Y pisó fuerte en diciembre recorriendo los pasillos del último laberinto, sin el hilo de Ariadna, entre protestas, inundaciones y oscuridad.

Para que no lo olviden. 

No fue, precisamente un oasis, para el gobernador José Manuel de la Sota. Las pocas sendas iluminadas que encontró, entre tormentas de arena en pleno desierto, sufrieron los cortes de energía.

En Nochebuena pocos brindaron por EPEC y sus estaciones transformadoras. Mientras las altas temperaturas, de un diciembre “más caliente” que nunca, se movían entre apagones, se mantenían encendidos los ecos de los reclamos de los trabajadores judiciales y de la salud, entre otros.

Desde que tomó el vuelo 219 de Copa Airlines rumbo a Panamá, el pasado 3 de diciembre y luego el de regreso, pocos momentos para la meditación tuvo el mandatario.

Acuartelamiento policial, saqueos, pedidos de aumentos de salarios, paro de transporte, vecinos enojados con los cortes y por si fuera poco caudal de problemas, para el último mes del año, el agua apareció con toda su fuerza, no justamente para bendecir los campos.

La Naturaleza, con sus bondades y su venganza por las irreflexivas acciones del hombre, refleja las graves fallas en cuestiones claves de infraestructura que los sucesivos gobiernos no supieron solucionar hasta ahora.

Y el año 2013 se va con la tranquilidad del deber cumplido. No sólo fue un año de elecciones. Fue también un año de lecciones para la clase política. La realidad tarde o temprano supera a la ficción.

La crisis energética es una realidad a “todas luces”, por mencionar algunos de los problemas actuales, y en las sombras que proyectan se van haciendo cada vez más visibles los pedidos de una sociedad, que en forma mayoritaria, espera que sus representantes dejen de encontrar culpables externos y se hagan cargo de sus asignaturas pendientes.

El año 2013 se va con alertas de temperatura hasta 45º, diferencias que persisten entre la Provincia y la Nación y anuncios de aumentos de todo tipo.

Para que no lo olviden ni en el centro del país, ni en otras latitudes.

El año 2013 se va con su equipaje cargado de voltaje y nos deja con escasos megavatios para recibir a su heredero.

 

Lo dejó de cama

El casi desterrado año también “dejó de cama” al intendente Eduardo Accastello.

El jefe comunal que no detuvo su ritmo, dedicado a la gestión y la campaña electoral, recibió el preaviso de un divertículo despechado, sin duda, por la sobrecarga de estrés.

Después del lanzamiento en Córdoba de su candidatura a gobernador en este diciembre, de difundir el Festival de Peñas por diversos lugares y del brindis navideño, el cuerpo le pasó factura y tuvo que someterse a la prescripción de los médicos que lo dejaron internado tres días.

Ayer le dieron el alta. “Todo evolucionó bien, Eduardo estará mañana (por hoy) cumpliendo con las actividades previstas y los primeros días de enero se tomará vacaciones. Necesita descansar”, indicó uno de sus colaboradores en horas de la tarde de la víspera.

Esta noche, Accastello estará en el festival de fuegos artificiales para despedir al “inolvidable” 2013.

A pesar de la movida de las organizaciones protectoras de las mascotas contra la pirotecnia, el Gobierno local festejará como lo viene haciendo desde hace años.

Muchas luces en el cielo y pocas en la tierra si persisten los cortes. Las paradojas de un año “con el número 13” que se resiste a partir sin pena ni gloria.

 

Un niño con muchos pedidos

Entre presagios de temperaturas más moderadas se prepara el nacimiento de 2014.

El pobre niño ya tiene desbordado sus zapatos de pedidos. No es un rey mago, pero el rosario de solicitudes es largo y “luminoso”. 

La mayoría, de los dirigentes, espera que el chiquillo solucione todos los conflictos y les permita crecer en las encuestas.

Es posible que el año aún no nacido llore desconsoladamente al descubrir la herencia que le deja el travieso 2013.

Esperemos que abra sus ojos con elevada “energía” y un mensaje de paz. Entre tanto cortocircuito no vendría mal un cable a tierra.

¡Feliz Año Nuevo!