evitar a toda costa en los dos últimos años (interponiendo cuanto recurso legal tuvo a su disposición), quien confirmó que el hecho que denunciamos existió y que Sigifredo es penalmente responsable... más allá de lo que se quiera hacer aparecer a través de las mentiras que intentó hacerle creer al juez durante todo el proceso, tanto él como su propio abogado en el alegato, diciendo que esto se trataba de rencillas familiares, temas de cuota alimentaria y otras mentiras más que nada tienen que ver con la realidad ni con lo que denunciamos. Realmente creemos que el Dr. Carlos Ríos no conoce a su cliente ni pudo contenerlo durante todo el proceso. Que fue engañado o bien actuó de una manera estrictamente profesional.
- A lo largo de todo el proceso, la Justicia rechazó una y otra vez los planteos de la defensa... - ¡Siempre! Que Sigifredo sea culpable del delito que denunciamos no sólo lo confirmó un fallo condenatorio, sino que ya lo corroboraba la misma elevación a juicio y los reveces que tuvo en el Juzgado de Control, en el Tribunal Superior de Justicia de la provincia y ahora en la Cámara del Crimen de Villa María. Es culpable y por eso fue condenado. ¿Pueden estar todos tan equivocados o nosotros tener tanto poder para manipular las decisiones de tantas personas, en todas esas instancias?
- ¿Qué piensa de la estrategia utilizada por la defensa? - El abogado de Sigifredo dijo que todo esto estuvo basado en venganza, resentimiento, odio y locura, lo cual constituye una irracionalidad que no es propia de un profesional de la talla del Dr. Ríos. Es bastante lógico pensar que si todo esto hubiera sido motivado por esas cuestiones, distinto hubiera sido el camino a tomar antes que presentar el caso ante la Justicia y exponer a nuestra hija a pericias, exámenes y el dolor que significó este proceso para toda nuestra familia. ¿O es que la estimación que se hace es que somos unos insensatos y necios que no nos importaba absolutamente nada con tal de mancillar el honor de una persona, poniendo como escudo a una menor que es nuestra hija? Esa perspectiva de las cosas está en la imaginación del Dr. Ríos y su defendido, o de aquellos que apoyaron y apoyan esa tesitura.
- Mucho se habló de ustedes sin que se conocieran las pruebas que había en el expediente... - Siempre se pretendió hacer creer a la sociedad que éramos unos mentirosos, pero hoy está claro que Sigifredo les tendrá que dar explicaciones a sus amigos y familiares, a quienes engañó de forma vil y traicionera. Esas personas siempre lo apoyaron en forma honesta y nada tenemos que decir de eso, pero les mintió, como intentó hacerle creer a la Justicia y hasta su propio abogado sobre su inocencia.
- También se dijo que la nena había mentido y que el planteo era por dinero... - Con el fallo de la Justicia quedó demostrado que nuestra hija jamás mintió y que el único dinero que hubo en toda esta causa lo ofreció el propio Sigifredo, a modo de compensación por el daño causado. Cualquier persona normal se preguntaría: si uno no ha provocado ningún daño y no ha cometido un delito, ¿por qué tiene que ofrecer dinero para reparar un daño que dice no haber causado? Muchas veces Sigifredo ha intentado confundir y tergiversar las cosas a su favor, pero para nosotros no es algo nuevo que mienta, porque siempre actuó (y creemos que seguirá haciéndolo así toda su vida y en todos los ámbitos), ya que coincide completamente con el perfil de personalidad descripto en la pericia psicológica que se le practicó. Sería bueno, para quienes tienen alguna duda, incluso aquellos que lo apoyaron y se expusieron en forma honesta y públicamente, que le exigieran a Sigifredo que les muestre el resultado de la pericia psicológica de su persona como aval de lo que está diciéndoles. Seguro que se llevarían una desagradable sorpresa.
- ¿Está satisfecho con la pena aplicada? - El juez decidió un monto y adherimos a lo que resolvió. No tenemos nada que decir sobre la valoración jurídica, porque no conocemos de leyes ni tampoco podemos hacer una apreciación objetiva del monto de la pena, pero sí creemos que no hay pena que sirva para saldar la crueldad de un acto de esta naturaleza. Aún si lo hubieran mandado preso el resto de su vida, el daño ya ocurrió. El daño ya fue hecho y, por lo tanto, a este tipo de daños no lo remedia ni uno ni mil años de cárcel, o cualquier otra pena que se le imponga.
- ¿Qué piensa hoy de Sigifredo, después de haber presenciado todas las audiencias del juicio y escuchado lo que declararon los testigos y los peritos? - Durante todo este proceso siempre mantuvimos que Sigifredo es un sujeto perverso, característica que permanentemente se rechazó de plano (creemos que hasta su propio abogado fue engañado en este aspecto), tratando de hacerlo aparecer como un padre ejemplar y que protege a su familia. Pero esa figura se desmoronó completamente cuando, frente a las preguntas del fiscal Martínez y de nuestro abogado, el Dr. Marcelo Martín Silvano, su propio psicólogo, el licenciado Sebastián Bertuccelli, convocado por él mismo para testificar a su favor, confirmó lo que veníamos sosteniendo desde el inicio de la causa. Podemos decir que sus conductas y hábitos en prácticas sexuales no son de los más ortodoxos y que concuerdan con un perfil de perversión, tal como lo relató su propio terapeuta, asegurando que "utiliza un mecanismo arcaico de defensa frente a situaciones estresantes, dentro de una personalidad histeronarcisista". Cuando le pidieron que tradujera esta definición a un lenguaje más simple y entendible, el licenciado Bertuccelli dijo que se trata de "un onanista compulsivo, que utiliza este mecanismo como medio de escisión psicopática"... o sea, lo que nosotros decíamos. Una persona perversa que realiza sus actos en forma repetitiva y consciente de lo que hace, ya que los planifica y selecciona sus víctimas. Como prueba de ello, admitió, en su declaración inicial, haber tenido un intento de abuso en contra de la abuela de sus propios hijos, aunque luego su terapeuta confirmó que en realidad fueron cuatro las oportunidades en que tuvo esa conducta con esa misma persona en distintos momentos de su vida. Y lo más insolente fue escuchar a su abogado -en el alegato final- admitir que Sigifredo había mentido acerca del número de veces que había mantenido esa conducta con la abuela de sus hijos y que había mentido en su primera declaración por vergüenza.
- ¿Cómo está su hija después de todo lo que sucedió? - Está bien. Las secuelas de toda esta calamidad cometida en contra de su persona suponemos que no ha sido valorada en su justa medida y que debería ser motivo de reflexión a la hora de dictar los fallos en este tipo de casos. Desde el mismo momento que reveló lo ocurrido, nuestra hija fue contenida profesional y emocionalmente. Por eso, cuando el Dr. Ríos, en las declaraciones periodísticas que formuló cuando comenzó el juicio, dijo que habíamos "escrachado de manera ignominiosa (léase infame, baja o innoble) e inexplicable" a nuestra hija, creemos que ha sido traicionada su honestidad o bien actuó respondiendo a la misma estrategia agresiva que se mantuvo durante todo el proceso, sin importar las consecuencias al verter este tipo de comentarios ya que no se condicen con la realidad. Le recordamos al Dr. Ríos que si no hubiéramos dado a conocer a la prensa el estado de situación de nuestra causa, ésta hubiera prescripto y así hubiera quedado impune un delito de abuso. ¿Eso es lo que en los libros que ha escrito el Dr. Ríos quiere transmitirles a sus lectores?
- ¿Está conforme con la labor del fiscal Martínez? - La actuación del Dr. Martínez fue brillante. No sólo como profesional, sino también como ser humano. Su pulcritud a la hora de realizar su trabajo no la supimos entender algunas veces, pero quedó claro y plasmado en sus intervenciones que era necesario actuar como lo hizo él. Creo que la sociedad de Villa María puede estar tranquila con un funcionario judicial como el Dr. Martínez. Ha sido toda una tranquilidad contar con una persona como él, sin importar los resultados, porque durante el proceso no sabíamos qué resultado íbamos a tener.
- ¿Y de su abogado? - Absolutamente. No hay duda que estamos hablando, por sobre todo, de una persona excelente en el aspecto humano. Una faceta que pocos conocen de Marcelo, porque ¿quién puede dudar que es el mejor abogado de Villa María, si hablamos de lo profesional? Demostró en todo momento que estaba representando a una niña que no podía defenderse a sí misma, relevándonos de algunas cuestiones que no hubiéramos podido resolver sin su pericia y profesionalidad.
- También debo preguntarle por el juez René Gandarillas... - Del Dr. Gandarillas qué podemos decir… demostró ser una persona muy inteligente, supo conducir el debate y actuó de acuerdo a lo que marca la ley. Creemos que es lo que debió hacer y lo hizo. Eso ya constituye toda una garantía.
- ¿Se sintieron solos a lo largo de este proceso? - Estuvimos solos en los dos momentos más importantes: cuando hicimos la denuncia y cuando escuchamos la resolución del juez. Siempre estuvimos los dos, mi esposa y yo, además de nuestro abogado. Cuando todo terminó, nos fuimos caminando con la frente alta, sabiendo que defendimos el honor y la inocencia de nuestra hija con lo único que teníamos: la verdad. Y por fin, este sujeto mentiroso, que actuó de forma cobarde y artera, utilizando la oportunidad y la confianza, siendo su tío y padrino, cometiendo un delito atroz por dos minutos de placer inexplicable, pagó por la atrocidad cometida. Ni los animales tienen este comportamiento.
- ¿Qué le diría ahora a Sigifredo, conocida la condena? - Que si no quiere seguir burlando la honestidad de las personas que todavía confían en él, debería mostrarles todo el expediente. Sería una forma de sincerarse y no seguir traicionándolas, como lo hizo hasta ahora. Creemos que está claro que deberá explicarles a sus hijos, su esposa, su madre y sus amigos por qué fue condenado.
- Por último, ¿cuál es su mensaje final a la comunidad de Villa María? - El mensaje final para toda la sociedad es: ¡cuidado, hay un abusador suelto! Está entre todos nosotros. Su nombre es Fabián Luis Sigifredo. Todos estamos hoy al corriente de quién se trata y qué ha hecho.
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