Si bien se hizo tiempo para celebrar con todos la gran victoria del domingo, el enganche y figura de Atlético Ticino, Ayrton Páez, advirtió que “faltan 90 minutos que serán más bravos” y, por lo tanto, resaltó que “hay que trabajar en la semana con muchas ganas”.

Con el triunfo de su equipo, Páez, una de las joyas más resonantes que tiene el fútbol doméstico, quedó cada vez más cerca de alcanzar lo que siempre soñó: un título en el club de su pueblo.

Si lo concreta, se habrá sacado una espina que tiene clavada desde dos semifinales en las que Atlético quedó eliminado, más una final que perdió ante Argentino, ocasión en la que faltó al primer duelo por encontrarse de viaje de estudios.

Lo importante es que el talentoso hijo del “Bocha” sabe que el fútbol es un juego colectivo y, por lo tanto, destaca al “compañerismo que hay en este grupo”.

“Acá nadie regala nada y adentro de la cancha se demuestra con fútbol y huevo”, resaltó.

Sobre el partido ante el “Verde”, dijo: “Era bueno mantener el ritmo que teníamos porque fue una tarde calurosa y teníamos que quemar las naves para que ellos no agarraran la pelota. Y cuando la tuvimos, intentamos jugar”. 

“Fue un partido difícil, como toda final, pero queríamos demostrar que estábamos para ganar acá y lo hicimos”, agregó.

Páez no fue lo más destacado del encuentro, pero visto desde su influencia, su actuación fue reprochable, ya que apareció en todas las situaciones más claras de gol de su equipo y, de hecho, metió la cabeza para asistir a Manzanares en la única conquista de la tarde.

"Tuvimos esa ocasión que pegó en el palo, pero sabíamos que una iba a entrar, sólo teníamos que insistir", opinó el dueño de la camiseta 10 del club que mejor terminó el año en el fútbol local.