Toda despedida, generalmente, lleva implícito el ritual de los recuerdos en los intricados caminos de la memoria.
El adiós a un año que se va tiene el sentimiento de la “saudade”, esa especie de añoranza, de melancolía de saber que hay cosas que no volverán.
Hoy, recordamos con una foto (enviada por el Pato Delfino) la sirena que “el Mula” personalmente hacía sonar desde los Bomberos para despedir un año y dar la bienvenida a otro.
Las fiestas son momentos especiales en que se mezclan las alegrías y las tristezas. Las buenas y las malas, el “¿te acordás, hermano?”.
Sentimos nostalgia por las ausencias y agradecimiento por las presencias. Los pañuelos ya se agitan para decir chau a 2013. Su viaje por los circuitos del calendario llega a su fin.
Ya no está “el Mula”, pero la sirena de los Bomberos no se detuvo, volverá a sonar esta medianoche y durante un minuto conectará el "adiós" con el "hola". El beso de despedida con el beso de bienvenida.
En ese momento se levantarán las copas y habrá lágrimas, abrazos y sonrisas. En ese momento habrá soledades y tal vez despertarán sueños dormidos.
Despedida y bienvenida al mismo tiempo. Extraña pareja que se cruza bajo la luna el último día de diciembre.
Nosotros estaremos como siempre pidiendo al nuevo año que nos dé lecciones de amor. Que nos recuerde la importancia de ser más solidarios y menos individualistas.
Que nos ayude a entender al prójimo y a valorar la paz. Y virtualmente levantaremos la copa con ustedes. Con esperanza.
¡Feliz Año Nuevo!