La licenciada en Nutrición Rosa Le Roux resaltó ayer, en diálogo con EL DIARIO, que “la pérdida de la temperatura óptima de refrigeración o congelación de manera total o parcial perjudica la seguridad y la calidad del alimento”. La profesional fue consultada a raíz de los diversos casos de gastroenteritis detectados en los últimos días en la ciudad, lo que se vincula, en parte, a los cortes de energía eléctrica.
“La cadena de frío es el sistema formado por cada uno de los pasos que constituyen el proceso de refrigeración o congelación necesario para que los alimentos perecederos o congelados lleguen de forma segura al consumidor. Se denomina cadena porque está compuesta por diferentes etapas o eslabones. Si alguno de los puntos de la cadena de frío no se cumpliera, perjudicaría la calidad y seguridad del alimento facilitando el desarrollo microbiano y sus reacciones degradantes”, precisó.
Por lo contrario, detalló que una cadena de frío que se mantiene intacta “durante la producción, transporte, almacenamiento y venta garantiza al consumidor que el producto que recibe se ha mantenido en un rango de temperatura de seguridad en el que los microorganismos, especialmente los más perjudiciales para la salud, si es que existieran, han detenido su actividad”. Añadió que una temperatura de conservación adecuada preservará las características del alimento tanto organolépticas como nutricionales.
Le Roux también hizo otras aclaraciones. “Si un alimento congelado se descongela aunque sea parcialmente, o uno refrigerado deja de estarlo e incrementa su temperatura aunque sea durante unos minutos, su entorno se vuelve más favorable y, por lo tanto, la actividad microbiana se reanuda. Si volvemos a reducir la temperatura, la actividad volverá a inhibirse, pero la población de microorganismos será mucho mayor que antes del aumento de temperatura. Una nueva descongelación las volverá a activar. Cuanto mayor sea el número de microorganismos, mayor es la probabilidad de que el alimento se deteriore o de que éstos constituyan una población suficiente para provocar una toxiinfección alimentaria”, especificó.
La profesional de la salud recalcó que la temperatura es un factor crítico en los sistemas de producción y distribución de alimentos y por eso debe haber “un riguroso control”. En la cadena del frío intervienen tres etapas fundamentales: almacenamiento en cámaras o almacenes frigoríficos en el centro de producción, transporte en vehículos especiales y plataforma de distribución y centros de venta.
“La cadena presenta eslabones muy débiles, como el tiempo de carga y descarga durante el transporte, que tiene lugar entre las diferentes fases y se da habitualmente sin control o escasamente controlado”, advirtió.
Le Roux declaró que cuando la temperatura disminuye “se reduce de forma considerable la velocidad de crecimiento de la mayoría de los microorganismos hasta detenerla, así como de las reacciones enzimáticas, por lo que el alimento prolonga considerablemente su conservación y disminuye su riesgo microbiológico”.