Escribe: Daniel Sánchez

El 7 de febrero tendría que haber sido un día de festejo para la Economía Social, cumplió su tercer aniversario la Cooperativa de Reciclado, quizás una de las más comprometidas con el movimiento, ya que sus principales objetivos son el cuidado del medio ambiente a través de la educación cooperativa y la inclusión como asociados de la franja más excluida económica y socialmente como cartoneros y desocupados sin preparación alguna, inclusive hasta analfabetos.
Pero no hubo nada que festejar, salvo la supervivencia durante tres años de una decena de compañeros y compañeras (la mayoría son mujeres) que no sólo vienen padeciendo la falta de ingresos que sustenten sus necesidades básicas como alimentación, vivienda, salud y educación, sino que desde su creación sufren el peor de los castigos que sus ideólogos intelectuales y gran parte de la dirigencia política villamariense podrían inflingirles, LA INDIFERENCIA.

Librados a la buena de Dios

Creada bajo la tutela de administraciones accastellistas luego que se dejara sin efecto el convenio con la foránea firma Corbam, fue anunciada con bombos y platillos como un triunfo del cooperativismo, aunque después saliera a la luz el verdadero motivo, que fue quitarse de encima el problema que podían acarrearle al municipio 45 trabajadores que quedaban en la calle. Mal capacitados tanto en la faz técnica como administrativa y lo que es peor, aún en lo estrictamente cooperativo, librados a la buena de Dios y a los caprichos y poca buena voluntad de funcionarios que debían velar por su crecimiento y bienestar, fueron desintegrándose hasta llegar al punto de la casi desaparición de la cooperativa.

Muchas cosas quedaron
en el camino

En el camino quedó la concesión otorgada a la firma EMRE para el enterramiento de la basura, sin siquiera haber tenido en cuenta a la 7 de Febrero, cooperativa que estos mismos funcionarios crearon, lo que me hace pensar que dentro del pliego además de la millonaria suma que se le paga a dicha empresa también incluía mano de obra casi gratuita prestada por los compañeros cooperativistas.
En el camino quedó la concesión del tratamiento de patógenos sin siquiera haber tenido en cuenta a la 7 de Febrero. En el camino quedó un subsidio de 100 mil pesos otorgado por el INAES y administrado por el municipio ¿y gastado en qué? Los compañeros no tienen ni alambre para enfardar lo que separan para comercializar.
Ya está el proyecto para la instalación de un vertedero regional en Villa María ¿Tendrán esta vez en cuenta a la cooperativa o ya tienen la empresa privada que se llevará los millones de la concesión? Millones que los compañeros cooperativistas tienen muy claro en que destinar: sacar de la calle a los cartoneros cooperativizándolos.

Sueños cada vez
más truncados

Con un ingreso digno, obra social y jubilación, crear cooperativas escolares educando en la separación de la basura desde el hogar, fomentar y difundir la Economía Social, respetar y cumplir en todos los órdenes de la vida los principios cooperativos.
Principios estos que nos permitieron a un gran número de trabajadores que recuperamos empresas quebradas no sólo mantener nuestras fuentes de trabajo, sino que también recuperamos nuestra dignidad, nuestro orgullo, nuestros sueños, los mismos sueños que tienen nuestros compañeros de la 7 de Febrero qué cada vez se ven más truncados por un puñado de funcionarios contradictorios.