El excelso filme de Woody Allen “Crímenes y pecados” planteaba un dilema ético, donde recurría al humor sarcástico para retratar el costado cínico de la vida. Y esto viene a cuenta para hacer una síntesis de un año que culmina acaloradamente.
Lo ocurrido en Córdoba Capital con el “paro” de la Policía provincial, de los antes “servidores públicos” y ahora “empleados públicos”, dejó al descubierto las grietas del tejido social.
Desde la “igualdad, solidaridad y fraternidad” del nacimiento de la República en siglos pasados surge el contrato social, donde Jean-Jacques Rousseau planteaba que “el hombre es bueno por naturaleza”. El Siglo XXI ha demostrado lo contrario, este último diciembre tuvimos la sensación del desmadre, de la disolución, del fin del estado y la consolidación de la anarquía.
La lucha de ciudadanos transformados en ogros, tratando de deglutirse al otro, la ley de la selva y todos contra todos.
“Los inmorales nos han igualao”
Si analizamos la Historia, siempre se trató de instalar una verdad. Así, hubo un tiempo en que la Iglesia instaló la suya, luego los militares tuvieron su espacio, para dejarle paso a los políticos. En el 2001 el periodismo ocupó el sillón de fiscal de la Nación, para caérsele la careta luego con la promulgación de la Ley de Medios: en realidad, los periodistas más famosos actúan como empleados sumisos de los grandes medios.
Pero este lodo que empezó a poner a ciegas a las distintas instituciones republicanas le llegó al ciudadano, a la justificación: "Si todos roban, entonces por qué no hacerlo". ¿Cómo restañar las heridas? Hay más presupuesto educativo, pero menos educación, hay más empleo y más trabajo, pero la corrupción campea en todos los estamentos societarios y ojo, estamos hablando del hombre común.
La familia disuelta, violencia escolar (bullying), golpes a los maestros donde los colegios se han transformado en guarderías, violencia de género (26 muertes este año en Córdoba), balazos interbarriales, amistades cortadas por estupideces, familias disueltas por un mango, compañeros de trabajo buchones, curas pederastas, zancadillas con el valor agregado de la envidia, consumo, zapatillas, motos, Blackberry, Galaxys, Facebook adolescente, Twitter bajo seudónimo, burla al más débil, desprecio al morochito, me hago una casa mejor que el vecino y la fama en vez del prestigio.
“Un despliegue de maldá insolente”
Los 90 hicieron escuela, el neoconservadurismo liberal instaló la cultura del hombre contra el hombre, pareciera que es mejor ser un pícaro que tener valores, códigos de convivencia, de tolerancia, de amistad y por qué no de macho, pero en serio, un macho no le pega a una mujer, es de cobarde.
Y así llegamos a tocar fondo, aunque algunos dicen que hay más todavía, hemos perdido la conducta, lo mismo un burro que un gran profesor. Ah, el último, que apague la luz.
Víctor Alvez