Escribe: Gustavo Ferradans(De nuestra Redacción)
¿Se terminará en algún momento esta avidez comercial-publicitaria-marketinera, incentivada desde algún sector de los medios de prensa de que se quiebren cada vez más récords, se superen marcas o se las inventen?
El deporte sigue retroalimentando ese desenfrenado avance y muchas veces ocultando y avalando cosas que van del gris al oscuro, un trasfondo que los mismos protagonistas avalan, es decir, algunos dirigentes aceptan, numerosos deportistas callan y ciertos árbitros complacen. Todo en función del éxito y el show que el momento demanda.
Más allá que éste no sea un caso de ocultos negociados, o con trasfondo extradeportivo sospechado, comparar el récord de Omar Narváez con el de Carlos Monzón, suena a algo más que apresurado y tendencioso.
Omar Narváez es un muy buen boxeador, un destacado campeón mosca (categoría chica que no atrapa como las restantes), que con 14 defensas no terminó de colmar todas las expectativas que generó en sus comienzos. Con contados y promocionados extravíos extradeportivos y en una época donde abundan las entidades internacionales de boxeo, el chubutense fue alimentando su récord legítimamente, aunque esquivando algunos rivales, supuestamente, más exigentes o riesgosos. El pequeño gladiador es titular de una entidad como la OMB, con aceitados contactos con promotores de nuestro país, pero sin alcanzar todavía el prestigio y el liderazgo de la AMB o el CMB.
Ponerlo a la misma altura de Carlos Monzón, con la ligereza de comparar sus récords, es justamente alimentar esa avidez marketinera que mencionaba al principio.
Hoy hay cerca de 20 entidades que rigen el boxeo mundial: AMB, CMB, OMB, FIB, AIT, UMB, FMB, OIT y varias más de dudosa legitimidad.
Cuando el rey de los medianos era Carlos Monzón entre el ´70 y el ´77, la AMB era la única entidad en el planeta. Y al tiempo se creó el CMB. Para despejar dudas, el santafesino venció al otro campeón, el colombiano Rodrigo Valdez, en recordado duelo donde estuvieron en juego ambos cetros.
Ya en una etapa donde llenaba más tapas de revistas del espectáculo que deportivas (por su promocionado romance con la “Su” y extravíos extradeportivos), Monzón se retiró campeón dejando un sello imborrable en el pugilismo mundial. No había esquivado rivales y era el único campeón mundial del planeta de los medianos.
Monzón antes y Narváez ahora establecieron récords importantes, pero mejor no los comparemos, porque si nos ponemos a analizar más profundamente, sería justo decir que el boxeo actual ya no es como el de entonces.
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