Cuando revisamos el pasado, lo hacemos a partir de los desafíos que nos impone el presente. Y el mayor desafío que se le presenta a buena parte de la oposición política al Gobierno municipal es su propia carencia para presentar propuestas alternativas a los diferentes proyectos, acciones y medidas impulsadas por el oficialismo en la ciudad. Esta falta de iniciativas consistentes pone de manifiesto no sólo su miopía para analizar el desarrollo de la Villa María del presente, sino también su propio pasado, con sus pro y sus contras. Solo así puede entenderse la comparación ensayada por el contador Barotto entre el actual Gobierno municipal y la última gestión del Dr. Veglia.
En su esfuerzo por desmentir lo evidente, avala acríticamente todo lo actuado por un gobierno que efectivamente dejó una deuda de más de 25 millones de pesos (con una paridad dólar peso 1 a 1), que recibió una veintena de denuncias ante la Justicia por faltantes de dinero en las cajas municipales interpuestas por la totalidad del Tribunal de Cuentas (con mayoría radical) y que autorizaba descuentos por deudas municipales a antojo de los funcionarios sin documentación legal que permitiera tales procedimientos. Y lo hace en nombre de la transparencia que dice representar.
Pero sus tropelías discursivas no terminan allí. La cuota de soberbia y la carencia de valores democráticos que nos caracterizarían, según Barotto, está presente en nuestra concepción hegemónica del poder que impide una sana alternancia en el Gobierno. Hegemonía, por cierto, que es producto de haber triunfado en las últimas cuatro elecciones municipales por la decisión democrática y mayoritaria de los villamarienses. Algo logrado por el radicalismo durante el período 1983-1999, sin que hayamos escuchado o leído autocríticas al hegemonismo radical de aquella etapa.
En su afán por demostrar que el crecimiento con inclusión -alcanzado en estos últimos años- con el esfuerzo del conjunto de los villamarienses y otros tantos argentinos que no conocemos, nada tiene que ver con una acertada gestión de gobierno, recuerda el contador Barotto los escasos aportes nacionales o provinciales recibidos por los gobiernos radicales en la ciudad para sostener los servicios municipales. ¿Somos culpables de estos los peronistas? ¿Y acaso sus gestiones no transcurrieron en gran medida durante gobernaciones radicales y una presidencia de igual signo político?
Nosotros no renegamos ni negamos la magnitud del aporte realizado por el Gobierno nacional en la ciudad. Somos parte de un proyecto político nacional y popular que entiende que el desarrollo nacional sólo es tal si comprende y respeta nuestra conformación federal. Pero también sabemos que a los recursos del ámbito nacional y provincial hay que gestionarlos día a día, ministerio por ministerio. Y eso hacemos todo el tiempo. Esta fue la fórmula que nos permitió ampliar y mejorar los servicios que reciben los villamarienses, todos los villamarienses. Este fue el trabajo que nos permitió dotar a la ciudad de la infraestructura necesaria para continuar con su desarrollo sostenido y equitativo.
Les será difícil convertirse en alternativa del “oprobioso hegemonismo” peronista si continúan leyendo tan sesgadamente el presente y buscando escusas tan pueriles para el pasado.
Gerardo Russo y Verónica Vivó, autoridades del PJ local